El 1 de agosto de 2017, decenas de gendarmes entraron sin orden judicial en la comunidad mapuche de Cushamen. Dispararon balas de goma, lanzaron piedras y quemaron casillas. Esa fue la última vez que vieron con vida a Santiago Maldonado. Cinco años después, el Poder Judicial argentino sigue sin poder explicar qué pasó ese día a orillas del río Chubut.
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