Apóstoles es un lugar tranquilo. En agosto florecen las azaleas y en las veredas de las plazas y bulevares se forman alfombras carmesí. Los lapachos pintan horizontes fucsia y un perfume dulzón invade el aire. La llaman la Ciudad de las Flores. Es un mes especial, también, porque todos los 27 se recuerda el día de 1897 en que llegaron los primeros inmigrantes ucranianos y polacos y refundaron el pueblo tras la etapa jesuítico-guaraní del siglo XVII. En la madrugada del último jueves 29, la reaparición de un descendiente de aquellos polacos rompió el plácido clima de agosto.
—¡Basta de persecución política! —alcanzó a gritar el ex diputado Germán Kiczka mientaras lo subían al vehículo judicial. Esposado y con un casco en la cabeza, acababa de llegar a Apóstoles cuando un enjambre de movileros lo interceptó fugazmente.
El legislador apostoleño de 44 años fue trasladado y alojado en la comisaría Seccional Segunda. Llevaba seis días prófugo de la Justicia.
—¡Esta es la foto que querían! —gruñó con una sonrisa resentida, escoltado por tres gendarmes armados.
Unas horas atrás, gracias al testimonio de Julia, una vecina de más de setenta años de la pequeña localidad correntina de Loreto, Germán Kiczka fue encontrado por la Policía de Corrientes en el camping municipal del pueblo. Tenía un celular sin chip y cien mil pesos en efectivo. Con él ya no estaba su hermano Sebastián, a quien la policía de Misiones encontraría veinticuatro horas después en un paraje rural a 40 kilómetros de Apóstoles.
La causa se desprende del procedimiento iniciado por la fiscal porteña Daniela Dupuy, de la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas (UFEDYCI). Se hizo en el marco de una causa internacional llamada “Guardianes Digitales de la Niñez”, que investiga la existencia de una red de pedofilia a partir de la denuncia de ICMEC (Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados) con sede central en Estados Unidos.
La comisaría donde se aloja Kiczka tiene dos celdas para detenidos. Había, al momento de ingresarlo, unas diez personas distribuidas en ambas. Con la llegada del diputado prófugo, los diez fueron unificados en una sola celda. Kiczka debe permanecer incomunicado.
Caminar en estos días de agosto por ciertos rincones de Apóstoles, entre las azaleas y los lapachos, es un espectáculo formidable. Es una ciudad pequeña, pacífica y próspera. Pero desde hace semanas aparece en los medios de comunicación asociada a una trama de pedofilia que involucra al diputado libertario y cuyas ramificaciones alcanzan insospechadas conexiones con la delincuencia y el pasado oscuro del pueblo.
Conmoción
Apóstoles amaneció agitada por la noticia. En las calles y los lugares de trabajo, no se habla de otra cosa. La conmoción es total. Los trabajadores de prensa de medios nacionales, que en algunos casos se encuentran en la ciudad desde hace varios días, montan guardia en adyacencias de la comisaría a la espera de movimientos y novedades, entremezclados con reporteros locales y curiosos a granel. Los productores televisivos, acelerados y ávidos de primicias, preguntan a los lugareños por las locaciones que demarcan la cartografía básica del “caso Kiczka”.
En Apóstoles, donde viven casi 35 mil personas, la población autóctona suele referirse al “pueblo” para indicar todo aquel espacio ubicable dentro de la urbanidad del municipio. Al resto del territorio —los confines rurales donde los yerbales se entreveran con las pequeñas chacras productivas— se lo señala como “colonia”. El pueblo y la colonia. Los dos grandes ordenadores geográficos que tiene no solo Apóstoles, sino prácticamente todas las localidades misioneras, de acuerdo a los usos y costumbres del habla regional.
Dentro del pueblo, los puntos que conectan de algún modo esta ramificación de la causa judicial que involucra a los Kiczka son varios.
