Ensayo

Abuso y trata en el fútbol


El grito más silenciado

De las pensiones de los clubes de fútbol salió el grito más ahogado de todos: el de los varones abusados. El machismo se cobra los cuerpos de las mujeres, pero también de los pibes más vulnerables. La causa que investiga abuso y posible trata en Independiente muestra que #NoesNo es también una rebelión de varones contra varones poderosos. Y a no confundir: ser gay, bisexual o heterosexual son formas del deseo, nunca del abuso.

Estaban sentados en un asado. Abrían la boca apenas para empujar la ensalada. El celular a la mano les custodiaba la incomodidad de bajar la cabeza. Se vestían como para salir aunque se quedaran adentro. Probaban la chocotorta que dejaba una empleada doméstica para el postre o alguna torta que conseguían de canje los invitados salidos de un reality show. La sobremesa no era necesaria. Se arrumbaban en el sillón nude del departamento de Palermo. La forma de ele los dejaba estirar las piernas. Alguna veces le prestaban el auto cero kilómetro para salir. La tristeza los delataba. Pero nadie delataba a Leonardo Cohen Arazi, el relacionista público que los presentaba como sus chongos, según presenció Mariana Farjat, ex participante de Gran Hermano (GH), de 23 años, sobre las escenas que vio en la casa de Leonardo Cohen Arazi, a los 20 años, cuando estaba de novia con Brian Lanzelotta, otro ex GH. Su ex le pedía que la acompañe a comer a lo de Cohen Arazi, un relacionista público, que ni bien salió de la casa televisada, le ofreció prostituirse en el lenguaje criptado de hacer “presencias íntimas” con empresarios. Le dijo que no. Y decir que no también tenía costos en medio de un machismo naturalizado.

-A él (Leonardo Cohen Arazi) le encantaban los jugadores. Tenía morbo. Eran humildes, del interior, de bajos recursos, con el sueño de llegar a ser el número 1. Los jugadores tenían necesidad y venían a comer a Santorino (el restaurante de milanesas gigantes de Cohen Arazi). Yo decidí hablar porque no quiero ser cómplice, dice Marian Farjat. Ella fue a declarar, junto a la abogada Alejandra Bellini, a Unidad Fiscal de Investigación 4 de Avellaneda, a cargo de María Soledad Garibaldi.

La causa está a cargo de Luis Carzoglio, del Juzgado de Garantías N°9 del Polo Judicial de Avellaneda y fue caratulada como "abuso sexual, y promoción y facilitación de la prostitución". También se va a investigar si existió grooming que es la figura que enmarca el abuso a través de internet y que pena al que contacta a un menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual. Hay cinco detenidos en la Unidad 40 de Lomas de Zamora: Cohen Arazi; el árbitro Martín Bustos; su abogado, Carlos Tomás Beldi (por destruir el celular de Bustos); Alejandro Dal Cin, administrador de departamentos y Juan Manuel Díaz Vallone, organizador de torneos amateur en canchas de zona sur.

-Te hago un pete por 500 pesos –describe el modus operandi de la coacción sexual, a través de internet, un ex jugador, ya retirado del circuito, que recibió propuestas, de parte de uno de los actuales detenidos, mientras vivió en la pensión de Independiente. La oferta era de dinero por sumas chicas (de 500 a 1.000 pesos) o de sexo oral a cambio de botines. “Había chicos necesitados que lo hacían, que venían del interior muy solos, muy aburridos. Y, en ese momento, la pensión de Independiente era un desastre. Te lo ofrecían y lo hacían para tener plata para ir a comprarse ropa o ir a merendar al shopping”, relata un joven que recibió mensajes con reserva de identidad.

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Las víctimas, hasta ahora, son siete. Pero diez chicos más podrían haber sido blanco de abusos. Hay entre cuarenta y sesenta contactos entre los imputados y las víctimas. Garibaldi contó que los abusadores les ofrecían “pasajes para ir a ver a sus padres al interior, dinero, ropa, botines y carga de la tarjeta SUBE” bajo la obligación de ir a casas de San Isidro y Palermo. Los chicos hablaron con el psicólogo lo que estaban viviendo. Y él se lo trasmitió al encargado de la pensión de Independiente, Fernando Langenauer. El coordinador de las inferiores de Independiente, Fernando Berón se enteró y lo denunció a la justicia. “Creen que detrás de los abusos opera la red de pedofilia más grande del país”, estima el título de la nota de la periodista Mariana Iglesias, de Clarín.

