En A 30 días del poder el historiador estadounidense Henry Ashby Turner Jr. explica que el ascenso de Hitler al poder se produjo fundamentalmente por un fatídico combo de celos, envidias, venganzas y traiciones entre la dirigencia política alemana. Turner asegura que Hitler no conquistó el poder sino que se lo entregaron. El libro se lo recomendó el año pasado Cristina Fernández de Kirchner a Axel Kicillof.
Sin el prisma de lo humano, no podría entenderse la disputa que se está dando hoy al interior de la fuerza más relevante de los últimos 20 años de la política argentina, el kirchnerismo. Axel no dio (ni dará) su apoyo explícito a la candidatura de Cristina a presidir el PJ en los términos que le exigen. Para la expresidenta, y sobre todo para el camporismo, con esa decisión el gobernador rompió algo. Cristina lo expresó en términos bíblicos el viernes por la mañana en el sindicato de SMATA: “En el peronismo no van más los Poncio Pilatos ni los Judas, lo digo con dolor”. Por “Poncio Pilatos” se refiere a Axel, quien según su visión se lava las manos y no se la juega públicamente por su candidatura. Los “Judas” son los que traicionaron al peronismo ayudando a Milei en el Congreso, como por ejemplo los gobernadores de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y el de Catamarca, Raúl Jalil, que hoy cenarán con el Presidente en Olivos.
El gobernador registró el dardo de Cristina y respondió el sábado en un comunicado: “La lógica del sometido o traidor es una lógica que entró en crisis y que viene causando malos resultados”. Y luego remató: “Tampoco puedo convalidar el equivocado mecanismo de que cualquier diferencia o crítica desate el disciplinamiento”.
En el acto del jueves en Berisso por el Día de la Lealtad, el hijo pródigo la defendió por las causas que enfrenta ante la justicia, afirmó que “los mejores días fueron con Cristina” y llamó a la unidad. El Gobernador, en un discurso pensado palabra por palabra, buscó acercarse lo suficiente a Cristina pero sin quedar tan cerca como para que los rayos de la expresidenta le derritan las alas como a Ícaro. La señal es clara: Cristina aliada sí, jefa no.
Para el camporismo esto no es posible. Lo hizo saber ayer la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. En un posteo en X disparó contra Axel: “¿Tibio? Ni el mate, ni la cerveza, ni el amor. LEALTAD con @cfkargentina y el pueblo”. Incluso Mariano Recalde, íntimo amigo del Gobernador, dijo ayer en el acto del PJ de la Capital: “Yo sí me quiero meter, si hay una interna en el peronismo es para bancar a Cristina”. La alusión fue directa. Kicillof había dicho horas antes en el acto de Berisso: “No me interesa disputar ninguna interna”. ¿Por qué La Cámpora apunta de esta manera contra Kicillof? Me lo dijo con total claridad la senadora Anabel Fernández Sagasti en una entrevista en la radio: “Lo que está en juego es la conducción de Cristina”.
Desde el entorno del Gobernador tienen otra lectura: “Lo que se terminó es la tercerización de la conducción de Cristina a través de Máximo”, afirman.
Si la novedad es que por primera vez se da una disputa al interior del kirchnerismo, donde el gobernador está diciendo entre líneas que quiere tener voz y voto en las decisiones, la novela conocida es la disputa entre Máximo Kirchner y Kicillof. El hijo de la expresidenta cree que Axel es un desagradecido. Lo que antes decía en la intimidad, ahora lo dice en público. “Se quejan del dedo de Cristina los que sacaron ventaja del dedo de Cristina. ¿Qué deberíamos decir nosotros?”, dijo en un reciente acto en La Plata. El Gobernador está convencido de que Máximo siempre trabajó para convencer a Cristina de que él podía ser un traidor.
Si a partir de los últimos sucesos Cristina y Axel deberán trabajar en la reformulación de su vínculo, la relación entre el Gobernador y el líder de La Cámpora se terminó de romper. Para Máximo, Kicillof traiciona a Cristina al no manifestar de manera explícita su apoyo en la interna contra el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela.
Por su parte, Kicillof no tolera más críticas como las de Máximo en el acto de La Plata, donde llegó a cantarse: si querés otra canción, vení, te presto la mía. Una clara alusión a los dichos de Axel el año pasado cuando dijo: "Va a haber que componer una nueva canción, no una que sepamos". Su malestar con el hijo de la expresidenta lo dejó por escrito el sábado en el comunicado que publicó en redes sociales: “Últimamente sectores de nuestra fuerza política, con quienes a veces tengo diferencias pero también un recorrido común, afecto y coincidencias, han decidido criticarme mucho y acompañarme poco. Sinceramente, me cuesta entenderlo pero no tuve ni tengo la necesidad de agredir a nadie para expresar el reclamo de un mayor respaldo al gobierno provincial”.
Así como cerca del Gobernador creen que Máximo Kirchner le llena la cabeza a Cristina para que le marque la cancha a Axel, en La Cámpora están convencidos de que lo mismo pero al revés están haciendo dos dirigentes que fueron muy cercanos a la expresidenta, el ex secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, actual ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires, y el ex titular del Instituto Patria, Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda. No por casualidad Cristina estuvo ayer en la Universidad de esa localidad y no le avisó a Ferraresi. Para la expresidenta, ambos dirigentes ingresan en la categoría de “Judas”.
