Nicolás Viotti nació en Buenos Aires en 1976, creció en el conurbano y fue joven en el centro. En la década de 1990 estudió guión de cine, pasó algunos años en Filosofía y Letras pero se recibió de sociólogo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En 2005 se mudó a Brasil, aprendió un par de cosas: la importancia de mirar desde los trópicos, que ama el frío y una antropología preocupada por la diferencia. Se doctoró en Antropología Social por el Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Hoy vive en Buenos Aires, trata de hacer de la vida en la ciudad una experiencia que combine autoayuda con ayuda-mutua. Trabaja como investigador del CONICET, da clases de ciencias sociales en la UNSAM y FLACSO-Argentina, es parte de la RED para el Estudio de la Diversidad Religiosa de Argentina y del grupo editor de la Revista Apuntes del CECyP.
Con los años aprendió a ser investigador en ciencias sociales, periodista frustrado y a convencerse cada vez más de que lo que pasa a nuestro alrededor es siempre más maravilloso de lo que nos dicen la teoría abstracta, los prejuicios y el sentido común de nuestro gueto cultural. Le interesan las religiones menores y los modos de vida alternativos. Para eso hizo montones de entrevistas, convivió con personas de carne y hueso, los siguió en su vida cotidiana y tomó muchas notas. Escribió sobre curanderismo en los Andes, iglesias pentecostales, grupos carismáticos católicos y seguidores de auto-ayuda. Se sentó con ojos cerrados y piernas cruzadas a meditar con grupos neo-hinduistas en Barrio Norte, en villas y en cárceles. Sobre estos espacios, confiesa, tenía una mezcla de fascinación sociológica y prejuicio de clase media progresista. La fascinación persiste, solo que ahora la acompaña la convicción de que esos mundos son un modo contemporáneo y efectivo de lidiar con un bienestar que es mucho más que los usos negativos del “neoliberalismo” y la “manipulación”.
Está convencido de que reflexionar sobre las creencias de los otros y las propias no debería ser el análisis de una ficción, ni una crítica ideológica, sino la reconstrucción de un modo de vida: un camino singular y revelador para pensar nuestros problemas sociales y políticos. Su objetivo, lo que trata de hacer cuando no duerme, es entender la transformación religiosa contemporánea y cómo impacta en los modos en que construimos nuestra subjetividad, la desigualdad social y nuestro precario pluralismo en un contexto de liberalismo avanzado. También le interesan los modos de construcción social del conocimiento, los rumores, la vida cotidiana, la cultura política, la cultura de masas y la historia de la contracultura en América Latina.