Ensayo

Fragmento de "Ficciones"


Un nuevo realismo

Realidad y ficción parecen hoy indistinguibles. Sin embargo, para Markus Gabriel esto no es más que una confusión ontológica de la que hay que salir. Con ese objetivo, desarrolla en Ficciones una filosofía realista de la ficcionalidad que sienta las bases de una teoría de la objetividad de y para las humanidades. El Nuevo Realismo de Gabriel reconoce la centralidad antropológica de la imaginación para trascender la falsa antítesis entre la realidad y la apariencia. Fragmento de su último libro.

Es urgente reanudar la formación discursiva que la filosofía compartió hasta hace poco con las ciencias humanas y sociales y que impulsó a detectar las fuentes de error en el espíritu de la época, a describirlas y explicarlas con los métodos disponibles para ello. Pues sin esta forma de reflexión el progreso desatado en las ciencias naturales y en las de la tecnología no conduce a una posición adecuada que se ajuste automáticamente, en el trato con los medios socioeconómicos innovadores.

La discusión, ya clásica, sobre la relación entre la física y la bomba atómica ilustró esta cuestión el siglo pasado. En vista de lo que en el lenguaje popular se denomina “revolución digital”, hoy vuelve a plantearse la cuestión sobre la legitimidad de aquellas transformaciones que en el espíritu de la época son escenificadas como procesos de automatización que caen inevitablemente sobre nosotros –como un destino–. No obstante, el progreso tecnológico no es un destino, sino la consecuencia de múltiples decisiones y estrategias que se esconden detrás de la mitología, hoy difundida, de la digitalización que se impulsa a sí misma.

El autodeterioro de la subjetividad moderna, tanto naturalista como posmoderno, tiene que ser superado. En contra de su mala fama este no es, por cierto, de manera alguna la fuerza motriz metafísica de la crisis ecológica, tal como lo invocó la influyente crítica de Heidegger al cartesianismo. El problema no es la distinción entre sujeto y objeto, espíritu y naturaleza, sino eliminar el sujeto, es decir, el polo del espíritu en esta correlación, sin que la correlación como tal haya sido revisada de un modo fundamental antes de eso.

En lugar de una subdivisión de una presunta realidad general en mente y mundo, representación y causación, ser y deber, cultura y naturaleza, sistema y medio ambiente,etcétera, en este libro se presenta una tesis humanista de intraicionabilidad. De acuerdo con esta, el ser humano, en tanto ser vivo espiritual, es el punto de partida intraicionable de toda investigación ontológica. Al conformar una teoría siempre partimos de nuestra experiencia pre-ontológica, pre-científica, que es algo real que entra en contacto con otras cosas reales. Lo real se nos muestra pre-ontológicamente en el modo de la percepción, es decir, porque la percepción misma es algo real. Argumentaré a favor de que, a la percepción, no obstante, siempre le es inherente un elemento de la ilusión, gracias a lo cual es objetiva, es decir, susceptible de verdad. Solo quien es capaz de engañarse puede captar la verdad. Sin fuentes de error no hay objetividad que no socave sus pretensiones.

En el camino al ser (a los hechos) no podemos evitar la apariencia. Un neurocientífico que hace un experimento, confía en su percepción sensorial del mismo modo que el físico que recopila datos de un acelerador de partículas y los presenta en un congreso de especialistas. No se le ocurriría negar la existencia de su público o de la próxima pausa para el café.

Las humanidades y las ciencias sociales serán valoradas en lo sucesivo por su dignidad ontológica. De acuerdo con la determinación propuesta aquí, lo que investigan es el modo en que se les presenta a los seres humanos su propio punto de vista. El objeto de las humanidades y las ciencias sociales es el ser humano en su consideración de la propia imagen, variable a lo largo de la historia, sincrónica y diacrónicamente muy diferenciada.

Una tarea esencial de la filosofía actual es la superación sistemática del naturalismo habitual al cual se consagraron lamentablemente muchos profesionales. En las últimas décadas, como resultado de los desarrollos en la política científica en el ámbito anglófono, esto condujo no solo en este país a un desacoplamiento de la filosofía de los discursos de las humanidades y de las ciencias sociales, lo cual metodológicamente fue fatal para ambas.

Los intentos de algunos proyectos filosóficos de darse aires de ser una investigación al modo de las ciencias naturales –mediante formatos de publicación pseudocientíficos, formalizaciones de argumentos más o menos elaboradas o incluso ‘métodos’ experimentales– fracasan en la medida en que nadie se entera de ellos, salvo quienes se benefician con esos proyectos de investigación. Ensayos de las humanidades, como el agregado narratológico a la investigación de la neurociencia y las ciencias cognitivas, duran en el asunto lo que dura un suspiro, porque no van más allá de la comprobación de que para la recepción de modelos narrativos tenemos que disponer de dispositivos psicológicos adecuados que no podríamos efectivizar sin la intervención de algunas estructuras neuronales.

Markus Gabriel. Ficciones (trad.Gatón R. Rossi y Laura S. Carugati). Colección Lo Contemporáneo. UNSAM Edita. San Martín, 2022. 394 páginas. ISBN 978-987-8938-15-8 [Fiktionen. Suhrkamp. Berlin, 2020. 636 páginas].