Podrían ser una madre y su hijo que van del brazo caminando juntos por una calle de la ciudad de Buenos Aires. Podrían estar charlando de cualquier cosa, paseando, haciendo algún trámite. Pero no. Nada encaja en esta foto. Algo está mal en ella, por donde se la mire. Fue tomada por Fernando Gens durante la manifestación contra la reforma previsional el 14 de diciembre de 2017. La represión, los gases lacrimógenos y la solidaridad produjeron esta escena. La señora y el muchacho no se conocían, no estaban paseando. El muchacho, con el torso desnudo y encapuchado con su propia remera, ayuda a la señora a caminar. Ella, con una botella de agua en la mano y una chalina violeta que decidió no usar, acepta ese brazo amable. Él es flaco, las venas le recorren el brazo y se ve el borde de su calzoncillo. Ella eligió para ese día una remera y un pantalón que le quedaran cómodos. Caminan por la calle, no por la vereda. La escena está envuelta en neblina, humo o gases. Hay piedras en la calle y agua en la vereda. Todo está fuera de lugar salvo ellos.
Esta foto se planta frente a los discursos estigmatizadores y a la mirada criminalizante que liga a los encapuchados con la violencia. El muchacho ayuda dos veces a la señora. La ayuda fácticamente cuando le ofrece su brazo firme y la ayuda por haber ido a una movilización que pedía que no le descontaran el sueldo a los jubilados y jubiladas. Frente a la mentira y a la calumnia organizada desde el poder y desde los medios, esa imagen expone otra certeza. La foto habla de la solidaridad.
Autor: Fernando Gens
Es injusto hablar de una sola imagen cuando ésta forma parte de una muestra colectiva. Pero hablar en profundidad de una de ellas ayuda a mirar mejor las otras. A ver más. Miramos distinto cada fotografía después de que alguien nos cuenta algo de ella. Esta foto es una de las 176 que componen la 29º Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino que organiza todos los años la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA). La muestra siempre es una oportunidad para hacer un repaso, revivir experiencias, conocer algo que se ignoraba o recordar acontecimientos que, aunque cercanos en el tiempo, se escapan en medio de la vorágine. En su conjunto la muestra es un despliegue potente, horizontal y creativo. Son fotografías tomadas por 90 fotógrafos y seleccionadas entre más de 3200 imágenes enviadas por reporteros de todo el país. Siempre imagino cuántas maravillosas fotos habrán quedado afuera y qué bueno sería poder verlas a todas.
En el prólogo del anuario de la muestra del año pasado escribí bajo el título “Experiencias capturadas”: “…hay algo nuevo en esta edición, algo que sobresale. Son las fotos que tienen cicatrices. Cuerpos con marcas de balas de goma, en espaldas, en piernas, en brazos. Cuerpos que soportan (en la doble acepción del término) un presente que creíamos ya pasado. Como en un cuento de nunca acabar, vemos cómo la policía reprime, la gente se moviliza, la policía reprime, la gente resiste. Hay una historia ahí inconclusa”.
En la edición de 2016 pudimos ver las piernas baleadas de los chicos de la murga del bajo Flores, los jubilados reprimidos en el Puente Pueyrredón, las marchas por la libertad de Milagro Sala, la imponente movilización por los 40 años del golpe de estado de 1976, las consecuencias en los cuerpos que provoca el uso de agrotóxicos en el campo gracias a las fotos de Pablo Piovano, la violencia y los destrozos de la patota que ingresó a la redacción del diario Tiempo Argentino recuperado por sus trabajadores, escenas de los juicios de lesa humanidad entre muchas otras….
Revisando la muestra del 2017 se ve la escalada represiva. Los casos que parecían aislados se multiplican y tornan sistemáticos. Se ven más despidos y más represión. Pero también más gente en la calle. Gente que reclama, que no se adapta, que se moviliza, que usa la creatividad. Año a año la muestra toma el pulso a los principales acontecimientos que atraviesan a la sociedad argentina. Muchas fotos reflejan los reclamos por Santiago Maldonado –primero desaparecido luego de una represión de Gendarmería en tierras mapuches y posteriormente encontrado muerto–. Vemos desalojos y represión a trabajadores despedidos como los de Pepsico, represión en la Panamericana, represión en la plaza de los Dos Congresos, represión a los docentes.
Autor: Pablo Piovano
Autor: Julian Athos Gaggiano
Autor: Eitán Abramovich
Sabemos también que muchos fotógrafos fueron baleados con balas de goma mientras hacían su trabajo. Pero también vemos el maravilloso mar de pañuelos blancos en la marcha contra el intento de aplicar el 2x1 a los represores condenados por delitos de lesa humanidad en la foto de Eitan Abramovich. Vemos las acciones del movimiento “Ni una menos” en las calles, los reclamos por la desaparición del submarino ARA San Juan, los ojos desbocados de Héctor Magnetto en el entierro de Ernestina Herrera de Noble fotografiado por Amílcar Orfali o el maestro con guardapolvo captado por Joaquín Salguero empujando los escudos de los policías. Vemos maravillosas fotos que sacaron algunos de los fotógrafos y fotógrafas despedidos de Télam.