En primer lugar, la vivienda familiar en el barrio Illia, un vecindario de clase media a pocas cuadras del casco céntrico. En esta casa, allanada el pasado 6 de agosto, vive Leonardo Kiczka —el padre de Germán— junto a su esposa y dos de sus hijos, Sebastián y Agustín. Allí encontraron dispositivos que contenían fotos y videos de abuso sexual infantil. Esto derivó en la orden de detención de los hermanos Kiczka, bajo la acusación de delitos “de publicaciones, reproducciones y/o distribuciones de representaciones de un menor dedicado a actividades sexuales explícitas”. Tras conocerse la huida de los hermanos ante la orden de detención, sobre una de las calles de acceso al barrio Illia, apareció un pasacalle: “Alerta con la mafia de la pedofilia”.
“Pueblo cristiano le da de comer a pedófilo”. Otro pasacalle, similar en su rústica caligrafía, apareció en la esquina céntrica de Belgrano al 600, a la altura de Pizza Leo Club, el local de Leonardo, también involucrado en la investigación judicial en curso.
A la vuelta, en Pellegrini al 300, el inmueble donde funcionaba Estudio 55 Dance & Night Club, el pub inaugurado en 2012 que regenteaba Sebastián Kiczka. Ya no funcionaba oficialmente como tal, pero en la madrugada del 29 de julio de este año, la Justicia clausuró la casona luego de constatar la presencia de 24 menores de edad en una fiesta privada con venta de alcohol.
—Estudio 55 fue un lugar innovador para un pueblo como este, que es más bien conservador. Sebastián (Kiczka) era el dueño y el que craneaba las temáticas de las fiestas que se hacían. No se pasaba cumbia, había un baño mixto y la presencia de menores estaba completamente naturalizada —recuerda un ex habitué de aquellas fiestas, que prefiere resguardar su identidad.
En el centro del pueblo, Social Club. Sobre la calle Alvear, un bar coqueto perteneciente a Pedro y Lucio, los hijos del ex Presidente de la Nación, ex gobernador de Misiones y ex embajador en España: el empresario yerbatero Ramón Puerta. Amigo y socio político de Germán Kiczka, Pedro Puerta lleva adelante la radio y el canal de streaming donde surgió el polémico video que recorre las redes y medios por estas horas, en el que se observa a “Pedrito” Puerta, a Germán Kiczka y al joven dirigente puertista Gastón Caballero hablando jocosamente acerca de un “estimulante erótico que se le pone al mate” (Puerta dixit) para “conquistar guainas o gurises”.
El abuelo nazi
Todos los domingos, en la parroquia Santísima Trinidad se realiza la Divina Liturgia de Rito Bizantino-Ucraniano, única liturgia en idioma ucraniano que se celebra en Argentina. Esta capilla se encuentra ubicada sobre una calle que lleva el nombre de la mayor figura literaria ucraniana, el poeta Tarás Shevchenko, que también es homenajeado con una estatua a pocos metros del Museo y Centro Cultural Ucrania.
Apóstoles es el punto con mayor presencia de descendientes de inmigrantes ucranianos en Argentina. A través de la gastronomía, la música y la preservación de otras tradiciones, la colectividad ucraniana busca mantener viva su cultura en una sociedad atravesada por una fuerte injerencia cristiana, que reconoce en los inmigrantes europeos su mayor huella identitaria.
—Acá, lo primero que hace una pareja que se está por casar, antes que alquilar el salón, antes que mandar a hacer los anillos, antes que pedir turno en el Registro, es contratar para la fiesta a Los 4 Ases —explica un vecino.
Se refiere al grupo musical que encabeza, hace ya medio siglo, el acordeonista y nieto de inmigrantes ucranianos, “Rulo” Grabovieski. Cultores de ritmos como la kolomeika, el vals y el schotis, Los 4 Ases son una auténtica leyenda de la música ucraniana en Misiones y, junto al Ballet Ucraniano Vesná, un reservorio cultural de esa corriente migratoria.
La otra oleada inmigratoria que tuvo Apóstoles, a principios del siglo XX, fue la polaca. Y es allí donde pueden rastrearse los orígenes de los Kiczka. Edmundo, abuelo paterno de Germán y de Sebastián, nació en Polonia en los años veinte, pero se radicó en Alemania (padre polaco, madre alemana). Tenía 16 años y ya integraba las Juventudes Hitlerianas cuando las fuerzas alemanas invadieron Polonia en 1939 y estalló la Segunda Guerra Mundial.
