Crónica

Radiografía de la interna libertaria


Sin los patitos en fila

La Libertad Avanza es un hervidero. El escándalo por la visita a genocidas y los intentos de un sector de liberar a represores detenidos desataron intrigas, fugas y denuncias cruzadas. Mientras Victoria Villarruel redobló la apuesta y reavivó la agenda de los 70, Lourdes Arrieta renunció al bloque oficialista. La salida de la “dipupato” no apaciguó las aguas, también expulsaron a Paoltroni, el senador que desafía a Santiago Caputo. La interna libertaria en el Congreso sigue salpicando en todas las direcciones y Macri vuelve a rondar Olivos.

Anatomía de una salida

Ni sus propios compañeros tomaban en serio a Lourdes Arrieta, la “Dipupato”. Uno de ellos había bromeado: "Para el armado de listas del año que viene vamos a hacer psicotécnicos". Hasta que expuso a todos los participantes del tour genocida. Esta semana la ex protegida de Martín Menem y Karina Milei dio un paso al costado antes de que sus compañeros lograran echarla y ahora tiene el monobloque Fuerzas del Cielo-Espacio Liberal. Las siglas de su bancada (FE) combinan con el remate de su último discurso en la Cámara de Diputados: "Viva Cristo".

Fue una salida anunciada: la diputada quedó en el centro de la escena luego de que LPO diera a conocer la visita de seis diputados –Arrieta incluida— al Penal de Ezeiza, donde se fotografiaron con represores como Alfredo Astiz. ¿Esa fue la gota que rebasó el vaso? ¿La visita a Ezeiza? o ¿Haber hecho públicos chats privados? Para nada. Los libertarios definieron echar a la diputada que pasó a la fama por vestir patitos kawaii en la cabeza tras la denuncia penal que presentó contra sus propios compañeros de bloque, incluyendo al presidente de la Cámara, Martín Menem. Los acusó de haberla llevado engañada al penal.  

La salida de Arrieta estaba anunciada. ¿Cuál fue la gota que rebasó el vaso?

En las filas libertarias la actitud de la mendocina llamó la atención. Apenas se filtró el tour genocida, ella misma escribió en el chat del bloque de LLA: "Señores, tengo 31 años y quiero saber la verdad de primera mano. Que no me la cuenten como nos lo contaron durante 20 años fácil. Memoria, verdad y justicia; no venganza". Días después, hasta aseguró no conocer a Astiz por haber nacido en la década de los 90. Los libertarios desconfían del giro repentino de la mendocina. Sospechan de su abogado Yamil Castro Blanco, y hasta apuntan a diputados de Unión por la Patria por haberlos presentado.  

La salida de Arrieta no apacigua las aguas libertarias. Se esperan nuevas filtraciones por parte de la diputada del patito en la cabeza, como viene haciendo en los últimos días desde su cuenta de Twitter. Y más de un oficialista desconfía de la otra diputada que aseguró haber ido engañada: Rocío Bonacci. Sobre todo, ponen la mirada en José Bonacci, su padre, un viejo zorro de la política, que le dio el sello de su partido a los libertarios en Santa Fe. 

También sospechan que Marcela Pagano mueve los hilos de las dos rebeldes que se animaron a hablar de la visita a Ezeiza. La experiodista fue maltratada por el ala Karina Milei, cuando la corrió de la presidencia de la comisión de Juicio Político para poner a alguien de extrema confianza, como Bertie Benegas Lynch. 

Villarruel ¿detrás de la visita a Ezeiza?

Del otro lado de la cámara, mientras la “Dipupato” renunciaba, Victoria Villarruel volvía a traer aquella década al presente. Desde el Salón Azul del Senado, la Vicepresidente encabezaba un acto por el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.  “Todos los montoneros tienen que estar presos, respondiendo por ensangrentar nuestra Nación”, dijo.

Villarruel redoblaba la apuesta pocos días después de que el propio Javier Milei dijera que la visita al Penal (y básicamente todo lo que tiene que ver con la década de los 70) no formaba parte de su agenda. El Presidente sugirió que hay que investigar cómo fue organizada la visita: “Fue hecho con intenciones. El cura terminó siendo echado. Es un cura que me insultaba por YouTube. Habría que ver qué links hay ahí”. Se refería al cura Javier Olivera Ravasi, hijo de un represor, y uno de los promotores del tour. Al cura se lo vincula con Villarruel, con quien supo mantener una amistad. 

