Durante todo noviembre en todo el país y este sábado en Buenos Aires la puebla titilante saldrá a las calles. La marcha del orgullo Lgbtinbq+ nos encuentra en un contexto hostil que nos abruma.
Miro a mi alrededor, a la pequeña y gran familia cuir a la que pertenezco, que tiene varias generaciones y agrupamientos. Quiero saber cómo estamos viviendo este momento.
Pregunto:
¿Cómo estamos? ¿Cómo llegamos?
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El verano pasado, en la falda de los Andes salteños, anocheció pleno de pequeñas luces tornasoladas entre el amarillo y el verde, incluso algún extraño azul. Me sorprendió, mi recuerdo de las luciérnagas estaba relacionado a la infancia. Esa noche parecía que el monte desplegaba alas y conversaba. Nos quedamos vibrando en sintonía, incluso el perro se dejó apaciguar por esos ojos mansos pero inquietos.
Había sentido a las luciérnagas como una señal, ahí frente a mí y quería dilucidar por qué. El travo y el monte. Una búsqueda rápida en la computadora me llevó a la versión traducida al español del texto de Pier Paolo Pasolini conocido como el artículo sobre las luciérnagas y publicado el primero de febrero de 1975 como “El vacío del poder” en el periódico Corriere della sera.
Unos meses antes de ser asesinado Pasolini reflexiona sobre el tiempo. Me lo imagino caminando por el borde del mar siguiendo un anhelo de luciérnagas. El puto y el mar. Propone una periodización original del proceso post fascista italiano: toma como sujeto testimonial de la transformación a un pequeño insecto. Escribe que las luciérnagas son un recuerdo desgarrador; cuenta que en menos de 10 años esos bichitos de luz fueron extinguidos fulminantemente y que las razones de esto y sus consecuencias necesitan, además de una explicación eco-socio-política, una de orden poético-literario. Establece una tripartición temporal para explicar ese “algo” que acontece: antes, durante y después de la desaparición de las luciérnagas.
Las luciérnagas son una figuración de un pueblo que titila y también que desaparece, como metáfora y como realidad es brutal. Me interesa el orden temporal de Pasolini porque nos permite hablar de nuestro presente y usar un tropo que habilita un nombre para nuestro tiempo: “Después de la desaparición”. En Argentina, la desaparición forzada de más de treinta mil personas durante la última dictadura cívico militar carga de un significado profundo, político y social la enunciación del período actual como su después. Necesitamos algunas palabras tentativas para saber dónde y cuándo nos acontece el despojo que estamos viviendo. De paso, ahuyentamos negacionismos.
Esas luciérnagas aparecidas en la vera del monte y desaparecidas de Pasolini también son las vidas marcadas; los cuerpos torcidos, enfermos, empobrecidos, los del exceso de piel o la falta de partes, los alucinados; ese pueblo que titila y es perseguido, arrinconado a las orillas, el pueblo cuir, el pueblo marica, el pueblo travesti, el pueblo que falta. La puebla titilante en el después de la desaparición.
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Mientras escribo sobre las luciérnagas de Pasolini, mi cuñada más joven llega de una asamblea universitaria, entra como un trombo, se sienta y nos lee a su hermano y a mí los puntos aprobados por la Federación Universitaria de La Plata (FULP). Caen amigos travos de visita. Mi compañero transita un post quirúrgico trans, por eso hizo un chat de apoyo que se llama el destete, entonces caen los destetados para acompañar los cuidados. Son también nuestros compañeros de natación y algunos forman parte de la Ollita travesti.
¡Ollita! ¡Ollita! Así me cuenta Nimai de Iraola, artesano y activista trans, que cantaron en la asamblea donde nació la idea de hacer una olla popular travesti en La Plata.
—Con un grupo de amigos nos enteramos de casos de personas que no estaban llegando a fin de mes. Y con el paso del tiempo, los casos crecieron.
En febrero hicieron una colecta de alimentos. Después organizaron la primera olla, que se transformó también en un espacio de encuentro en medio de la vorágine y la desolación.
—Para nosotros es una manera también de conocernos, vernos las caras, la oportunidad de poder compartir lo que nos pasa. A veces hablamos de cómo conseguir hormonas o en qué hospital atenderse. O de la situación habitacional.
La ollita está en las redes como @ollita.travesti y eso habilitó a que se conociera en espacios cuirs y travestis internacionales. Este mes llegó una colecta de Berlín: ayudará a alimentar a muchas personas los próximos meses. Las estrofas de La internacional ollita están por escribirse.
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El filósofo Enrique Dussel piensa que la palabra liberación es un concepto que toca la materialidad vulnerable de un pueblo, porque toca a la vez su sufrimiento y la posibilidad de su emancipación. El pueblo que titila es esa materia vulnerable.
