Julieta Izcurdia es de Brandsen, una ciudad de la provincia de Buenos Aires que, en los años 90 cuando ella nació, tenía unos 12 mil habitantes y algunas calles de tierra en lo que hoy es el casco urbano. De su infancia recuerda con nostalgia las tardes en la papelera de sus abuelxs, las manos violetas de juntar moras en el baldío del barrio y las rodillas peladas de jugar haciendo toboganes de agua en la vereda de su casa. Desde entonces ama la comida picante y la risa de su mamá.
Durante la secundaria fue la hacedora de resúmenes del curso y lo que más añora de ese tiempo son las tardes enteras dedicadas a bailar y dar clases de flamenco. Estudió abogacía en la Universidad Nacional de La Plata. De su paso por la facultad agradece enormemente haber transitado por las clínicas y consultorios jurídicos porque allí conoció a personas muy valiosas, que le mostraron la parte más apasionante del derecho, la que intenta convertirlo en una herramienta de transformación y justicia social.
Casi terminando la carrera vivió 5 meses en San José de Costa Rica, donde hizo una pasantía en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le permitió conocer una parte de la diversidad y hermosura latinoamericanas y llevarse amigas incondicionales a las que extraña mucho. Esa experiencia también le sirvió para conocer el mundo de las organizaciones de la sociedad civil como espacios desde donde aportar su granito de arena para hacer un mundo más justo y estar en constante aprendizaje. Desde 2020 coordina el programa de Justicia Fiscal de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia. Tiene el privilegio de disfrutar mucho de su trabajo y hacerlo en compañía de algunxs de sus grandes amigxs.