—Mi padre fue militar, soldado, y fue al frente a pelear como voluntario con 16 años, siendo el paracaidista más joven. Había familiares en los dos bandos. Paradójicamente, nuestro abuelo paterno, que también era polaco, peleó para el otro bando —cuenta Elisabeth Kiczka, la hija menor del segundo matrimonio de Edmundo—. Mi padre recién se entera que nuestro abuelo había sido fusilado por los rusos en el año 2000. Lo supimos cuando dimos con una lista de fallecidos. Mi papá nos decía que no sabía nada de los campos de exterminio del régimen nazi.
Mi vida, juguete del destino es el nombre de la autobiografía que publicó Edmundo en 2009 a través de la editorial Unión Cultural. El libro reflota recuerdos del combate y de su participación en el ejército nazi. Terminada la guerra, Edmundo migró a Argentina y se instaló en Posadas, capital misionera, donde trabajó como empleado municipal. Falleció en 2014.
Las manos en la masa
Un cliente de Leo Pizza Club, cercano a Leonardo Kiczka, se deshace en elogios cuando habla de las virtudes culinarias del padre de Germán y Sebastián:
—De él pueden decir que siempre negreó a sus empleados, que es pesado y que, en muchas cosas, fracasó. Pero nadie puede negar que hace la pizza más rica de la provincia y no sé si de todo el nordeste argentino, mirá lo que te digo.
El 28 de febrero se realizaron ocho allanamientos vinculados a la investigación judicial internacional “Guardianes Digitales de la Niñez”. Uno de ellos, el único en Misiones, fue en el domicilio a nombre de Leonardo Kiczka, en el barrio Illia. Más adelante, también se allanaría Leo Pizza Club. Nunca existió, sin embargo, una orden de detención para Leonardo. Hasta el momento, ninguna de las pruebas surgidas incriminan al padre del diputado.
—Además de ser un viejo militante del radicalismo, Leonardo siempre estuvo vinculado a la gastronomía. Buscaba la forma de generar negocios, de hacer plata con su conocimiento. Y en eso siempre involucró a su hijo Germán, que era el más ducho para la gestión comercial.
En 2007, padre e hijo se embarcaron en un emprendimiento gastronómico que consistía en abastecer con viandas a empresas de transporte de media distancia —entre ellas Río Uruguay y Vía Bariloche—. Los Kiczka contaban con un vínculo en Neuquén que involucraba a tres personas que preparaban esa comida. Cuando el negocio terminó, lo denunciaron a Germán por una deuda.
Fuentes reservadas de la Legislatura Provincial le revelaron a Anfibia que “en mayo de 2022 ingresó a la Cámara de Diputados un pedido del Juzgado Laboral N° 1 de Neuquén, solicitando un descuento de hasta 20% de los ingresos mensuales” de la dieta de Kiczka. Era por la sentencia a favor de los tres ex empleados: la Justicia había determinado que los Kiczka los habían despedido violando las leyes laborales.
Puerta abierta
El puertismo lo relegó como dirigente del partido local Activar. Luego fue bendecido por figuras nacionales como Patricia Bullrich y Miguel Pichetto. Así llegó Germán Kiczka a su banca en la Legislatura misionera, luego de presentarse en las legislativas de 2021 con el radical Ariel “Pepe” Pianesi y la referente del PRO Mikaela González Coria, encabezando la lista de Juntos por el Cambio.
El vínculo de Germán con el universo Puerta es previo. Sobre la calle Alvear, lindante a una propiedad de Ramón Puerta, funciona el local de Cigarros Misioneros S.A., una de las empresas del ex gobernador. Como la crisis de 2001 hizo que los puros importados se volvieran inaccesibles, la compañía, nació en 2003 con la idea de producir con tabaco misionero “puros nacionales de calidad internacional”. Es la única empresa que elabora y comercializa cigarros.
—Aunque hoy los Puerta se quieran desligar o minimizar el vínculo, Germán Kiczka era, hasta hace unos meses, el CEO de Cigarros Misioneros —cuenta un comerciante y proveedor apostoleño—. Él mismo se presentaba como responsable. En Apóstoles lo sabe todo el mundo, está en todos los papeles.
