Traducción: Michèle Guillemont
Jueves 20 de octubre. Un muerto más.
El martes por la noche murió un exilado a causa de las heridas que le causaron los golpes. Lo habían molido a palos vigiladores, a quienes había enfrentado varias veces. Tenía 26 años. Uno de sus amigos, que intentó socorrerlo, también había resultado herido. Cuatro de sus agresores han sido detenidos.
Viernes 21 de octubre. Se prepara la persecución
En estos tres años ya hubo voluntarios a quienes las autoridades intentaron responsabilizar de sus las tensiones. Una manera al menos “curiosa” de dar vuelta la situación. En efecto, fue gracias a la observación minuciosa de quienes llegaron a tratar de ayudar que se pudo registrar la violencia policial sobre los inmigrantes. En 2011 por primera vez el Defensor de los Derechos pudo intervenir en la situación de Calais. La segunda vez fue 2015 y fue gracias a la intervención de un abanico más amplio de asociaciones de voluntarios y ongs. Las autoridades policiales agitan en los medios versiones sobre activistas para alimentar fantasmas y miedos y así poder justificar ante la opinión pública la expulsión de los miles habitantes de la ciudad de la miseria que se levanta sobre la costa noroeste francesa, sobre el Canal de la Mancha. Construyen el escenario para que nada perturbe la puesta en escena mediática prevista por el gobierno.
Con una nota se solicitó a los docentes de la región la colaboración en el desalojo y expulsión. Necesitaban personas que hablen otro idiomas, como el alemán, inglés. Al ver los idiomas requeridos se infería que no era para los refugiados o exiliados sino para los militantes de países europeos, que iban a resistir la expulsión.
Es en este contexto en el que algun@s militantes van a intentar enfrentar al dispositivo policial que los tomará como blanco, quieren dar su testimonio sobre cómo sucede realmente esta expulsión que el gobierno califica como “humanitaria”.
Viernes 21 de octubre. ¿Qué puede hacer usted?
La pregunta la hacen muchos desde diferentes lugares de Europa y el mundo. La respuesta es variada.
Si usted no está en Calais.
El gobierno intenta disfrazar bajo una llamada operación humanitaria la destrucción de lo que equivale a una ciudad chica y el desplazamiento de su población. Haga circular ampliamente la información acerca de lo que pasa realmente a partir de las fuentes que le parezca ciertas, por mail, por las redes sociales, por todos los canales a su disposición.
Hay varias convocatorias para manifestarse para la tarde del primer día de la expulsión y el sábado que sigue. La fecha sería el 24. Unáse a las concentraciones que se están organizando o organice una en su localidad si nada está previsto aun.
A las personas expulsadas de la villa miseria de Calais se las va a mandar a 160 Centros de Recepción y Orientación (CAO) de toda Francia, con las excepciones de la región parisina y Córcega). Por lo tanto hay un CAO no muy lejos de su casa. No tenemos la lista de estos centros. Puede conseguir informaciones en la página Facebook https://www.facebook.com/Info-CAO-484548968414251/. Es importante saber qué pasa en estos CAOs, lo que va a ser de las personas, si hay posibilidades de expulsiones hacia otros países, si las personas necesitan ayuda ahí o para volver a Calais. Si hay asociaciones ya activas respecto a un CAO, contáctese con ellas.
Las personas cuyo proyecto es no quedarse en Francia y pasar al Reno Unido intentarán volver a Calais o ir a otros campamentos en la frontera británica. Es probable que se lleve a cabo controles por portación de cara y detenciones en las estaciones y los trenes que van a París y hacia el litoral norte. Si usted es testigo de este tipo de controles, de detenciones, de comportamientos agresivos o violentos de la policía hacia inmigrantes redacte un testimonio preciso con las circunstancias (lugar, fecha y hora, policías implicados, descripción de los hechos) y diríjase al Defensor de los Derechos :: http://www.defenseurdesdroits.fr/fr/saisir-le-defenseur-des-droits. También puede comunicar esas informaciones a asociaciones de defensa de derechos humanos y de los derechos de las personas extranjeras. Es de esperar que se organicen vigilias ciudadanas en las principales estaciones.
Si usted está en Calais:
-Importa que un máximo de personas puedan ver las condiciones reales de la evacuación y de la destrucción de la villa miseria y, por lo tanto, estén presentes en el sitio y los alrededores. La mitad del dispositivo policial se usará para impedir a los exiliados que se instalen en otra parte de la región, el Calaisis, lo que significa controles.
-L@s exilad@s no dejarán de llegar a Calais, la frontera con Reino Unido, y la operación espectacular del gobierno no terminará con los movimientos migratorios. Es fundamental que la solidaridad y la atención ciudadana sigan ejerciéndose más allá de la expulsión.
Sábado 22 de octubre. Censo de octubre.
El censo mensual hecho por Help Refugees y l'Auberge des Migrants señala una disminución del número de exilados en Calais. Hay 8.143 personas contra las 10.188 de septiembre pasado. Esto se debe al proceso de auto-expulsión que se observa desde hace dos semanas: las personas huyen bajo la amenaza de la expulsión. La amenaza latente y el abandono del campamento de forma voluntaria va a facilitar el vaciamiento final y la destrucción de la villa miseria.
Pero, a pesar de este movimiento, el número de menores de edad sigue aumentando (1.496 contra 1.179 de septiembre, entre ellos hay 1.291 menores sin un adulto).
Sábado 22 de octubre por la tarde. París-Calais.
