La Alcatraz del Altiplano

70 presos en busca  de la libertad

El 21 de agosto de 1971 el general Hugo Bánzer derrocó al gobierno de izquierda de Juan José Torres. Este golpe fue la primera de una serie de sangrientas dictaduras que los Estados Unidos promovieron en la región durante la década del ‘70.

En pocos meses las cárceles bolivianas se llenaron de opositores, personas que la dictadura había calificado como "activistas del extremismo".  Una de ellas era la de Coati, en el lago Titicaca.

Coati era el lugar perfecto para alojar presos políticos.  El aislamiento era total, sin posibilidad de contacto con sus organizaciones o sus familias. Los militares estaban confiados de que era imposible una fuga.

Los presos estaban seguros de que mientras los militares estuvieran en el poder ellos jamás dejarían la prisión.  Si querían ser libres debían hacerlo por sus propios medios. 

No había otra alternativa que salir navegando. En la isla había algunas embarcaciones: la lancha a motor del gobernador y otros botes a remo de los campesinos que vivían en la isla. Para escapar había que encontrar la manera de robarlas. 

La isla de Coati era la única  de la región que tenía un cementerio. Cada 2 de noviembre, los pobladores  de otras islas se acercaban  en lanchas a rendir homenaje  a sus muertos. Cuando los presos vieron llegar las embarcaciones, todos pensaron lo mismo:  es ahora o nunca.

Alfonso Camacho, uno de los detenidos, habló con el jefe del penal y le propuso una idea: hacer un partido de fútbol entre guardias y presos.

Jugarían después del almuerzo, mientras el gobernador durmiera la siesta en su oficina. A esa hora, también estarían descansando los policías que habían estado de guardia la noche anterior.

Los presos iban ganando 2 a 1 cuando uno de ellos recibió la pelota y se acomodó para el disparo decisivo. El que dio inicio al plan y puso fin a la estadía de los presos en la isla.

La pelota pasó lejos del arco, tal como estaba planeado. Atravesó un muro y cayó justo en el lugar indicado.

A partir de ese momento cada uno sabía lo que tenía que hacer. Un grupo de presos avanzó hacia la oficina del gobernador con la excusa de recuperar el balón. 

Unos encerraron a los guardias en las celdas, mientras otros amenazaban  a los pobladores de las islas cercanas.  Tenían que evitar que se escaparan con las lanchas.

La idea original era cruzar el Titicaca hasta Puno, del lado Peruano. Eran más de 100 kilómetros a remo. Cada grupo avanzó por un camino diferente. Algunos acompañados por campesinos que, a punta de pistola, los guiaban por el territorio.

Para ese entonces, los militares ya estaban advertidos de la fuga. Dos aviones de la Fuerza Aérea recorrían la zona.

Demoraron tres días en reunir al grupo completo.  De los 72 que salieron de la isla de Coati, cuatro fueron recapturados y uno se entregó en Copacabana.

Los 67 fugados vivieron un tiempo en Cuba, protegidos por el Partido Comunista.