Sandra Pettovello llora en un cuarto contiguo al Salón Blanco de la Casa Rosada. En instantes, jurará Guillermo Francos como el nuevo jefe de Gabinete porque Nicolás Posse “ya es historia”. Patricia Bullrich y Victoria Villarruel miran la escena protagonizada por la “mejor ministra de la historia” con incomodidad. Mariano Cúneo Libarona, quien conoce a Pettovello desde la década del 90 cuando compartían vips en los boliches de la Costanera, se acerca a darle un abrazo mientras ella le dice: “Me están pegando mucho, me están operando todo el tiempo”.
Son días difíciles para la ministra y también para Javier Milei que, de visita en la Argentina, enfrenta turbulencias políticas, judiciales y económicas.
En la última semana el gobierno se encontró frente a dos límites nuevos: el voto conjunto de radicales y kirchneristas en el Congreso y el duro revés judicial por la causa de los alimentos. Los 160 diputados que dieron media sanción el martes a la madrugada a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria generaron preocupación en el Gobierno. No es la primera vez que el Congreso le trae malas noticias. Ya lo hizo con la vuelta a comisión de la “Ley Ómnibus” —que en paz descanse— y el rechazo en el Senado al mega DNU. Pero ahora hubo una novedad: la oposición “dialoguista” perdió el miedo, al menos temporariamente, de votar junto al kirchnerismo un proyecto de ley.
El Gobierno se encontró frente a dos límites nuevos: el voto conjunto de radicales y kirchneristas en el Congreso y el duro revés judicial por la causa de los alimentos.
En Unión por la Patria no se ilusionan con futuros acuerdos parlamentarios, pero ven que hay algo ahí. “Cuando hace 2 meses y medio arrancamos a discutir jubilaciones, todo el resto de la oposición era refractaria a votar con nosotros”, dice uno de los diputados más importantes de UxP. Y agrega: “Ahora fuimos todos juntos y no les pasó nada grave”. Otro diputado del mismo espacio dice: “Por ahora es algo más táctico que estratégico. Veo todavía mucho miedo del radicalismo a votar con el peronismo y a oponerse a Milei”. El discurso de cierre de sesión de Rodrigo de Loredo, presidente del bloque radical, apuntala este argumento. “Somos oficialistas del cambio”, dijo. Guardamos la frase para su analista.
El financiamiento universitario y el restablecimiento del FONID (Fondo de Incentivo Docente) —próximos temas que la oposición quiere tratar en el Congreso— traerán mayores certezas sobre posibles acuerdos opositores.
Desde la Libertad Avanza hacen un análisis práctico: “Todo va a depender de si estamos en baja o en alza. Ahora estamos en baja”, dice un diputado de ese espacio sobre qué puede pasar en el futuro. En eso hay coincidencia con UxP, donde creen que en la medida que el humor social se vuelva contra el Presidente, los sectores dialoguistas tendrán más libertad para acercarse al peronismo.
En Argentina hay dos temas hipersensibles: educación y jubilados. El Gobierno los puso a ambos equivocadamente sobre la mesa y enfrente se juntaron múltiples sectores. Dijo que las universidades eran lugares de “adoctrinamiento” e intentó asfixiarlas económicamente. La respuesta fue contundente: centenares de miles de personas salieron a defenderse del ataque. En el caso de los jubilados, se desentendió de su situación económica, con el ajuste feroz como único norte: hasta abril, el 33% del recorte en el gasto público se explicaba sólo por jubilaciones. ¿Resultado? Una oposición multipartidaria le devolvió media sanción de una ley que recompone los ingresos de los jubilados y se encamina a ser sancionada en el Senado.
El Gobierno espera una buena noticia desde el Congreso la semana que viene: está todo dado para que el miércoles el Senado apruebe en general la Ley Bases.
A pesar de todo, el Presidente todavía corre con una ventaja del tiempo histórico. Juan Germano, director de la consultora Isonomía, lo entiende así: “Es unánime la demanda de cambios profundos, un 85% lo expresa en las encuestas. Ahí se explica la fortaleza de Milei, que viene a romper todo, y la debilidad opositora, que queda anclada a reivindicaciones statuquistas”. El que no se apropie del cambio la tiene complicada.
A pesar de todo, el gobierno espera una buena noticia desde el Congreso la semana que viene: está todo dado para que el miércoles el Senado apruebe en general la Ley Bases.
La justicia fue el otro foco de conflicto donde el Gobierno encontró nuevos límites esta semana. Después del show en Comodoro Py que protagonizaron Juan Grabois y la conversa Leila Gianni, subsecretaria de Legales de Capital Humano, una seguidilla de hechos bochornosos que derivó en insultos y acusaciones mutuas, la Sala II de la Cámara Federal ratificó la medida cautelar de Sebastián Casanello. El juez le había ordenado a Capital Humano que entregara un plan de distribución de las 6 mil toneladas de alimentos retenidos en dos galpones del ministerio. El jueves por la noche, Petovello finalmente cumplió la orden del juzgado, pero más que un plan, presentó un telegrama: la leche en polvo próxima a vencer será entregada a la Fundación CONIN y el resto de los alimentos a “escuelas vulnerables”. Antes, el Ministerio nos mostró distintas realidades de su multiverso: primero dijo que la comida no se distribuía porque había “comedores truchos”, luego que se retenía para posibles “emergencias y catástrofes” y más tarde culpó a sus propios funcionarios por no entregarla. Todo en todas partes al mismo tiempo.