—Todo el tiempo las personas LGBT+ estamos construyendo un identitario político. Somos un manifiesto político andando— dice Sabrina Sirenfrost, poeta, militante de H.I.J.O.S y mujer trans— En este contexto no es fácil ser una persona LGBT+ y los ataques que estamos sufriendo se los debemos a toda esa construcción discriminatoria que hay sobre nuestras identidades. Sobre todo en este momento en que para el gobierno es más molesto una persona trans que un genocida que se roba bebés ¿no?
Para Sabrina, las políticas de defensa para la diversidad tienen que pasar por la construcción de políticas de mayorías, plasmadas por las organizaciones asamblearias de base como la asamblea de Lesbianes autoconvocades que se creó luego del triple lesbicidio de Barracas. En las primeras horas después del crimen fue Sabri, quien presentaba su poemario en la feria del libro, la que habilitó una de las primeras manifestaciones de pedido de justicia. ¡No es libertad, es odio! Gritábamos.
Desde esa asamblea me llega un audio de Maz, de Sueños de Mariposas, integrante de la red de autoconvocadas y organizaciones lesbianas:
—Para nosotras esta es la primera Marcha del Orgullo después del triple lesbicidio en Barracas. Este crimen de odio movilizó a toda nuestra comunidad. Más allá del miedo que nos pueda generar, es un hecho que marca también la vulnerabilidad de nuestro colectivo sobre todo por el aspecto económico, habitacional, la precariedad en la salud. Nosotras tratamos de visibilizar la vejez lésbica y en este sentido la sociedad tiene que despertar también ¿no?.
La vejez nos está interpelando.
Me llega la voz dulce y sensible de mi sobrina en un audio. Aprovecho para preguntarle en que andan por Santiago del Estero, porque Rocío Avila Sacchi es bisexual, militante, estudiante de Sociología y trabaja en el archivo de la memoria trans junto a las históricas activistas travestis Sandra Castillo y Luisa Paz. Me dice que todo viene bastante duro y desarticulado.
—Siento que la Sandra y la Luisa están re cansadas de siempre poner el cuerpo. Me han dicho que no hay un recambio generacional, que las más jóvenes estamos bastante apagadas, bastante cómodas y que siempre son ellas las que dan testimonio, que están para la militancia y que llega un punto que ya están cansadas y que también quieren disfrutar sus vejeces trans. Por eso siento que hoy por hoy acompañarles en el archivo es como lo que mejor me hace sentir.
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—¿Vos me preguntas cómo llegamos a la marcha? A la marcha del orgullo porteño, porque marchas hay y han habido y habrán todavía muchas y en muchas ciudades y localidades.
Me escribe coco gonorazky que forma parte del colectivo OGT -Organización de Graduades y estudiantes Trans- y trabaja como docente de Física en las universidades nacionales de Buenos Aires, Avellaneda y Hurlingham.
—Llego a esta marcha con un auto mandato de militar por la educación sexual integral en las universidades, como proyecto y política para erradicar todas las formas de violencia patriarcales. Los lineamientos oficiales de la educación sexual integral están girando hacia un enfoque completamente negacionista y retrógrado, biologicista, moralista, medicalizante. Entiendo que la ESI, nuestra ESI, es una propuesta para habitar el mundo y saber defender y exigir colectivamente todos nuestros derechos.
No es la marcha, son cientos de formas de organizarnos.
La pandemia, ese elefante en la habitación, hirió nuestra epidermis, el contacto se suplió rápidamente con Inteligencia Artificial y a la Inteligencia Orgánica le costó hacer cicatriz. Volver a sentir, a tocarse.
El encuentro y la nueva piel social comienzan a enervarse, una vez más. Y aparece en lugares inesperados para los cuerpos e identidades disidentes. Será por eso que la liga deportiva Trans Travesti No Binaria estalla de travos este año. Dicen que como mucho hay unos cuatro equipos de natación TTNB ¡en el mundo!
—¿Cómo llegamos? —repregunta Alex y se contesta: — Nadando.
Alex Cornejo Alas es referente de cuidados, profesor y entrenador de natación del grupo Al agua Putxs que es parte del proyecto de extensión para clubes inclusivos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, reflexiona sobre la dificultad de acceder a los espacios deportivos para las personas TTNB y cómo se naturaliza esa exclusión.
— Hace mucho tiempo yo fui nadador, casi toda mi adolescencia. Empecé a competir y a los 18 me retiré. Estar hoy en un grupo de la liga deportiva TTNB siendo una persona también trans no binaria es un sueño.
La habilidad de nuestras comunidades de crear y abrir espacios es impresionante, desde las piletas de los clubes a el Zaguan TranSindical. Desenajenarse es descolonizarse, escribía Leopoldo Zena que, como Milo Navarro, un compañero sindicalista, piensa que hay que dejar de ser instrumento, medio para otros fines:
— Siento que no hay nada que celebrar, más bien salir a la calle y reivindicar nuestra lucha. Somos un frente de travajadorxs TTNB+ del Estado.