Llega un testimonio de la Estación Norte de París: “Controles por portación de cara esta mañana en la Estación del Norte para el tren de 9h46 con dirección a Calais. Todas las personas con aire “extranjero” tienen que salir de la fila y se las controlan : ticket, carné de identidad, equipaje. Se los interroga durante mucho tiempo para que pierdan el tren”. Mickael fue quien filmó y fotografió este control. Lo detuvieron. En la comisaría le quitaron el celular y borraron las videos y las fotos. Por supuesto no hay ningún acta de esta detención.
Domingo 23 de octubre. Los más chicos.
El gobierno ha decidido finalmente destruir la villa miseria más grande de Francia y alejar a su población en pocos días. La prisa se lleva por delante los de estas personas. El motivo es político: quieren apagar la polémica lanzada por la derecha en septiembre. Y también de organización quieren evitar que se crucen durante la expulsión las personas a las que se desplaza con las que siguen llegando a Calais.
Frente a esta violencia, y en un contexto de endurecimiento general del gobierno, los contrapoderes se han disgregado a toda velocidad, lo que provoca una preocupación muy grande acerca de quiénes se opondrán a las políticas cada vez más autoritarias y xenófobas.
Para anestesiar las resistencias, justo cuando un movimiento inesperado de solidaridad hacia l@s refugiad@s se desarrolla en Francia, la operación se presenta como humanitaria. Los expulsados, explican, van a ser recogidos en Centros de Recepción y Orientación. Para acceder a los micros que los van a llevar ahí, se van a formar tres filas, una para las “personas vulnerables”, otra para los “menores”, otra para “los demás”. Así intentan explicar que hay una manifestación evidente de que las necesidades de cada persona se toman en cuenta.
Pero detrás de esas tres filas, telegénicas, ¿cuáles son los criterios de la selección y cuáles son los medios para responder a las necesidades particulares de estas personas?
Tomemos el caso de las personas “vulnerables”, término muy vago que puede reunir situaciones muy diferentes. Se puede admitir que las familias con niños van a ser orientados hacia centros adaptados, y que se prevé escolarizar a los menores en establecimientos cercanos y con capacidad para recibir no francófonos a mitaddel ciclo lectivo. Ahora, ¿estamos seguros de que sea así ? Se supone también que se podrá prever un dispositivo médico para heridas o enfermedades comunes. Pero hay enfermedades más específicas que necesitan un dispositivo especial que no se encuentra en cualquier hospital: parece que nada de esto está previsto ni siquiera el pase inmediato de los expedientes médicos desde el hospital de Calais hacia el más cercano del CAO que lleguen los enfermos. Seguramente habrá interrupciones en los tratamientos, con consecuencias graves. Lo mismo se puede inferir para las personas con seguimiento psiquiátrico o para otras con curas de desintoxicación alcohólica.
Domingo 23 de octubre. La última noche.
Un ambiente extraño se vive en La Jungla. Es la última noche antes de la expulsión. Hay un aire de fiesta de despedida. Se escuchan música y algunas risas y se siente que tapan las ganas de llorar de muchos. Los últimos intentos para pasar a Gran Bretaña se harán esta noche. Hay dudas. Los controles se duplicaron. Hay gente subida arriba del médano en la encrucijada de hacerlo o no. La policía empezó temprano a disparar gases lacrimóngenos.
Un decreto de la Prefectura apareció en la entrada a la Jungla. Dice “zona de protección” y advierte que sólo se entrará con una acreditación especial. Toda persona que no cumpla la nueva orden será condenada a seis meses de cárcel y 7.500 euros de multa.
Lunes 24 de octubre. La destrucción.
A las horas, las autoridades afirman que estos problemas se han solucionado. Todos los menores están con refugio. Como los que durmieron bajo algún puente anoche o esos adolescentes afganos con los que me crucé esta mañana en el centro de la ciudad. Esta mañana, mujeres con niños manifestaron nuevamente, pidiendo: “UK help us”.
El registro de los últimos menores de edad (aparentemente 300 todavía no estaban cansados hacia el mediodía) parecía problemático. La Prefectura quiere visiblemente hacer menos visibles las prácticas escandalosas de estos últimos días. El comunicado que emite da una definición particular de la expulsión de varios millares de personas que quedaban en la Jungla y de la destrucción de sus hogares precarios. “Desde el martes 25 de octubre, una empresa de limpieza interviene en el campo de la Lande para evacuar los residuos de las zonas liberadas por los migrantes”. Según el mismo comunicado, 5.604 personas fueron trasladadas a centros y 233 recibidas por el Reino Unido. En octubre se habían censado a 8.142.
Con los más chicos los números no cierran. De 1.291 que había a mitad de octubre, 1.200 (¿esta cifra redonda?) estarían alojados en el campo de los containers, 233 admitidos en el Reino Unido, lo que da una cifra de 1.433, ¿Ninguno fue mandado a los centros de recepción de menores en Francia (CAOMIE)? ¿Y qué pasó con los 300 que no estaban registrados al mediodía? El Estado parece no tener la situación muy clara.
Jueves 27 de octubre. Imágenes de la indignidad
Varios centenares de inmigrantes durmieron anoche en lo que queda de la villa miseria que era el campo de refugiados de Calais, entre la destrucción y los incendios. Entre estas personas había menores de edad. ¿Será que ellos son los que las autoridades francesas llaman “residuos de las zonas liberadas por los migrantes” que una “empresa de limpieza” se encargará. Ya no habrá micros que salen hacia los CAOs, se interrumpió el relevamiento de los menores de edad. La Prefectura ratificó la anunciado hace semanas: las personas que rechacen el desalojo serán expulsadas del territorio nacional, eventualmente hacia el país de origen (Afganistán, Sudán y Eritrea mayoritariamente). A esto llegamos hoy.