Además del revés judicial contra el Gobierno y la creatividad narrativa de Capital Humano, el escándalo de los alimentos retenidos reveló mecanismos similares a los que se observaron en la presidencia de Mauricio Macri, cuando aparecían personajes desconocidos y lograban instalar temas en la agenda pública con la ayuda de periodistas aliados. Desde el juzgado de Sebastián Casanello encuentran paralelismos entre aquellos tiempos y estos, donde Leila Gianni, completamente desconocida hace unas semanas, se paseó por algunas señales de noticias con varios de esos mismos periodistas y acusó a Casanello de ser un juez militante. “Hay una orquesta que suena detrás de Gianni y no es una orquesta altruista”, señalan desde el juzgado, sugiriendo el regreso de viejos mecanismos. Un fantasma sobrevuela el Gobierno de Milei: el de los servicios de inteligencia.
Un fantasma sobrevuela el Gobierno de Milei: el de los servicios de inteligencia.
A los límites que llegan desde la política y la justicia, el presidente suma serias dificultades para enderezar el barco del Ejecutivo. Cuarenta y cuatro funcionarios de rangos medios y altos dejaron el gobierno o fueron despedidos en 6 meses de gestión. Uno cada 4 días. No sólo la trituradora de funcionarios es un desestímulo para sumarse al Ejecutivo, sino también la forma en la que algunos de ellos dejaron el cargo: denunciados penalmente, como el ex Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia Pablo de la Torre o maltratados en público, como Nicolás Posse.
De los 44 funcionarios que se fueron, un tercio corresponde al ministerio que conduce Pettovello. La ministra se mantiene en el cargo sólo porque el Presidente se lo pidió el lunes. Pero en La Libertad Avanza son muchos los que creen que no aguantará mucho tiempo más. Los argumentos coinciden: no tiene capacidad de gestión y se desborda demasiado seguido cuando es apuntada desde los medios. La sensación compartida es que Capital Humano está implosionando y que el Presidente deberá decidir, más temprano que tarde, una reconfiguración de ese megaministerio. En alguno de sus vuelos quincenales al exterior tendrá tiempo para pensar.
Mientras tanto, entre partida y partida de bridge, Mauricio Macri observa. Su tesis toma forma. Lo piensa y lo dijo: “En algún momento, Milei me va a tener que venir a buscar”. El ex Presidente le dice a quien quiera oir que la mala gestión y la escasez de funcionarios derivará en que La Libertad Avanza tenga que acordar con el PRO para incorporar a sus cuadros técnicos y políticos.
Lo que no está claro es por qué todavía no hizo su arribo oficial el renacentista Federico Sturzenegger. ¿Será ministro finalmente? ¿Aterrizará en una Secretaría con Guillermo Francos? Luis “Toto” Caputo es su enemigo desde la presidencia de Macri y lo mira de reojo mientras celebra lo que él cree que son sus logros en la economía. Aprendió a conformarse con poco el Messi de las finanzas. “Toto” no olvida que la idea original de Milei era reemplazarlo por Sturzeneger en algún momento de los primeros meses, fruto del lógico desgaste que iba a sufrir por el fenomenal ajuste. Quienes ven en el Presidente intuiciones en el manejo del poder, creen que busca explotar estas diferencias para mantener a su ministro de Economía en alerta.
Aún no está claro es qué pasará con el renacentista Federico Sturzenegger. ¿Será ministro? ¿Aterrizará en una Secretaría con Guillermo Francos? Luis “Toto” Caputo es su enemigo desde la presidencia de Macri y lo mira de reojo.
Sturzenegger tiene otra ventaja sobre Caputo: la coincidencia total en términos ideológicos con el Presidente. Volvió a verse con claridad esta semana, cuando Milei habló en el Latam Economic Forum. Allí insistió con la idea de que cuando terminen de sanear el Banco Central, levantarán el cepo y dejarán flotar el tipo de cambio. El ministro de Economía está en minoría frente a este tándem: cree que hay que esperar, ser más prudentes y ver cómo sigue la cosa.
Mientras tanto, las señales financieras en las últimas semanas fueron pésimas. En coincidencia con el pensamiento de Sturzenegger y Milei, se continúa licuando la tasa de interés para sanear el balance del Banco Central.
A partir de ahí, comenzaron una serie de eventos desafortunados.
Varios actores económicos empezaron a ver al dólar barato como una mejor inversión y provocaron una nueva corrida cambiaria. Y a los problemas financieros se le sumó luego la racha negativa en el Congreso, con la postergación del tratamiento en el recinto del Senado de la Ley Bases y la media sanción de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Por último, las señales contradictorias respecto al cepo.
El mercado, entusiasmado como nunca con la motosierra de Milei, empezó a percibir que algo está cambiando en materia de política económica. Primero, el gobierno congeló el precio de las prepagas y exigió la devolución de los aumentos desmedidos. Después, homologó paritarias (como las del gremio de Camioneros conducido Hugo Moyano). También pospusieron tres meses el aumento de tarifas y habilitaron la compra en doce cuotas sin interés.
En palabras del economista Emanuel Álvares Agis: “están haciendo populismo culposo”. Es decir, toman esas decisiones porque sienten que el humor social, sobre todo el de la clase media, se les puede volver en contra, e intentan disimular. Pero el mercado se da cuenta y reacciona: ya están ilusionados con una motosierra a toda máquina. Son gente sensible.
Luego de la peor semana financiera de su gobierno y de los nuevos límites políticos y judiciales con los que se encuentra, el jueves Javier Milei dijo en una entrevista al medio estadounidense Free Press: “Amo ser el topo dentro del Estado. Soy el que destruye el Estado desde adentro”. De rey de la selva a bicho ciego de los subsuelos.