Subte línea B. Hora pico. Un tipo de cincuenta y tantos, pelo lacio entrecano y un aro en la oreja izquierda, sube. Con la cabeza casi toca el techo del vagón. Lleva puestos unos auriculares. A su alrededor los pasajeros bufan, tratan de acomodarse. Él, Tony Valdez, la mirada tranquila, escucha Miles Davis y parece desear que el viaje no termine nunca.
Es fotógrafo desde hace tres décadas. Es, también, diseñador gráfico. Sus primeras fotos las publicó en Nueva Presencia, uno de los medios que se atrevió a hablar de las desapariciones durante la última dictadura argentina. Tony fotografiaba las rondas de las Madres de Plaza de Mayo. Colaboró con las agencias Black Star y Rapho y sus retratos de figuras de la política y la música se publicaron en Página/12 y Rolling Stone, entre otros medios.
“Con el fotoperiodismo aprendés a moverte para llegar donde querés”, suele decir. Ejemplo: cuando Mijaíl Gorbachov visitó la Argentina, Tony fue a los estudios de Canal 9. Superó algunos controles, se filtró en su camarín. Disparó su cámara mientras a Gorbachov lo maquillaban dos mujeres. También estuvo a un metro del represor Antonio Domingo Bussi. Hay que ver la mirada de Bussi en esa foto.
Entre otros premios, recibió el Vladimir Herzog sobre Derechos Humanos. Expuso en una decena de galerías y sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas, tanto en el país como en el exterior