María Fernanda Ampuero, que en 2012 fue seleccionada como una de los 100 latinos más influyentes de España, estudió literatura y durante varios años fue profesora: la Miss Ampuero.

Un día hizo un taller de radio y los profesores la recomendaron para una radio que iba a abrirse y la pusieron a trabajar en la redacción del diario dueño de la radio, en la sección Economía.

Como las ranas dentro de las ollas, que soportan de a poco el incremento de la temperatura, Ampuero se fue quedando. Cada día era igual: lloraba en el baño y decía “no vuelvo más”, pero al siguiente, de nuevo, estaba en la redacción. Más tarde, de a poco, le fue encontrando el gusto: ahora dice que pudo vivir un montón de vidas distintas. Evoca a Charly García: “para aburrirme prefiero sufrir”. 

Ha sido traducida al inglés, portugués e italiano. Publicó en Internazionale (Italia), Samuel (Brasil), Quimera (España), FronteraD (España),Gatopardo (México), SoHo (Colombia/Ecuador) y  Mundo Diners (Ecuador) y ha recibido varios premios, entre ellos el Ciespal de Crónica y el de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) a la Mejor Crónica del año.

Tenía un perro, Nena, al que le leía los cuentos: dice que si al perro no le gustaban, se iba.

Ha publicado Lo que aprendí en la peluquería (2011) y Permiso de Residencia (2013) y prepara un libro de crónicas sobre la crisis española y una novela autobiográfica titulada Lo peor ya pasó. Ganó el premio Hijos de Mary Shelley (España, 2015) con su cuento ¿Quién dicen los hombres que soy yo?