Luis Fernando Lezama Bárcenas es escritor y periodista. Nació en Tegucigalpa, Honduras, en 1995. A los 10 años, consiguió el mejor trabajo posible: lector. Su papá le propuso pagarle por cada libro leído. Durante un año no leyó nada, pero cargó en su mochila negra de AC/DC una obstinada versión del Quijote que se manchó y descosió hasta que la terminó. Desde entonces no paró de leer. A los 19 se mudó a Buenos Aires porque creyó que iba a encontrar un sensei que le enseñara como Flaubert a Maupassant. O, al menos, que iba a lograr ir a un recital de Charly García.
Tenía una corazonada con la Argentina: a los 11 años, durante el Mundial de 2006, lloró con los penales que eliminaron a la selección de José Pekerman, e intuyó que ese llanto no era sino un amor precoz y a destiempo por un país al que acabaría padeciendo como suyo.
En Buenos Aires se embarcó en varios talleres literarios, en parrandas que acababan a las once de la mañana y en la UBA. Trabajó de muchas cosas, desde vendedor de zapatos hasta periodista.
Ganó la medalla Gabriel García Márquez y el Concurso Internacional de Cuentos Ciudad de Pupiales en 2016; en 2020, el Premio Centroamericano Carátula de Cuento y una residencia de escritor en Monterrey. Desde 2017, integró el taller literario de Liliana Heker, a quien dice deberle, sobre todo, tomarse la literatura como un modo y no un medio de vida. Sus cuentos y poemas se publicaron en varias antologías y revistas, como El Gran Cuaderno, Revista Casapaís y Revista Carátula; también hicieron llorar a su abuela, Emma.
Logró ver a Charly García después de pernoctar un día y una noche sobre la Avenida Corrientes y aprender a matar cucarachas hasta dormido. Charly tocó, a lo sumo, 10 canciones; la mayoría ni las cantó él, y se fue sin decir adiós. Justito como él lo había soñado.