Ensayo

Salida del cepo y acuerdo con el FMI


No vayas a atender cuando el Fondo llama 

El cepo ya es historia y el dólar, como siempre, sigue siendo protagonista. La dependencia de la economía argentina frente a la divisa estadounidense es estructural. Volvemos a mirar “el oficial” y, por supuesto, vuelve el Fondo. Argentina se repite: dólares hoy, deuda mañana. ¿Qué se entrega esta vez? ¿Quién va a pagar?

Argentina amanece otra vez con la mirada puesta en la apertura del mercado. ¿A cuánto va a estar el dólar? Pocos países deben tener, como el nuestro, a financistas y trabajadores por igual siguiendo de cerca la cotización de la moneda estadounidense. La mirada siempre puesta en el norte. La argentinidad al palo.

El gobierno de Milei le puso fin al cepo que restringía la compra de dólares oficiales a 200 dólares por mes. La medida había sido implementada en 2019 durante la gestión de Mauricio Macri, cuando los 44.500 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional le prestó a la gestión del PRO se evaporaron tratando de contener la salida acelerada de divisas de los bancos.

La salida del cepo para las personas físicas es total: ya no habrá restricciones de compra de la moneda estadounidense. Se podrá acceder a un máximo de USD 100 billete por ventanilla y a una suma ilimitada por home banking. Para las personas jurídicas (empresas) regirá para las ganancias producidas a partir de 2025. Distinto es el caso del dólar tarjeta o turista donde seguirán vigentes los impuestos actuales. 

El cepo se implementó en 2019 durante la gestión de Mauricio Macri. Los 44.500 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional le prestó a la gestión del PRO se habían evaporado tratando de contener la salida acelerada de divisas.

Las personas físicas que podían comprar dólares producto de su ahorro ya accedían a los dólares mediante el dólar MEP. Quienes tenían restricciones eran las empresas y los bancos. Con la salida del cepo serán los grandes ganadores otra vez. Los que en 2001, previo al auge de la crisis, sacaron del país casi 16.000 millones de dólares, cuando las reservas del Banco Central alcanzaban los 12.000 millones. Los mismos que huyeron después de hacer grandes negocios entre 2016 y 2019.

Faltan dólares, no importa cuando leas esto

Argentina tiene un grave problema en su balanza de pagos. Año tras año con diferentes gobiernos y colores políticos nos enfrentamos a la misma odisea: la falta de dólares que puja a devaluaciones con su blend de consecuencias o al endeudamiento. Este gobierno no es la excepción porque el problema es intrínseco a nuestra Nación y no es dogmático. 

Argentina produce casi la totalidad de bienes que son consumidos en el país, sin embargo, dentro de su cadena productiva la gran mayoría de los insumos intermedios y bienes de capital que permiten su producción, son importados. Por eso, en contextos donde los bienes industriales son más consumidos por la población, las importaciones aumentan. Cuando el PBI crece en 1 punto, las importaciones crecen en 2,95 y las exportaciones del campo no llegan a equilibrar esa falta de dólares. 

La deuda contraída o los dólares genuinos que ingresan al país deberían servir para seguir promoviendo aquellos sectores productivos con posibilidad de exportación. Hay casos recientes que respaldan esta afirmación, trece años después de la decisión política de restatizar YPF y de iniciar las inversiones en el yacimiento Vaca Muerta, Argentina logró que su balanza comercial energética dejara de ser deficitaria para pasar a ser superavitaria. Un país que pierde capacidad productiva pierde también autonomía tecnológica, proyección militar y margen de maniobra en el futuro. 

Tricampeones: con la salida del CEPO volverán a ganar los que en 2001 sacaron del país casi 16.000 millones de dólares. Los mismos que huyeron después de hacer grandes negocios entre 2016 y 2019. Bancos y empresas.

Para suplir la falta de la divisa estadounidense, el gobierno de Javier Milei anunció un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: un desembolso por parte de la entidad de 20.000 millones de dólares entre 2025 y 2026. Este año llegarán 15.000 millones (el 75% del total del préstamo) acompañados de un préstamo por parte de Organismos Multilaterales que suman otros 6.100 millones. Es decir, el gobierno llegará a las elecciones de octubre de 2025 con 21.100 millones de dólares de libre disponibilidad, nada mal para financiar la campaña ¿no?

No es posible engañar al Diablo

En 1996 Michel Camdessus, ex director del FMI, se reúne con el entonces presidente argentino Carlos Menem. Michel le admite al mandatario la alegría que le provoca la foto que se van a tomar juntos, Menem le devuelve la cortesía y le dice que para él también es un honor. El director responde: “No sé… me parece que dicen que una foto con el diablo siempre es peligrosa”.

