Por Laura Safont*
En el hall central de la Feria del Libro, entre los grandes títulos de Clarín o La Nación, se ve un cubículo blanco y reducido que, luchando por hacerse notar, obliga al curioso a penetrar de fondo en ese blanco misterioso. El colorido y los mayúsculos espacios suelen asegurar la fascinación visual, pero muchas veces la calidad del envoltorio no es fiel al contenido. Ahora, camino hacia el stand austero y tímido.
A medida que una se acerca a ese rincón uniforme que parece reclamar diálogo e intercambio de sabiduría, unas letras negras y de notable dimensión expresan que la revista Anfibia es la dueña del lugar. Alguien comenta que en unos minutos dos escritores latinoamericanos de crónicas se van a sentar en el reducido espacio para compartir sus experiencias con los interesados.
Sin embargo, en uno de los sillones hay una señora. Pienso que se trata de una periodista hasta que le veo el color pálido de la cara. Viene un médico y se la llevan (¿habría sido una noticia jugosa para los grandes medios?).
Rápidamente, los dos cronistas toman asiento en las butacas. Sus camisas de cuadros –una blanquiazul y la otra con tonos rojos y negros- ganan la batalla al blanco del espacio.
Federico Bianchini y Juan Pablo Meneses, que parecen tener muchas ganas de intercambiar historias, anécdotas y consejos con los asistentes, presentarán la nueva edición del Premio de Crónicas Inéditas Las Nuevas Plumas. No hablan ni miran de superior a inferior, es un intercambio horizontal, en el que las palabras de todos suenan con la misma fuerza que permiten los micrófonos. La charla es motivadora, inclusiva, pretende realzar la esencia de la crónica periodística e instar a que nuevas voces se atrevan con el género. Meneses insiste con que todos deberían presentar su texto al premio y comenta que el libro con los finalistas de la primera edición ya que se puede descargar a través de internet. Sin embargo, Bianchini advierte: “Hay muchas ganas de contar historias pero a veces fallan las formas o las técnicas”. El colorido del espacio empieza a rivalizar con los lugares de los más poderosos que lo envuelven. Bianchini y Meneses han teñido de cultura el rincón de Anfibia.
Hay ganas de saber más. El intercambio de pensamientos es exquisito. Alguien defiende el valor “realista” que incluso puede contener una novela de ficción, una mujer se obstina en buscarle la denuncia social que puede albergar una crónica, el de al lado no entiende el desprestigio del género cuando la inmediatez domina la producción de contenidos, y así se suceden los minutos. Meneses lanza un buen proverbio: “Los periodistas se mueren por llegar primeros y los cronistas nos morimos por llegar últimos”. La discusión hace que varios se acerquen al stand a ver qué pasa. Como defienden ambos cronistas, el elemento diferenciador de una crónica es saber contar realidades con una mirada personal y única. No es válido iluminar lugares conocidos con miradas estándar. Se debe saber soportar la mirada y colorear los rincones vacíos. Quién sabe, quizá eres tú el siguiente en rellenar de tinta las páginas de la revista Anfibia.
*Laura Safont es licenciada en Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), España. Participó en el cuarto Encuento Anfibio con lectores.
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