El vínculo de los Kiczka y los Puerta remite, además, a un contexto familiar. Ernesto “Cururú” Snihur, el tío de Germán y Sebastián (hermano de su madre, María Luisa “Chitita” Snihur), era uno de los testaferros y hombres de mayor confianza de Ramón Puerta.
—Cururú era un personaje total en este pueblo. La mayoría de la gente lo tenía como un empresario exitoso y en cierta forma lo era, aunque básicamente manejaba cosas de Puerta. Y tenía lógicamente ese halo de poder que en los pueblos chicos suelen tener quienes de alguna forma pertenecen a un círculo de poder. Al ser cuñado de Leonardo, Cururú influyó de manera determinante para que Germán, que además se llevaba bien con Pedrito, se fuera metiendo en política. Él fue el nexo que unió a los Kiczka, radicales, con una figura del peronismo conservador y menemista como Ramón Puerta —cuenta un ex empleado de Ramón Puerta.
Lazos libertarios
—No, Ramón. Pedrito no puede ir de candidato a gobernador. Tiene que ir como diputado. Ahí en la legislatura tienen que dar la batalla contra Rovira, con Kiczka y los demás. Haceme caso.
Cruzado de piernas, con un vaso de whisky escocés en la mano, Miguel Pichetto convencía a su amigo Ramón Puerta sobre cuál debía serla estrategia para el partido Activar —fundado por Pedro Puerta y Germán Kiczka— de cara a las elecciones del 7 de mayo. Además de elegir gobernador, el pueblo misionero votaba la renovación de la mitad de sus diputados provinciales.
Ramón hizo caso. Su hijo Pedro obtuvo los votos suficientes y asumió su banca el 10 de diciembre de 2023. Una vez iniciado el periodo de sesiones del 2024, la sociedad legislativa Puerta-Kiczka se materializó dentro de la Cámara de Representantes, con la firma de varios proyectos conjuntos y una táctica consistente: extremar la polarización con el gobierno provincial de Misiones (Frente Renovador de la Concordia) y alinearse con el “proyecto liberal” de Javier Milei.
—Ramón, ahora que está este loco vamos a tirarle un diputado. La piba ésta puede ser.
Otra vez, Pichetto aconsejaba al Puerta mayor. Esta vez en relación al nuevo escenario en el Congreso de la Nación. La “piba” es Florencia Klipauka, diputada nacional por Misiones. Ingresó en 2022 por Activar y se integró al bloque de Pichetto, Hacemos Coalición Federal. En marzo de 2024 se pasó a La Libertad Avanza.
Apenas unos días antes de fugarse, Germán Kiczka viajó a Casa Rosada con Florencia Klipauka y Pedro Puerta. Se reunieron con el secretario de Prensa del Gobierno, Eduardo Serenellini, para fortalecer los lazos libertarios con Misiones. La foto de ese encuentro circula por estas horas en las que todo el mundo desconoce o minimiza su cercanía con Kiczka, convertido, de golpe, en un verdadero paria político.
Gambito de Dama
El escándalo en torno al caso judicial, la fuga y la posterior detención de los hermanos Kiczka absorbió por completo la agenda mediática. Misiones fue noticia nacional otra vez, como lo fue en mayo, cuando escaló la rebelión policial. Pero vale la pena retroceder algunos días para ver otro escándalo provincial que no llegó a los medios nacionales, pero que ayuda a explicar algunos cabos sueltos de este caso.
A principios de agosto, los diputados provinciales del PRO, Miguel Nuñez y Horacio Loreiro, dieron a conocer la respuesta a un pedido de informes al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), sobre ciertas características del bioherbicida que desde el año pasado el gobierno de Misiones entrega gratuitamente a los productores misioneros en el marco de una campaña de reemplazo al glifosato.
La respuesta de un funcionario de SENASA abrió dudas sobre la efectividad del producto, elaborado por la empresa Agro Sustentable S.A., y su capacidad real de reemplazar al glifosato. El PRO decidió presentar el caso en el Congreso de la Nación y la Justicia, para darle un golpe a Rovira y al gobierno provincial misionero. El 19 de agosto los diputados presentaron una denuncia penal.