La agenda que impone la muestra es en muchos casos de acontecimientos que intentaron ser ocultados, tergiversados o desvalorizados en las primeras planas mediáticas. También hay fotos que tuvieron gran repercusión por su propia fuerza visual como la del gendarme en primer plano, de Matías Escandar, o el nene que se tapa los oídos mientras Macri habla en su escuela en Jujuy, de Hernán Nersesian. Fotos que se transformaron en memes, que circularon por las redes sociales, que adquirieron vida propia más allá del acontecimiento. Hay fotos irónicas de personajes del poder, fotos de inundaciones, de incendios, deportivas, artísticas. Con personajes desconocidos, represores, diputados…
Hay historias en fotos como los dos maravillosos trabajos de Natacha Pisarenko. Las fotografías del zoológico de Buenos Aires a un año de su cierre con los animales abandonados a su suerte y las fotos conmovedoras de mujeres víctimas de violencia de género que posan frente a su cámara. O las nenas zapatistas que bailan y caminan abrazadas bajo la lente de Mauricio Centurión o la historia de Luana, la primera nena transgénero en conseguir su DNI sin pasar por un juicio, fotografiada por Lucía Merle con cuidado, con respeto, con ternura.
Cada foto de la muestra cuenta una historia. En esta oportunidad hay además, junto con la exposición anual, otras que pertenecen a la Colección Pequeño Formato con imágenes de Enrique Shore, Paula Acunzo y Cristina Fraire.
Autor: Soledad Vázquez
Autor: Natasha Pizsarenko
Autor: Lucía Merle
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La fotografía nos permite a nosotros, espectadores, detenernos en cada uno de esos instantes. Salidas de su contexto original, las fotos se vuelven visibles en un nuevo tiempo y un nuevo espacio. Dejan de estar subordinadas a otros discursos, a decisiones de edición y de diseño que toman otros. Acá las fotos hablan por sí mismas acompañadas por breves textos. Tal vez esos textos podrían también expandirse, complejizarse. Cada una de estas narraciones visuales es el resultado de un encuentro entre las particulares miradas, experiencias y posibilidades de los fotógrafos y la dimensión histórica que ellos mismos atraviesan. Las fotografías periodísticas son producto de su tiempo, parten de una función esencialmente efímera vinculada a la actualidad, pero pueden volverse duraderas. “Lo que la fotografía reproduce al infinito no tiene lugar más que una vez; ella repite mecánicamente lo que jamás podrá repetirse esencialmente”, escribió Roland Barthes. Pero aquello que no se repite, aquello evanescente, gracias a ellas se vuelve perdurable.
Hay otras imágenes que tienen capacidad de volverse emblemas, símbolos o metáforas. “Las vicisitudes de nuestro siglo están resumidas en unas pocas fotografías ejemplares que han hecho época –escribió Umberto Eco en su libro La estrategia de la ilusión–, la desordenada multitud que se vuelca a la plaza durante los ‘diez días que conmovieron el mundo’; el miliciano muerto de Robert Capa; los marines plantando la bandera en un islote del Pacífico; el prisionero vietnamita ajusticiado con un tiro en la sien; el Che Guevara desgarrado, tendido sobre la mesa de un cuartel. Cada una de estas imágenes se ha convertido en un mito y ha condensado una serie de discursos. Ha superado la circunstancia individual que la ha producido, no habla ya de aquel o de aquellos personajes en particular, sino que expresa unos conceptos. Es única, pero al mismo tiempo remite a otras imágenes que la han precedido o que la han seguido por imitación. (…) En el momento en que apareció comenzó su itinerario comunicativo: una vez más lo político y lo privado se han visto atravesados por las tramas de lo simbólico que, como siempre sucede, ha demostrado ser productor de realidad”.
¿Cuáles serán los emblemas de este tiempo en Argentina? ¿Con qué metáforas visuales se condensará el tiempo actual? ¿Cuál es el recorrido comunicativo que emprenderán estas fotografías? ¿Con qué fotos contaremos en el futuro lo que aconteció en este presente? Sin duda las muestras de ARGRA son un acervo privilegiado para esas búsquedas.
Esta muestra contiene además un sentido extra. En tiempos en que decenas de fotoperiodistas son despedidos de sus lugares de trabajo, cuando muchos dueños o circunstanciales gerentes de medios deciden que pueden prescindir de contratarlos, la muestra de fotoperiodismo argentino vuelve a decir cuán necesaria y vital es la existencia de esta profesión.
Autor: Ignacio Yuchark
Autor: Adrián Escandar
Autor: Guillermo Turjin Bootello
La 29 Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino, organizada por ARGRA, estará exhibida en Buenos Aires entre el 13 de julio y el 12 de agosto en la Casa Nacional del Bicentenario.