CINE

Spoiler alert

El poder del Perro

SEDUCCIONES VENENOSAS

El poder del perro (Netflix) parece remitir a las películas de Alfred Hitchcock, donde los personajes asesinos son homosexuales, lesbianas o perversos, como Norman Bates en Psicosis o la Sra Danvers en Rebeca.

La directora Jane Campion traza una serie de insinuaciones sobre la homosexualidad y la criminalidad que mutan a lo largo del filme. Primero pasa por la apariencia de Peter y luego se confirma con las inclinaciones de Phil. 

Peter (Kodi Smit-McPhee) se presenta desde la delicadeza y meticulosidad del armado de flores de papel. Phil (Benedict Cumberbatch) se burla de la manera en la que lleva el repasador, le quema una flor y lo llama “Miss Nancy”.

Cuando Peter se siente acosado o está nervioso, baila con un hula hula o refriega un peine. Esa aparente obsesividad se afirma con su interés en la disección de los animales que estudia y dibuja.

Esa combinación de ternura y frialdad también se refleja cuando mata un conejo sin compasión o saca algo (después sabremos que era ántrax) del cadáver de una vaca.

La película está plagada de elementos del western, ese género norteamericano en el que los personajes aprovechan el formato apaisado para intentar domar los paisajes áridos y desérticos y extender las fronteras de la civilización.

Los encuadres desde los interiores de los establos y la casa son fundamentales para que podamos “sentir” el paisaje cuando cubre toda la pantalla.

Rose (Kirsten Dunst) funciona como el mito de la heroína débil. Rescatada de una cantina de mala muerte, es una rosa silvestre que por no encajar en el ascenso social y la violencia de Phil desemboca en el alcoholismo.

En una escena musical aparece el juego de contraposición de clases sociales entre Rose y Phil, un duelo melódico de piano contra banjo.

Contra el mezquino mandato de Phil, Rose dona cueros a los indios, por los que recibe, como agradecimiento de un niño, unos guantes suaves.

“No hay nada si no lo puedes ver”, dice Phil mientras señala el perro en las siluetas de la montaña. Este juego entre lo visible y lo invisible caracteriza a la insinuación homosexual y al poder microscópico del virus.

Peter funciona como una mujer fatal del cine negro -una dama atractiva y culpable- que prepara la venganza en el trenzado de cueros y comparte -de boca en boca- un cigarrillo.

La mirada de Peter -desde arriba de la ventana de la casa con la que termina la película- confirma la posibilidad de inversión de los roles asimétricos y demuestra que no todo es lo que parece.

Correr frente a ti

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