Al enterarse de la muerte de Hugo Chávez Frías, Pablo Ares se puso triste, muy triste. Se sentó frente a la mesa y empezó a dibujar. Dibujó un corazón. Luego, la cara del presidente venezolano. Pensaba ir a la embajada, pero recibió un llamado de Anfibia y se quedó trabajando en un ícono del bolivariano.
Como historietista, Ares publicó en legendarias revistas como Cerdos & Peces, Fierro y Lapiz Japonés. Entre 1997 y 2005, participó del Grupo de Arte Callejero (GAC) y realizó cortometrajes que fueron exhibidos en festivales independientes.
Artista gráfico, integra el colectivo Iconoclasistas: hacen gráficas y talleres de cartografías colectivas. Hace poco, recibió el premio en Diseño Gráfico y comunicación visual de la III Bienal Iberoamericana de Diseño (BID12) por el proyecto Mapeo Colectivo.