Hasta los últimos meses de 2001 se elogiaba con frecuencia a Argentina por sus avances en estabilización, crecimiento económico y reformas orientadas al mercado en el contexto de los programas apoyados por el FMI. En la década previa a la crisis, el país firmó cuatro acuerdos sucesivos de financiamiento, y el saldo del crédito pendiente con el FMI experimentó un aumento constante. El corralito llegó justo una semana después de que el FMI no autorizara un desembolso que había prometido. 

En la trágica historia del Doctor Fausto, el protagonista entabla un pacto con el diablo: a cambio de su cuerpo y alma, obtendrá poderes sobrenaturales y placeres durante 24 años. El diablo acepta el acuerdo, y el hombre disfruta de los goces del pecado durante un tiempo, pero su destino ya está sellado. Al concluir los 24 años, Fausto intenta frustrar los planes del diablo, pero a pesar de sus esfuerzos enfrenta una muerte aterradora.

El gobierno llegará a las elecciones de octubre de 2025 con 21.100 millones de dólares de libre disponibilidad. Nada mal para financiar la campaña.

El FMI no le exige a ningún país miembro seguir sus recetas a menos que seas un país deudor como es el nuestro. Por ahora las imposiciones del Fondo para este nuevo acuerdo no se conocen, sin embargo, Luis Caputo deslizó en la conferencia de prensa donde se anunció el acuerdo que buscan una reforma tributaria y jubilatoria.

La primera podría ser una gran noticia para todos aquellos que creemos que un país es más justo cuando la responsabilidad civil se diversifica equitativamente entre quienes más tienen. En nuestro país eso no existe. Si se compara a Argentina con los países miembro de la OCDE se observa que el peso de los impuestos regresivos (IVA e impuestos a la producción) es muy superior frente a los progresivos (impuestos a la riqueza y a la renta). Cuando el gobierno de Milei tuvo la posibilidad de modificar impuestos, levantó el mínimo no imponible a los bienes personales, impuesto que grava exclusivamente a las personas más ricas del país. Una reforma tributaria podría ser una gran noticia, pero en verdad huele a profecía amarga. 

La reforma jubilatoria, vaticinan, se implementaría en 2026. No parece casualidad que se augure posterior a las elecciones de medio término. El gobierno imagina conseguir más legisladores en el Congreso de la Nación para votarla. Tendrá que pasar agua bajo el puente luego de la brutal represión el 12 de marzo de 2025. Luego de la primera guerra mundial John Maynard Keynes decía: “Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará”. 

El fondo demanda ajuste, reforma tributaria y jubilatoria. Llegarán luego de las elecciones de medio término donde el gobierno imagina conseguir más legisladores.

El ajuste, sostiene el discurso hegemónico, es necesario para atraer inversiones extranjeras destinadas a la producción. Es llamativo: nunca se nombra ni un solo caso exitoso que confirme esa regla. Herbert Hoover, ex presidente de Estados Unidos, inventó la implementación de estas políticas y aplicó su propia idea en 1929 en respuesta a la estrepitosa caída de los mercados. El resultado fue la Gran Depresión. 

¿Y ahora qué hacemos?

Los compromisos hay que honrarlos pero ¿cómo vamos a hacer para enfrentar esta deuda? ¿Se podrá pagar alguna vez? Después del endeudamiento contraído por Mauricio Macri y refinanciado por el Gobierno de Alberto Fernández Argentina tenía un cronograma de pago al FMI entre 2026 y 2034. Con esta nueva deuda, ese plazo se extiende hasta 2039. ¿Cuántos años tendrán quienes están leyendo esto para entonces? 

Durante 12 años consecutivos (entre 2026 y 2038 inclusive) necesitaremos generar dólares excedentes para poder pagar la deuda. ¿Cómo se paga una deuda en dólares que no generó ninguna condición para atraer más dólares? En la mitad de estos años, ese excedente tiene que superar los 4.000 millones de dólares. Ese dinero va a faltar en las escuelas, en las rutas, en el desarrollo de tecnología de punta y en hacer crecer una industria que permita generar puestos de trabajo, entre tantas otras cosas necesarias para nuestro país. 

¿Ya deberíamos estar pensando en las consecuencias económicas de enfrentar un default? ¿Hay otra salida? Hay una sola cosa peor que sumergir en la miseria a un país y es arrebatarle todos los recursos que permitirían levantarlo.