Mado Reznik no se considera fotógrafa: es artista visual. Para trabajar recurre a muchos medios y la fotografía es uno de ellos. Gracias a ella, dice, logra una síntesis potente de lo que quiere expresar.
Como buena anfibia, Reznik también tiene su costado académico: se formó como Doctora en Filología, trabajó en docencia e investigación y publicó “Las Columnas del Futuro” (2008), “Día y Niebla” (2011) y “En primera persona” (2013), entre otros.
También editó libros en los que combinó imágenes y textos: Sobre la muerte de mi madre, Piedras al Sur, De las putas confesiones, Derecho sin revés, Los (h)usos del tiempo.
Antes de acostarse, imagina caras que se van delineando de a poco y trata de descubrir si es alguien que conozco. La mayoría de las veces se queda dormida antes de lograrlo. Realizó diversas exposiciones colectivas: Estados Unidos, México y Argentina. Sus obras se encuentran en museos de distintas partes del mundo, como Rusia y Canadá.
Lo mejor que le pasó ayer fue pensar en que tal vez vuelva a escribir.