El abogado Andrés Bonicalzi, de la Asociación de Ayuda a las Víctimas de Violación (Avivi) denunció, el 2 de abril, que dos varones integrantes de las juveniles y una jugadora de vóley habrían sido abusados en River Plate, entre 2007 y el 2011, en unos casos por un/a cliente y, en otro, por un médico del club. Según Avivi los chicos estaban angustiados y les contaron de los abusos a un psicólogo. Una médica también se enteró, pero la silenciaron para que no diga nada y aparataron del club, después de una licencia por maternidad.

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El tiempo es ahora porque lo que antes se decía no se escuchaba, se encubría o no tenía repercusión. La diferencia no solo es de lo que ahora sí se habla, sino cómo se escucha. La palabra es una conquista ganada. No es no. Y no es una casualidad, sino una frase que frena de abusos sistemáticos a los cuerpos y esperanzas de los pibes.

-No te podes hacer el distraído ante semejante barbaridad. Gracias a Dios hablaron –rescata un integrante de Independiente con reserva de identidad.

En la pensión de Independiente viven cincuenta chicos. En la de River ochenta. En las camas en donde el sueño es llegar a ser figurita del Mundial la explotación del sueño de la camiseta propia no es un rastro aislado, sino una forma sistemática de hacer de la esperanza y el desarraigo una forma de coerción para los pibes.

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En el 2010 Cohen Arazi se peleó con Ricardo Fort y, con espuma de rabia entre los dientes, fue a Intrusos a defenestrarlo. Pero paso del trash a la apología de la violencia sexual y contó que el ex heredero de la fábrica de chocolate le hizo pagarle, en el boliche Esperanto, a varios jugadores de las inferiores de All Boys. No es bizarro. Es abuso. Igual que ahora no es solo una operación, ni solo cotillón porque Natacha Jaitt mande a buscar en la basura a Mercedes Ninci. En la cobertura periodística se empezó a hablar de nombres de hombres del poder (periodistas, conductores, políticos, artistas, funcionarios) que, en algunos casos, aparecieron de la boca de Natacha Jaitt en la mesa de Mirtha Legrand el sábado 31 de marzo a la noche. La señora, a modo de la película La Celebración (donde se nombraba el abuso del padre de familia con el crujir de las copas de cristal) tocaba la campana de plata para poner orden y decía que conocía a algunos de los nombrados y que eran intachables. El abuso sexual no puede defenderse en nombre de la intachabilidad, la buena familia o las apariencias. Es el ABC de la pelea contra el abuso sexual.

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Y, a la vez, llevar al barro de las descalificaciones, nombres apresurados, aprietes y circo, rebaja la credibilidad de la causa. La vuelve el jarrón roto del caso Coppola con personajes que toman protagonismo y operaciones de servicios de inteligencia o intereses políticos que, ciertos o no, no son los protagonistas de la noticia, pero tapan mucho más de lo que aclaran. La noticia son los pibes. Y los descargos de Carlos Pagni, columnista de La Nación y ex conductor de TN y de Alejandro Fantino, en Animales Sueltos, sobre vendettas por su trabajo u operaciones atribuidas a servicios de inteligencia dolidos por ser desplazados, no pueden opacar el foco. Con los pibes no.

Sin embargo, en una inusual conferencia de prensa, donde el Procurador General de la Provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand copó la palabra (cuando el protagonismo es de la fiscal que lleva la causa), él aseguro: “Ningún periodista, ningún responsable de medio, ningún artista, ningún conductor de TV se encuentra involucrado en nuestra causa. Ninguno de los mencionados están siendo investigados por nuestra fiscalía". En principio, la preocupación se centró en el blanqueo de los nombrados. Pero, además, si alguna de las víctimas tuviera información para aportar sobre hombres vinculados a los oficios o puestos que el Procurador desligó de una investigación que recién se inicia sería improbable que se sintieran en libertad de hablar. “El despliegue mediático es contraproducente para darles un ambiente de confianza a las víctimas para que vayan a declarar, sobre todo, si empiezan a poner cotos y la cara institucional dice que no pasa nada y minimiza y controla la causa”, analiza una magistrada con experiencia en violencia sexual.

