La final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool paró a medio mundo. Se jugó en el Stade de France, ubicado en el barrio parisino de Saint Denis.
Pero lejos de las cámaras, la fiesta del fútbol europeo terminó con escenas de terror, según algunos medios locales y las redes de los hinchas que fueron testigos y protagonistas.
En ciertos barrios franceses como en Saint Denis, los nuevos inmigrantes no tendrían ni el deseo ni la capacidad de ajustarse a los patrones de vida vigentes. Muchxs de ellos son nacidos y criados en Francia y tienen nacionalidad francesa.
“En el estadio no había seguridad. Podía colarse cualquiera.”“Los que se saltaron las vallas fueron gente del barrio, de varias razas, a los que ya se veía mirar a todo el mundo, tocar, buscando relojes, móviles."
"Aparcamos. Un chico que se plantó frente a nosotros y con el traductor de google dijo: ¿Sabéis dónde estáis aparcando? Nos pidió 50 euros. Le dimos 40, así que echó una foto y la pasó a su banda, supongo."Esto dicen los testimonios de esa tarde.
¿Quiénes son los “parisinos africanos”? ¿Qué sentidos se entraman en la distinción entre magrebíes que aman u odian a Europa? ¿Por qué los disturbios a la salida de un estadio se interpretan como el producto de una migración que no apoya los “valores europeos”?
“Lo que vivimos anoche en París fue un horror para nuestra familia y los aficionados. Cientos de parisinos africanos atacando a los fans, riéndose de nosotros y de vernos en pánico. Era racismo, contra los europeos."
En las interpretaciones de lo sucedido en Saint Denis resuenan las hiper exigencias culturales y morales a las que se somete a todo aquel que se atreve a migrar.
El primer delito que comete todo inmigrante es inmigrar. Su presencia resuena anómala, fuera de la norma legal y social.Necesita ser legitimada por motivos ajenos a sí misma, que suelen ser los del trabajo.En tanto no nacional, su presencia es provisoria, en relación al trabajo y excluida de lo político.
En Europa, desde los ´60, el aumento de la población no europea y sus malas condiciones de vida, resultado de su continua marginación, se transformó en una amenaza al orden social.
El debate político se pregunta cómo integrarla y se centra en el peligro que su presencia supondría para el funcionamiento de la democracia, contra la uniformidad cultural como condición de la unidad nacional.
Los inmigrantes de países catalogados como musulmanes son vistos como difícilmente asimilables por considerar sus creencias y valores como intrínsecamente contrarios a los fundamentos de la república y la democracia.
El lugar prominente otorgado a la religión y la cultura de origen contradice la mítica imagen de la República ciega a las identidades y adscripciones grupales o comunitarias, con ojos sólo para los individuos.
En esta reconstrucción del problema de la ciudadanía como problema originado por la inmigración, la distinción entre los buenos y malos inmigrantes parece organizarse en torno a las fracturas Norte/Sur, Occidente/Islam, Europa/resto del mundo.
El término immigré es frecuentemente utilizado sólo para nombrar a los no europeos, especialmente descendientes de magrebíes y caribeños, muchos de ellos nacidos y criados en Francia, con nacionalidad francesa.
Porque la presencia inmigrante es una presencia que idealmente no ha de ser.