“Los chicos y las chicas ya no leen porque están todo el día con el celular”. El mundo adulto repite estos diagnósticos apocalípticos como mantras. ¿Qué tan ciertos son?
Antes que nada:¡leen más que les adultes!
Según la última encuesta nacional de consumos culturales, quienes más leen tienen entre 12 y 17 años.
En plena crisis de la industria editorial, los únicos números estables o en crecimiento son los del sector infantil y juvenil.
“Si leen mucho es porque lo que leen es liviano y fácil”, es el argumento del desconcierto adultocéntrico.
Así como hay adultes que no leen, siempre hubo chiques a los que no les atraen los libros. Hasta acá nada nuevo.
Lo novedoso es la aparente dualidad entre libros y pantallas: “no leen porque están todo el día con el celular”.
Con el avance tecnológico aparecen nuevos soportes, como e-books y tablets.Y plataformas como Goodreads o Whatpadd.
Y nuevos actores, como les BBB: bloggers, booktubers y bookstagrammers.
La recomendación de une booktuber tiene más impacto que la de cualquier suplemento cultural.
Les jóvenes reseñan los libros que les gustan y eligen sus próximas lecturas a partir de otras recomendaciones.
LECTURA POR CONTAGIO
En el “Encuentro de Booktubers” en Buenos Aires participaron miles de chiques. Muches con remeras, bufandas o gorros de Harry Potter, Los juegos del hambre y otros fandoms literarios.
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Porque la lectura no termina en un libro: alrededor se consolidan lazos de amistad muy profundos y comunidades en las que niñes y jóvenes tienen un rol protagónico.