Ensayo

Fútbol, violencia y política


Basta de poner huevo

Un asesinato más en el mundo del futból que no es noticia. Hay violencia, hay barras, hay vínculos con el mundo de la política. También transas y muchas balas. Lo que no hay es novedad, la lógica del aguante es siempre la misma. La prohibición del hincha visitante no pudo detener una dinámica violenta que sigue siendo legítima para amplios sectores de nuestra sociedad.

A los doce minutos del primer tiempo de otro clásico se empezaron a escuchar las balas. Fuera del estadio, la barra del equipo visitante disparaba sobre los hinchas del equipo local. Un joven de 18 años recibe un tiro mortal. Otros cinco, heridas leves de arma de fuego. Un asesinato más en el fútbol. La justicia abre una investigación. 

La dinámica no es nueva. Miembros de una barra van al territorio rival, una “invasión” para demostrar aguante, para probar que los rivales no pueden “cuidar” su territorio. En estas incursiones siempre llevan un “fierro”, un “juguete”, o varios. Muchas veces tiran, pocas veces matan. Por eso, pocas veces estas incursiones se vuelven noticia. Sin muertes la violencia en el fútbol ya casi no es novedad y menos si pasa en un lejano barrio del conurbano y/o en una categoría del ascenso. La balacera parece una locura, pero es legítima según los códigos de invasión/defensa del territorio que manejan las barras.  Una vez más, la lógica del aguante. 

La explicamos miles de veces. Las barras (y también muchos espectadores que no son de las barras, algunos jugadores, otros dirigentes) entienden que la violencia, que nunca denominan violencia, que llaman aguante, es una forma legítima de ganar prestigio. Una honra masculina, que hace de la violencia su prueba. Una prueba de inclusión en un mundo de pares, un mundo que en algunos casos está regado de dinero, de mucho. 

La lógica del aguante muta, pero desde los años 80 ordena el universo violento en el fútbol argentino. La lógica muta pero la política está siempre, de todos los colores. La investigación en curso dejó al descubierto contactos entre barras y políticos. Estos vínculos no son nuevos, existen desde que existen las barras. 

Las barras vendieron durante mucho tiempo su fuerza de trabajo a los profesionales de la política. Tienen dos capitales: violencia y territorio. La violencia es un saber que puede usarse en algunas ocasiones, una latencia. Se usa menos de lo que se dice, pero la latencia puede servir. Colaboran en la seguridad, van donde nadie va; venden su arrojo. Además, los pibes, como se autodefinen, conocen los barrios, tienen contactos, manejan una agenda de relaciones que puede ser útil. En los últimos años los políticos, cada vez más profesionales, esquivaban en la medida de lo posible estas relaciones. Siempre las ocultaron pero de un tiempo a esta parte las evitaban. 

Lo nuevo es el vínculo con los “transas”. El negocio de las drogas ilegalizadas toma a algunas barras, algunas sólo algunas, como mano de obra. Repetimos, tienen dos capitales: violencia y territorio. Un combo ideal para los negocios ilegales, ilegalizados o informales. Todos los mercados necesitan de la violencia para su regulación. En los mercados legales, la ejerce el Estado. En los ilegales, ilegalizados o informales se necesitan otras violencias. A diferencia los políticos, los vínculos de las barras con los “transas” son más permisivos a la crueldad, a la pornografía de la violencia. 

De la mano de esta mutación hay un elemento ineludible, hay muchas balas. En la lógica del aguante hasta mediados de los 90 el uso de armas de fuego estaba mal visto. Tirar tiros era una muestra de cobardía. El aguante cambió y permite, ahora, probarse también con la faca y el fierro. Ganaron el lugar que antes tenían los puños. Ese cambio ya lleva varias décadas. Pero las armas  se usan cada vez más. 

Pandemia y después 

Pasó la prohibición del hincha visitante y todo sigue igual. Pasó la pandemia y no cambió nada. El tiempo pasa y no se trabajó para deslegitimar la lógica del aguante, lógica que es legítima para muchos espectadores que no son parte de las barras. El tiempo pasa y no se trabajó en deslegitimar las barras. Es más, la prohibición del hincha visitante les da más protagonismo dentro de la tribuna. Son el corazón de un espectáculo. ¿Cuánto de la dinámica violenta que tiene este asesinato no es resultado de la prohibición del hincha visitante? Con las dos hinchadas en un estadio la lógica de la invasión/defensa acontece de otra forma. La lógica del aguante muta, siempre parece que está por desaparecer pero…