Angelica servía hamburguesas y ensaladas Cesar en el turno de la noche de un restaurante de Nordelta. Su hija quedaba al cuidado de una niñera a la que le pagaba más de lo ganaba por hora como moza, sin las propinas. Luego de un año logró que la pasaran al medio día, y junto con el cambio horario los dueños decidieron poner una parte de su sueldo en blanco. Pero en febrero de 2024 le avisaron por Whatsapp que estaba suspendida y a fin de mes se quedó sin trabajo.
Mientras avanzan los despidos en la administración pública, que alcanzaron a 15.000 trabajadores a principios de abril y llegarán según el propio Milei a 70.000 contratos, la recesión, la licuación del salario, la contracción del consumo y la caída de la actividad del primer trimestre están impactando en el sector privado con reducción de jornadas, cierre de turnos, suspensiones y despidos. Según la última información disponible del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA-AFIP) que difunde el Ministerio de Trabajo, entre diciembre de 2023 y enero de 2024 se perdieron alrededor de 40.000 puestos en el sector privado registrado.
Pablo tiene 25 años, opera inyectoras de plástico, un oficio que aprendió en la empresa Pastalinda. Hasta el 29 de enero fue empleado de la fábrica Felfort, hacía los plásticos coloridos de los paragüitas de chocolate, una de las golosinas icónicas de una empresa que viene siendo denunciada desde el 2010 por fraude laboral a raíz de contratos irregulares. Pero al regreso de sus vacaciones le saltó una luz roja en el molinete sin previo aviso. Cuando preguntó por qué no lo dejaban entrar le dijeron que hable con la agencia de empleo a través de la cual lo habían contratado. Pablo dice que en Felfort suelen tardar mucho en efectivizar a los empleados: “Hay compañeros que están hace cinco años con un contrato de servicios eventuales, y así te pueden despedir o suspender en cualquier momento”. A Pablo no lo indemnizaron, le pidieron que presente la renuncia para pagarle solo la liquidación. Estos meses se la estuvo rebuscando con RAPPI: “Pero la verdad que la demanda está muy baja, es inviable mantenerse con ese trabajo”, dice. Está gastando sus ahorros. Pablo quiere empezar ingeniería electrónica. Como la oferta privada es muy cara, se inscribió en la UTN.
Al menos hasta diciembre, el mercado laboral tenía una tasa de desempleo baja para los parámetros históricos de Argentina (5.7% para el cuarto trimestre de 2023). “El problema más grave actual es la pérdida del poder adquisitivo y el alto nivel de informalidad, aunque los datos publicados de enero ya muestran caídas importantes tanto en el empleo público (1%) como en el privado registrado (0.5%)”, dice Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía. Hoy no se puede pensar en el desempleo como un problema grave, pero la tendencia, cree, va en ese sentido. Matías Maito, director del Centro de Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo, agrega que: “Los últimos datos existentes sobre desempleo son de fines del año pasado. En ese momento estaba en los niveles más bajos históricos y, sin embargo, el mercado de trabajo no goza de buena salud, tiene niveles de precariedad y de informalidad muy grandes”.
Hoy no se puede pensar en el desempleo como un problema grave, pero la tendencia va en ese sentido.
La Construcción tracciona los despidos del sector privado. La Cámara del sector (Camarco) se declaró en estado de emergencia a principios de febrero. El freno casi total de la obra pública llevó a la pérdida de 80.000 puestos en un trimestre. El rubro textil, industrial y el calzado están también en la lista de los más golpeados por la recesión.
Rodrigo tiene una fábrica de medias en el conurbano bonaerense. Trabaja en el rubro desde los 18 años. En 2014 compró siete máquinas y contrató 25 empleados, hoy tiene 60 y 75. El salto de producción más grande lo dió en la pandemia. Las ganancias las reinvirtió, contrató más personal y sumó equipamiento. “Hasta noviembre del 2023 seguimos vendiendo, a pesar de la inflación había consumo”, dice Rodrigo. En diciembre, que suele ser uno de los mejores meses por las fiestas, las ventas cayeron un 30% con respecto al mismo período de 2022. Rodrigo no cree que haya sido consecuencia de la inflación real sino de “una corrida de percepción”. Los precios perdieron referencia: “Preguntabas y en un lugar te decían 150, ibas al lado y estaba 180. Cada cual cobraba lo que le parecía, en el aire”.
Enero y febrero son siempre meses de poca venta, por eso Rodrigo no se preocupó. Pero ahora sus clientes no están vendiendo. Fue apagando máquinas, y rotando empleados a otros sectores. Redujo la producción en la fábrica del 100% al 25%. Cerró uno de los tres turnos, y puso al personal a adelantar procesos con mercadería que tenía en stock. Tuvo que despedir a cuatro personas que no pudo reubicar. Además sus costos fijos aumentaron: “Pasé de pagar 500.000 pesos de luz a tres millones y medio, con el mismo consumo”.
