Es tucumana, periodista, candombera y bailarina de danzas afro. Aunque vivió en Coghlan, San Telmo, Boedo, Parque Chacabuco y Almagro, sigue pronunciando las rr arrastradas.

Se recibió de licenciada en Comunicación Social en Tucumán porque pensaba que así iba a poder escribir para siempre. Trabajó en La Gaceta y cubrió durante un año Casa de Gobierno para Tucumán Diario, un portal de noticias que cerró.

En 2005 obtuvo media beca para cursar el Máster en Periodismo del diario La Nación y la Universidad Torcuato Di Tella. Escribió en ese diario durante un año, colaboró para Infocívica y trabajó en Perfil.com durante seis años.

En 2014 se puso a trabajar en El Argentino Zona Norte, un regreso al diario papel a pesar de que todas las tendencias advertían sobre su extinción. Un poco de razón tenían: en diciembre, de golpe y porrazo, se quedó (como otros cientos trabajadores del Grupo 23) sin diario, sin sueldo, sin indemnización, sin nada.

Dicen que la imaginación florece en época de crisis y ella le hizo mucho caso. Hace seis meses que aprende a ser redactora, editora, vendedora de publicidad, contadora y comunity manager en la versión autogestiva de El Argentino ZN. Eso sí, esta vez en formato web.

Da clases en ETER y está cursando el Programa de Actualización, Géneros y Sexualidades en la UBA.

Le gusta la música rioplatense y el folklore. No hay mejor plan que candombear en la vereda o juntarse en alguna casa a guitarrear hasta el amanecer. En esas reuniones, es la típica pedigüeña de temas. Y sus amigos dicen que la tonada tucumana se acentúa cuando se enoja o toma alguna copa de más.