El Zaguan TranSindical se organizó a partir de los resultados de las PASO 2023, en el entendimiento de que quienes hoy gobiernan son una amenaza para el colectivo y para los derechos que venimos conquistando, como la Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans "Diana Sacayán Lohana Berkins”.
—Esta ley nos abre las puertas a otros derechos que nos permiten tener vidas más vivibles, estables y con posibilidad de planificar y proyectarnos a largo plazo. El cupo laboral también permite acercar nuestras miradas y existencias a muchas de las políticas públicas que garantizan distintos derechos de nuestro pueblo como así también ser parte de los sindicatos estatales.
Las cifras en relación al desempleo, el acceso a la vivienda, salud, judicialización y despidos son tristes y escandalosas: el 57 por ciento de les travajadores travestis trans se encuentran bajo la línea de pobreza. El 73 por ciento de los despidos ocurrieron fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo que se trata de un ataque directo a la federalización del cupo. El Ministerio de Capital Humano acumula el 68 por ciento del total de los despidos.
La desaparición forzada de Tehuel de la Torre es una bandera inclaudicable de nuestras comunidades, muchos compañeros autoconvocados y organizaciones TTNB estuvieron siguiendo el juicio que en agosto condenó a Luis Alberto Ramos por homicidio agravado en contexto de odio hacia la identidad de género. Milo dice que eso no es justicia.
– Justicia es saber qué pasó con Tehuel y qué hicieron con su cuerpo, justicia es que se escuchen nuestros testimonios y vivencias y que nadie más sea desaparecide y asesinade por salir a buscar trabajo. Justicia es que reincorporen a todes les compañeres que echaron este año y que están a la deriva sin ningún sostén.
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Las últimas marchas en Capital Federal la columna mostri convocó bajo una bandera rosa que dice “La vida está en riesgo ¡Basta!”. Llama la atención porque no nombra ninguna agrupación ni reclama nada identitario al uso. Esta columna se convirtió en lugar de encuentro y refugio mostri, en la respuesta a pie de calle a las políticas de destrucción de lo común del gobierno actual.
La columna mostri no marchará unida este sábado pero, fiel a su estilo, convoca a rancheo previo. Ari Lutzker, que es parte del colectivo Yo No Fui, performer y convocante de la columna, lo explica así:
— Entendemos que es un día donde cada persona va con distintos espacios. Y también la realidad es que hay bastante desmotivación en general. Muchas amigas no marchan porque no hay nada de qué estar orgullosos y están como medio hartas del lavado de cara del Orgullo. La sensación es ambigua. También hay otres que marchan y están contentas de hacerlo.
Quizás porque con la Identidad ya no alcanza, somos un pueblo que titila.
—La mostri nace también porque muchas personas no nos sentíamos representades en los espacios en los que íbamos a tomar la calle, no nos alcanzaban ni las consignas, ni los modos de habitar la calle, ni los cancioneros, ni los modos de hacer carteles, ni los modos de intervención en la vía pública.
Y no, no nos alcanzan.
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En el programa de radio Gravedad Cero en La Une hago una columna sobre memoria y arte. Mis compas, la Tini e Ine, me tiran al aire que pensemos cinco acciones para llegar a la marcha. Les propongo que, ya que estamos, anticipemos el fin de año porque el tiempo cuir lo demanda.
— ¡Decretemos el fin de la ciscrononormatividad!
Entonces balbuceamos cinco acciones para una marcha en tiempos difíciles:
1- Tener vaselina a mano: cura pesones luego de mastectomias y la mano de la yuta se resbala en la represión (también los neumáticos).
2- Hacer un contrato con dos o más amigues prometiendo no suicidarse porque no entregaremos el cuerpo al Cistema.
3- Pintar paredes porque podemos y apoyamos a Pierina.
4-Cocinar con amigues porque así es la solidaridad champagne cuir.
5-Tomar las marchas para la revolución.
Yo llego a la marcha con una prima nueva, que es del tiempo de la desaparición. La compartimentalización y el silencio aletargó el encuentro. Quizás también la falta de una marca temporal propia que nos permitiera entender en qué momento estábamos.
Ante la situación actual necesitamos buenos diagnósticos para saber qué es lo que se está atacando. Yo creo que se ataca el legado de futuro que hay en el pasado, no el pasado mismo. La memoria no es simplemente la memoria sobre un pasado, hemos heredado visiones de futuro y es a esas visiones de futuro en el pasado que hemos heredado a las que hay que interrogar nuevamente. A la memoria de las luciérnagas después de la desaparición.