Tampoco, por supuesto, se tiene porque develar la sexualidad que no es delito, empujar del closet a quien no quiere y, menos que menos, confundir la homosexualidad con el abuso, la trata y la pedofilia. El problema no es a quienes se desea (en un país con matrimonio igualitario como emblema de derecho a la diversidad sexual), sino el deseo vulnerado de pibes sin recursos y con el sueño puesto en el arco y no a ser empujados a proveer –sin consentimiento- deseos ajenos logrados a base de poder.

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En Estados Unidos, el actor Anthony Rapp, denunció, en octubre del 2017 -después de la puerta abierta del MeToo tras la denuncia por abusos a actrices, por parte del productor Harvey Weinstein- que, a los 14 años, en 1986, fue acosado en una fiesta por Kevin Spacey. El protagonista de House of cards redactó un comunicado en donde pedía perdón, decía que había estado alcoholizado y contaba que ahora había decidido vivir como un hombre gay. Pero el comunicado fue peor. Justamente porque salir del closet no tiene nada que ver con una denuncia de abuso. Ser gay, bisexual o heterosexual son formas del deseo, nunca del abuso. Los varones abusadores se aprovechan de sus privilegios y de la vulnerabilidad de las víctimas. Porque tienen plata, poder, fama, edad, contactos, conocidos y recursos. Y porque los pibes son chicos, tienen miedo, están amenazados, se sienten acorralados. La diferencia no es el gusto, es el poder.

Spacey fue corrido de la serie que bien podría haber contado como una operación los abusos en Independiente. En Machowood, en cambio, los acosadores se invitan a la mesa. El machismo en el futbol no es nuevo. Héctor, el Bambino, Veira, condenado por intento de violación (por el que estuvo preso un año en la cárcel de Devoto), el 17 de octubre de 1987, a Práxedes Candelmo Correa se instaló como un emblema heroico del machismo del futbol al punto que compartió la marquesina de Buenos Muchachos con Beto Casella, Cacho Castaña y Guillermo Coppola (quedan los videos en youtube resaltando sus divertidas anécdotas en cabarets). Còppola también fue invitado a lo de Mirtha, pero se levantó asegurando que nunca supo nada de redes de explotación sexual.

Ignacio Viale, nieto y productor de Mirtha Legrand, pidió perdón por llevar a Natacha Jaitt a la mesa de Mirtha. Y dijo en el programa de Jorge Lanata (que ilustraba con pebetes las notas del diario Crítica sobre el abuso de Julio Grassi en la Fundación Felices los Niños): “No avalamos absolutamente nada, pero asumo el error. Hoy, con el diario del lunes te digo que es un error”, asumió Viale retado por Lanata. “No confundirse: la aparición de Natacha Jaitt no perjudica a los verdaderos responsables. Los beneficia, como beneficia siempre la trivialización”, alertó el periodista Franco Torchia en Twitter.

“Cuando se quiere ensuciar a un sacerdote siempre se recurre a acusaciones de tipo económico o sexual”, se defendió Grassi, en 2002, en el programa de Mariano Grondona cuando ordenaron su detención. Un coro de periodistas del star system conservador lo defendió públicamente de la investigación que comandó Miriam Lewin en Telenoche. El 21 de marzo del 2017, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la condena a quince años de prisión a Grassi por abuso sexual agravado a chicos que estaban a su cargo.

Hoy se corre riesgo que, igual que cuando se entorpece una investigación para poder objetar la legalidad de los procedimientos utilizados, el barro mediático sea una de las formas de silenciar y dejar desblindada una investigación que tiene que sortear los aprietes políticos, mediáticos y empresarios que siempre existieron en la impunidad de la explotación y el abuso sexual. En 39 de 40 casos revelados por la revista Hamartia los imputados por abuso sexual obtuvieron lo que buscaban con un team de abogados cubriendo sus espaldas: el sobreseimiento. “Esto pasa porque la justicia está más preocupada por reproducir la pedofilia que por extinguirla”, concluye el informe.

