chori vs sushi

Chori o sushi oponen diferencias de clase: pobre, vago, peronista y negro o blanco que trabaja. Imágenes que disputan representaciones sobre la desigualdad.

la desigualdad ilustrada

El 28 de enero La Nación ilustró “La discordia histórica entre la clase media y la 'patria choriplanera'” con una imagen que hizo ruido.

Rugby vs. fútbol, hidratos vs. palta, amenities vs. pelopincho, yoga vs evangélicos, Stanley vs. Lumilagro. Habitualmente se oponen consumos culturales para representar distancias de clase.

El choripán, en particular, es el eje imaginario de coordenadas sociales y políticas a la vez.  Es el gusto culinario de las clases populares pero también es el símbolo del peronismo-kirchnerismo, de la protesta y la calle.

“Choriplanero” alude a esa doble coordenada: pobre y peronista. “Grasa militante”.

La ilustración suma una dimensión más a la imaginación de las clases sociales en Argentina: la racial.  Uno de los personajes es pobre, peronista y negro. No es la primera vez que los sectores concentrados utilizan atajos cromáticos.

La clase se articula con el color.  El color con la familia, con los derechos y con los merecimientos.

Se ilustra a la sociedad argentina contemporánea como una organización dual horizontal, con dos mitades simétricamente equiparadas.

No hay ni arriba ni abajo en esta estructura social. Ni desigualdad, ni poder, ni explotación. Todo se reduce a diferencias de valores, gustos y colores. No hay pobres ni ricos. Más bien, buenos y malos, dignos e indignos.

No es una falla editorial aislada.  Hace años, los mismos sectores construyen imaginarios sociales en los que el verdadero motor del país se dibuja como una elite empresaria, concentrada y blanca, que carga el “peso” de las grandes y oscuras mayorías.

Una sociología visual en donde los empresarios, varones vestidos de traje, son víctimas de la historia nacional.

Apuestan a una percepción invertida de la estructura social en donde los ganadores y privilegiados “cargan” con el peso de los oprimidos.

Estas representaciones de la sociedad argentina tienen una historia consolidada. Pero también la tienen las luchas de  personas o colectivos que reaccionan contra esas imágenes, ponen en juego sus experiencias de vida e incluso invierten los estigmas.

Toda imagen es un escenario de disputa. Formatea la percepción, el conocimiento y la representación que construimos de nosotros mismos y de los otros.

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