La reducción de turnos en la fábrica de Rodrigo no es la excepción. Durante el primer trimestre del 2024 se registraron 20.000 pérdidas de puestos de trabajo en el sector de pequeñas y medianas empresas. Desde Industriales Pymes Argentinos (IPA) estiman que este año podrían quedarse sin trabajo 150.000 personas.
Industrias Sol es una micropyme rosarina que fabrica rejas de ventiladores, una de las pocas empresas del rubro en el país. Entre sus clientes más importantes están Peabody y Liliana, que antes de que se inaugure la planta tenían que importar. En 2023 Industrias Sol tuvo un récord de producción, mejoró la calidad contratando ingenieros ya que no había profesionales en la empresa. En diciembre entraron en temporada baja, cuando retomaron la actividad se encontraron con que habían perdido la protección antidumping que les permitía competir en el mercado interno y generar trabajo. Pasaron de 110 empleados a 30, de dos turnos a uno, y redujeron la jornada para evitar el horario pico del consumo de energía eléctrica. “Hay seis empleados rotando fuera del área de producción, no nos queremos deshacer de estas personas, de esos recursos, porque nos cuesta un montón capacitar a la gente. Y es toda gente del barrio, gente de acá”, dice Diego Fontana, el jefe de planta. Una de sus mayores preocupaciones hoy es la apertura de las importaciones. Además el crédito público para las pymes se cortó. “La plata se nos acabó, salimos a pedir crédito privado. Si sigue así el año que viene no sé si vamos a estar nosotros”, explica Diego.
Desde Industriales Pymes Argentinos estiman que este año podrían quedarse sin trabajo 150.000 personas.
La historia no es nueva, en la crisis el ajuste se traduce en desempleo. En 1979 Carlos era un jóven de 20 años que se incorporaba al sector de teñido de Alpargatas, el principal fabricante textil del país. En aquel momento, la empresa contaba con 4500 empleados, cuando se jubiló, en enero de 2024, quedaban 80. Recuerda que durante el gobierno militar despedían “a los que hacían quilombo”, y también que en la gestión de Menem “todos los días echaban a una persona”. En el 2001 llegaron las suspensiones sin goce de sueldo, les dijeron que la plata estaba en el corralito. A él lo suspendieron por seis meses, tuvo compañeros que estuvieron en esa situación durante dos años “y si no te presentabas era abandono del puesto de trabajo”. Recién en el 2005 le pagaron los sueldos adeudados, en 15 cuotas. Se ríe frente a la pregunta de si se los actualizaron por inflación. En el 2019 una joint venture conformada por Itaú Investimentos, el fondo de inversión Cambuhy y Brasil Warrant, compró la empresa y la “eficientización” siguió. Cerca de la edad jubilatoria le sugirieron que renuncie: “Va a llevar mucho tiempo que te salga la jubilación, si renuncias te llevás la plata ya”, le dijeron. Le querían pagar 500.000 pesos por 45 años de trabajo. Hoy es empleado de una tintorería porque necesita complementar los ingresos de su jubilación.
Durante la década del ‘90, la Ley de Reforma del Estado impulsada por Menem inauguró el proceso de privatización y de concesión de las empresas públicas que, junto al cierre de industrias por la apertura de las importaciones, produjo un aumento de la desocupación, que pasó del 6% en 1991 al 17.3% en 1996. En el 2001, Argentina llevaba diez años libre de inflación, y el gasto público representaba el 25% del PBI (el nivel que anhela Milei). La tasa de desempleo en mayo del 2002 alcanzó el 21.5%. Sin embargo, para Matías Maito, no estamos todavía en una situación similar porque el crecimiento de la actividad y la generación de empleo desde la salida de la pandemia hasta los últimos meses de 2023 compensan los desequilibrios macroeconómicos y la alta tasa de inflación.
El consenso sobre la necesidad de modificar las leyes laborales es amplio. Pero las reformas se pospusieron tanto, dice Telechea, que los sindicatos y el peronismo las entregaron “en bandeja” a un gobierno de derecha. Ahora La Libertad Avanza las encara de una manera mucho más violenta, más drástica, y sin el consenso o la posibilidad de negociación con los trabajadores. Maito coincide en que el mundo del trabajo requiere cambios urgentes pero en sentido opuesto al incluido en la ley que acaba de ingresar al Congreso, dos días antes de la movilización del 1ero de Mayo y nueve del paro general convocado por la CGT: “Bajo el título de modernización laboral se introducen propuestas que retrotraen la situación a un siglo atrás”, dice.
Hace unas semanas Angélica consiguió trabajo como vendedora de una distribuidora de alimentos. Prefiere la gastronomía, pero ahora tiene un sueldo fijo y le pagan comisiones. Después de batallar con los dueños del restaurante, administrativos y abogados, hoy cobró la última cuota del arreglo al que pudo llegar mediante el Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (SECLO). “Con el gobierno de Milei las leyes laborales están en duda. Si no llego a un acuerdo ahora no cobro nunca más”. Esta vez le costó encontrar trabajo, le ofrecían mil pesos por el turno de moza, no le alcanzaba ni para el colectivo.