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El machismo nunca ayudó a los varones desclasados de la masculindad hegemónica. El feminismo sí. El 99 por ciento de los abusos sexuales denunciados son cometidos por varones y el 1 por ciento por mujeres, según datos del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, a partir de la información de la Superintendencia de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad bonaerense, del 2016, que contabilizó 6443 varones denunciados y 169 mujeres denunciadas. Los varones también son víctimas. Nunca en la misma medida que las mujeres que sufren el abuso en ocho de cada diez casos. Pero, como se devela en el caso de Independiente, sufren sometimientos sexuales. Un 13 por ciento de los agredidos sexualmente son chicos: un 12 por ciento menores de edad y 1 por ciento mayores. La abrumadora diferencia entre sub 18 (817 pibes abusados solo en el 2016 en la Provincia de Buenos Aires) y mayores (106) muestra que se tiene que estimular que los hombres puedan animarse a denunciar si sufren violaciones o son obligados –en la cárcel, las comisarías, los clubes, la familia y la calle- y que, también, los más chicos son los que más sufren la prepoteada de quienes usan el poder del cuerpo, la jerarquía, el uniforme, la puerta de entrada a pases, botines o trabajo para hacer del sexo un territorio del desterrado de placer y consentimiento.

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La denuncia sobre los clubes rompe un silencio histórico que va desde el machismo cantado como si el odio fuera folclore y el encubrimiento a la violencia sexual parte de códigos mal llamados y peor reivindicados de caballeros. El futbolgate muestra que los clubes fueron, al menos, permeables al abuso de jugadores. Y que no se trata de una casualidad permanente, sino del machismo feroz que se cobra los cuerpos de las mujeres sí, pero también de los pibes más vulnerables.

En la Villa 31 Mónica Santino ganó la cancha para las pibas que reconocen en el peloteo la fuerza para correrse de la violencia machista. El futbol puede ser solución para el abuso, pero si se cambia de arco. “Los chicos sufren desarraigo. Están vulnerables a cualquier situación y lejos de sus lugares de origen y familias. Con el sueño de llegar a primera viven las primeras instancias de ser mercancía en la industria del futbol”, describe Santino, Directora Técnica, de “La Nuestra”, futbol feminista.

El avance del feminismo, las consignas de Ni Una Menos, No Nos Callamos Más, Mi Primer Abuso, MeToo y Time´s Up quisieron ser forzadas -por una confrontación mal entendida como guerra de los sexos- como un jaque a los varones. De los varones no, de los abusadores sí. El Machowood local está en las casas, la televisión, el rock y las canchas (entre muchos otros lugares) y el machismo perjudica, también, a los varones porque implica un abuso de poder en las que los pibes más vulnerables son jaqueados por el machismo. En cambio, el avance del movimiento de mujeres y el freno al acoso, ayudan a liberar a los varones de situaciones de acoso, violencia, extorsión y coerción que recaen sobre los más chicos.

La causa de Independiente muestra que no es no es también un grito de los pibes contra varones poderosos. Aunque, muchas veces, se silenció todavía más que con las mujeres porque se juega con el estigma de la masculinidad herida, incluso, en el sometimiento a víctimas de violencia institucional y del sexo oral a punta de gatillo (nada fácil). Pero de eso, de los varones lastimados y sometidos, se habla menos. Hasta ahora. El machismo nunca ayudó a los varones más endebles. El feminismo sí. “Los efectos de la violencia sexual hacia los varones se ven como sentimientos de exclusión, vergüenza, culpa, humillación y también de soledad. La posibilidad de romper con el silencio impuesto por los victimarios es más limitada que en las mujeres ya que la condición de varón, desde una ideología patriarcal, se refuerza el estereotipo de la fortaleza y hombría. El feminismo abre para estos varones la enorme posibilidad de entender que el patriarcado les afecta y mucho. Porque los abusos sufridos por niños, jóvenes y adultos forman parte de la maquinaria de opresión y dominación machista”, delimita la psicóloga Patricia Gordon, Presidenta de la Ong EnRed contra la violencia sexual. Enrique Stola es el psiquiatra que escuchó, creyó y defendió a los chicos que denunciaron a Grassi. Él remarca los efectos del abuso sobre los varones: “Es frecuente que muchos de ellos, en una crisis sobre su identidad sexual creyendo que por ser abusados se salen de la norma, pasan a ser homosexuales o que corren el riesgo de convertirse en abusadores. Estas creencias si no son trabajadas terapéuticamente les producen miedos, sufrimiento y muchos trastornos en la vida cotidiana”.