Milei no le puso nombre y apellido a la agenda, pero la diputada Lilia Lemoine sí. “La visita a los represores no es la agenda de Javier Milei, quizás era la de Victoria Villarruel”, dijo a la prensa. La ex cosplayer también le recriminó no haberse pronunciado sobre el tema; la acusó por tener intereses propios y hasta le reprochó reírse con José Mayans, jefe del interbloque UP durante la última sesión, en la que el formoseño recordó, en medio de su alocución, cuando Villarruel llamó “jamoncito” al presidente. 

Villarruel tiene vuelo propio y encabeza las encuestas.

Otros libertarios, en cambio, ponen la lupa en Guillermo Montenegro, que también asistió a Ezeiza y con un vínculo muy cercano con Villarruel. Por diferencias en la dinámica que ella le quiso dar al Senado, la Vice y quien supo ser su mano derecha se distanciaron. Sus allegados juran y perjuran que ella no estuvo detrás de la polémica visita. Aseguran, además, que no habla con Olivera Ravasi desde hace tres años y que con Montenegro no tiene contacto desde enero.

No es la primera vez que los cañones libertarios apuntan contra Villarruel, que tiene vuelo propio, encabeza las encuestas y –como dijo Lilia—maneja su propia agenda: recorre el país, se fotografía con gobernadores del PJ y no dudó en desmarcarse de Milei cuando los senadores se aumentaron las dietas. Quizás lo que más le molesta al triángulo de hierro - Milei, Karina, Caputo - es que la Vice no está a tiro de decreto. El Presidente no se puede desprender de ella como lo hizo, por caso, con Nicolás Posse. Y, al mismo tiempo, la necesita para que sus leyes prosperen en el Senado.

Rebelde con causa

La titular del senado no es la única rebelde. El senador formoseño Francisco Paoltroni venía marcando fuertes diferencias con el rumbo del gobierno de Milei. Primero, se diferenció de la propuesta oficial de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia. Objetó al candidato por haber salvado a su adversario provincial, Gildo Insfrán, en una causa relacionada con el Caso Ciccone. A los pocos días Paoltroni anticipó que, de llegar al recinto el DNU que amplía los fondos reservados de la SIDE, lo rechazará. 

El formoseño no disimuló sus discrepancias, pero se cuidó de no apuntar contra el jefe de Estado. Señaló, en cambio, al asesor estrella de Milei, Santiago Caputo. Lo acusó de llevar al Presidente en la dirección equivocada. Hasta lo mandó a fumar al “quincho del fondo”. “¿Cómo no hay plata para los jubilados y sí para la SIDE?”, preguntó. Dejar afuera de sus críticas a Javier Milei no alcanzó. Mientras daba una entrevista a un canal de televisión, el senador se enteró que sus compañeros consiguieron su expulsión del bloque por diferencias irreconciliables.   

El bando anti-Santiago Caputo se expande e incorpora al fundador del PRO.

Paoltroni y Villarruel habían quedado enfrentados luego de que desplazaran al formoseño de la presidencia provisional del Senado, para poner en su lugar a Bartolomé Abdala. ¿Volverán ahora a estar en el mismo bando?. 

Fuego amigo

Contra Santiago Caputo también apunta Mauricio Macri. Pese a los pedidos del fundador del PRO, tanto el asesor estrella como Karina Milei se resisten a ceder espacios alos amarillos. La relación alcanzó máxima tensión cuando en Diputados y en el Senado los bloques del PRO votaron en contra del Gobierno. Rechazaron el DNU en la Cámara baja y acompañaron la fórmula previsional que Milei había prometido vetar en la Cámara alta.     

El martes por la noche Macri y Milei retomaron las cenas en Olivos. Quieren limar asperezas tras el doblete legislativo. Si bien la tensión entre ambos líderes podría bajar en un futuro próximo y traducirse en un mayor acompañamiento legislativo por parte del PRO, Macri puede apelar a la fuerza de los números y no del cielo para seguir presionando a los libertarios desde el Congreso, donde LLA se encuentra en franca minoría.

En sus cenas en la quinta presidencial, a veces comen milanesas y otras entraña. Están decididos a trabajar de manera más coordinada. Pero coordinada no implica fusionada, como pretende el Jefe de Estado, a quien todavía le cuesta mantener sus propios patitos en fila.