¿Qué cosas están en juego en este escenario? Cerca de Cristina aseguran que ella quiere trabajar para una posible candidatura presidencial del Gobernador y que para eso Axel tiene que encargarse de la gestión en la Provincia y dejarle a ella, a través de la presidencia del PJ, ordenar la política y el peronismo. En el entorno de Axel leen esto como una intención de Cristina de volver a decidir todo el armado político en soledad.
Son varios los dirigentes del peronismo que piensan que el sorpresivo movimiento de la expresidenta para presidir el PJ es porque sintió amenazada su capacidad de decidir sobre los destinos del espacio. Un importante dirigente de un movimiento social me dijo: “A Cristina la quisieron acorralar y salió para adelante. Ante lo que leyó como un avance sin ella, recuperó la centralidad con su intención de conducir el partido”.
Los problemas de comunicación dentro del kirchnerismo son otro capítulo de esta historia y tienen un sinfín de episodios. En La Cámpora aseguran que Kicillof se negó el año pasado a obedecer a Cristina en su decisión de que él fuera el candidato a Presidente del espacio. Si bien es cierto que el Gobernador prefería quedarse en la Provincia ante lo que avizoraba como una derrota asegurada a nivel nacional, en el entorno de Kicillof aseguran que Cristina nunca le pidió esa candidatura. Pero el paroxismo de los equívocos comunicacionales se dio esta semana. Mientras desde el entorno de Cristina dejan trascender que existió un encuentro entre ella y el Gobernador, en La Plata niegan rotundamente que se haya dado. Lo cierto es que la reunión se hizo y los resultados no fueron los esperados, por eso nadie la confirma públicamente.
Por otro lado, hay algo que parece que tampoco va más para el Gobernador: la decisión unilateral de la expresidenta y su posterior comunicación de decisiones a través de posteos en redes. Fue lo que pasó con el anuncio de su candidatura al PJ. La negativa de Axel a sumarse al operativo clamor iniciado por Wado de Pedro en redes va en esa línea. El Gobernador hubiese esperado un llamado de De Pedro antes de la publicación.
Se abrió una nueva etapa. Si Néstor dejó aquella famosa frase donde advertía que hablar de kirchnerismo era bajarle el precio al peronismo, hoy es en este sector donde se dirime la interna que podrá marcar el futuro del movimiento. Y la que podría determinar qué ocurrirá con todo lo que se mueve en los márgenes, donde nada está del todo claro. El peronismo circundante es diverso y también está en movimiento. Guillermo Moreno continúa buscando aglutinar a un sector más conservador del peronismo. También hay un peronismo de saco y corbata que encarnan algunos gobernadores, el cordobesismo y algunos funcionarios y burócratas desperdigados en el territorio, que continúan huérfano de un liderazgo al cual acoplarse. Por otra parte, la inauguración del busto de Isabel que encabezó Villarruel después de fotografiarse con la expresidenta en Madrid, es otro rayo peronizador hacia el interior del gobierno donde ya se prepara el lanzamiento de una corriente interna que se llama La Carlos Menem.
Lo que parece reconfigurarse en ese proceso es una forma de ejercer la conducción y el poder al interior del espacio del que puede llegar a salir el candidato para enfrentar a Javier Milei en la próxima elección. Lo que se dirime también es con qué nivel de autonomía y de poder de decisión llegará quien represente al espacio en 2027. Probablemente, en definitiva, tanto Cristina como Axel ven que ahí está el punto central de toda esta discusión. La expresidenta, que suele ser muy asertiva en sus diagnósticos, cree que el gobierno de Milei es un desastre tal que terminará posicionando al espacio que lidera como la principal referencia opositora. Además, lee encuestas y todas dan que ella tiene una intención de voto en el conurbano bonaerense entre el 40 y el 45 por ciento. Es decir, Cristina tiene respaldo popular y cree que el kirchnerismo tiene serias chances de volver al poder en 2027. Esto explica por qué adelantó sus movimientos.
Milei come del alimento que le ofrecen gratuitamente sus opositores. Se quedó con la agenda una vez más al comenzar la semana apuntando con encarnizamiento a Cristina: “Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina Kirchner adentro". Rápido y furioso, instaló en boca de todos el símbolo del cajón, que ya sabemos de dónde viene. Así intervino en la interna, dando argumentos a las tropas que le piden sosiego a la conducción. Cristina le contestó en X: “¿Así que ahora me querés matar? Estás nervioso y agresivo porque todas las idioteces que, durante años, dijiste en la tele y todavía seguís repitiendo son solo eso: idioteces”.
Esta tarde se confirmó que la lista que encabeza CFK la acompañan, en las cinco vicepresidencias, referentes de las provincias y el sindicalismo: Jóse Mayans, Germán Martínez, Mariel Fernández, y Ricardo Pignanelli. La ausencia de referentes de La Cámpora y del Instituto Patria es un guiño para Axel y para el resto del peronismo.
Mientras, el Gobernador bonaerense es hoy quien más posibilidades tiene de ser candidato a Presidente dentro del kirchnerismo en 2027. Eso explica porque Kicillof decidió marcar límites.