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La investigación está caratulada como abuso sexual. Sin embargo, una alta fuente judicial sostiene que debería dar un giro. “El caso de Independiente es trata. Hay captación, traslado, explotación y como agravantes la situación de vulnerabilidad de los chicos”, enumera un experto en las causas de trata. La lucha contra la trata está en un momento de subibaja en la Argentina. El Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, del Ministerio de Justicia de la Nación, muestra que entre abril del 2008 y el 31 de diciembre del 2017, se rescataron a 11.583 víctimas (entre trata laboral y sexual). Pero desde el 2008 (que se aprueba la Ley 26.364 de Prevención y Sanción de la de Trata de Personas y asistencia a las víctimas, impulsada por el caso de Marita Verón) siempre se había aumentado la cantidad de rescates hasta el 2016 en donde se produjo una baja drástica. En 2008 se arrancó con 169 rescates y en el 2015 (último año del gobierno kirchnerista) se llegó a 2110 rescates. En la gestión macrista se bajó a 666 casos en el primer año del gobierno. Las causas tienen distintas versiones: la justicia federal ocupada en otros expedientes o la vista para otro lado en las condiciones laborales en campos y talleres clandestinos y en el declive de la investigación sobre explotación sexual. En el 2017 la cifra repuntó a 1200 rescates, el doble que en 2016, pero la mitad que en 2015.

El 46 por ciento de los rescates realizados en nueve años fue a víctimas de explotación sexual. Pero entre las 5396 personas la mayoría son mujeres y trans. La problemática de los varones explotados está mucho más invisibilizada y es la primera vez que sale a la luz una red de abuso de varones en donde el futbol es una usina de cuerpos tomados como mercadería. En 2017, por ejemplo, no hubo ningún varón rescatado como víctima de explotación sexual entre las 423 mujeres y trans incorporadxs en el Programa de Rescate a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata.

La trata botinera, a través de la manipulación de chicos con la meca del césped como trampa, tiene un antecedente judicial: un grupo de catorce adolescentes chaqueños llevados hasta La Matanza a través de la promesa engañosa de ser probados en equipos de futbol y que quedaron sin sus documentos, ni celulares al llegar a la vivienda en la que los alojaron, en La Matanza. No contaron con gas, ni agua caliente y el inodoro estaba volcado. Tenían que calentar su comida a leña, algunos dormían en los hierros de las camas y no se podían abrigar ni con mantas. Eran obligados a ver películas pornográficas y el adulto responsable del traslado, en una oportunidad, se bajo los pantalones y les mostró los genitales. El futbol como expectativa de manipulación aparece claro en las palabras de los chicos. “tenía mucha emoción, iba a cumplir un sueño que tenía desde chico, iba a salir adelante con mi papá y mi mamá… me iban a ver por la tele jugando” o “como sea yo quería cumplir mi sueño, llorando les decía a mis padres: voy a cumplirlo”, contaron los chicos el 23 de agosto del 2017.

Viviana Caminos fue Directora del Programa de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata, del Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Ella también sostiene que los abusos en Independiente se tienen que investigar como trata: “El reclutamiento mediante aprovechamiento de situación de vulnerabilidad (edad, condición socio-económica, lejanía de sus familias, inmadurez sexual) se produce en Buenos Aires, hay manipulación, hay traslado de la pensión a un departamento privado, hay recepción y acogida, es inverosímil que quienes actuaron de intermediaros lo hayan hecho sin fines de lucro y no hace falta que sea una organización para constituir trata”.