María Eugenia Cerutti tiene don: lograr, en menos de media hora, un acercamiento íntimo con las personas que fotografía, una tarea que a muchos puede llevarle años. Con ese compromiso logró que los vecinos de Ezpeleta se desnuden ante su cámara para mostrar las consecuencias que la contaminación de una subestación eléctrica dejaron en sus cuerpos. Su estilo para acercarse y ver lo que pocos ven está en todo su trabajo como reportera gráfica. Como cuando siguió a Néstor Kirchner en su campaña hacia la presidencia o en el trabajo de las cárceles de mujeres. O cuando retrato la casa familiar de Chacras de Coria, en Mendoza, para reconstruir la memoria sobre la tragedia que comenzó en la madrugada del 12 de enero de 1977 cuando un grupo de tareas se llevó a su abuelo, Victorio. Estudió Ciencias de Comunicación en la UBA, trabaja en el diario Clarín, participó en los talleres de Estética Fotográfica de Eduardo Gil y fue ganadora del Premio de la Fundación García Márquez con su trabajo “132.000 voltios. El caso Ezpeleta”, editado por La Marca.