Martín Boerr, editor del sitio misionero Plan B, sigue de cerca el tema y escribió: “Hacía apenas unas horas, otro escándalo crecía y salpicaba a Rovira como pocas veces en estos últimos 20 años. Se hicieron públicos vínculos comerciales de su hijo Ramiro con el dueño de la empresa Agro Sustentable. Envalentonados, los diputados Miguel Nuñez y Horacio Loreiro, del PRO, hicieron pública el lunes una denuncia que el propio Nuñez había presentado días antes en los tribunales federales de Comodoro Py. Solicitaban que se investiguen los recursos que el Estado misionero generosamente vuelca en esa firma cuestionada, la gran beneficiada de la Ley de prohibición del glifosato. (…) No imaginaban que apenas 72 horas después iban a estar en el recinto de la Legislatura, asistiendo al desafuero de un aliado como Kiczka, incluyendo el despliegue de una actitud sin cortapisas ni misericordia para despegarse de su otrora amigo. Enterrando cualquier estrategia de escalar políticamente lo de Agro Sustentable”.
¿Qué pasó entre el lunes y el jueves, que estaba todo dado para que estallara la bomba contra Rovira? Responde Boerr: “Pasó que el juez Miguel Angel Faría, acaso permeable a los vientos políticos, decidió con los mismos elementos que tenía desde febrero (el hallazgo de los 603 archivos y el programa Emule p2p para compartir material indecente), que lo de Kiczka era para desaforarlo y detenerlo, lisa y llanamente”.
Algunos observan, en el devenir de los hechos, la mano no tan invisible de la política.
—En este ajedrez que es la política, hay algunos más hábiles que otros. Algunos son Kasparov o Gambito de Dama, otros corren en crocs. Acá se logró correr del eje una denuncia que podía hacerle mucho daño al gobierno provincial y a Rovira y, a la vez, herir profundo a la oposición misionera en la Legislatura. Más allá de que los delitos puedan existir, y eso lo probará la Justicia, acá los tiempos estuvieron influenciados por los vínculos entre poderes del Estado —dice un dirigente que prefiere reservar su identidad.
Mientras toda la provincia seguía la búsqueda de Sebastián Kiczka a través de los medios y las redes, en la tarde del jueves 29 de agosto la Legislatura Provincial comenzaba a sesionar. Hubo tres diputados ausentes: Pedro Puerta, Germán Kiczka y Horacio Loreiro.
Final abierto
—Sebastián siempre fue el loco de esta familia. Aunque es bastante mayor que Germán, siempre daba la impresión de que él era el hermano menor. Lo recuerdo en la secundaria, con el pelo largo, muy fanático de los Doors, imitando a Morrison y metiéndose en líos constantemente —cuenta J.F., ex compañero de Sebastián Kiczka en el Colegio Cristo Rey—. Tuvo varios problemas por su forma de ser, pero nunca me hubiese imaginado algo tan grave como esto de lo que se lo acusa.
Mientras se termina de escribir esta crónica —con los Kiczka detenidos y a espera de la indagatoria judicial— el pueblo apostoleño, todavía incapaz de sopesar el alcance de la huella psicosocial de todo esta trama, se mantiene expectante y reclama justicia sin grandes movilizaciones ni estridencias.
—Me da mucha tristeza esto que está pasando. Tenemos que cuidar a nuestros niños, a nuestras criaturas. El diablo está en todos lados. Pero Dios no nos va abandonar —dice doña Claudina, con el rosario en la mano en la explanada de la iglesia San Pedro y San Pablo, donde un grupo de fieles organizó una misa especial “para que el pueblo se libere de estas perversiones.
Pese a la fe católica imperante en el pueblo, en Apóstoles la propia Iglesia se vio salpicada en el pasado por casos de abuso de menores. El más emblemático fue el del sacerdote Ladislado Chomín, condenado en junio por abusar de una niña de 4 años en el colegio San Josafat.
Mientras el país entero sigue el minuto a minuto del caso, aquí, en Apóstoles, el colorido incandescente de las azaleas no alcanza a disipar la sombría atmósfera de este agosto que empieza a morir.