Crónica

AMPLIFY D.A.I.: estrategias para la paridad


Las artes digitales después del feminismo

La efervescencia del Ni Una Menos y del MeToo impactó también en la escena de las artes digitales. Desde 2018 hasta hoy, y después de Amplify D.A.I., cada vez más mujeres y disidencias ocupan espacios arriba, abajo y detrás del escenario. Si hay algo que esta expresión artística desconoce, es el género. Sin embargo, sigue siendo una industria gobernada por varones. Cómo articuló el programa de British Council y Mutek para achicar distancias y tejer esta red internacional de creadorxs multimediales que lidera el cambio.

Un periodista cultural le pregunta a Marie-Laurie Saidani cuál es su momento favorito del Mutek Montreal. ¿Qué podría responder una artista digital que hoy es curadora del festival de artes multimediales pionero a nivel global, que esta edición festejó 25 años, que su escena condiciona y anuncia el futuro tecno-cultural internacional?

―En los primeros MUTEK ¡no había fila en el baño de mujeres! Ahora hay por todas partes. La audiencia se ha diversificado, y los baños ya no se diferencian por género ―respondió Marie-Laurie Saidani.

En la línea de tiempo que traza -y la incluye a ella como público, a ella como artista, a ella como staff del festival-, no fue por casualidad que cada vez más mujeres y diversidades participaran arriba, detrás y debajo de los escenarios. Es causa y consecuencia del clima de época, sí, pero también de la creación, en 2018, de Amplify D.A.I., un programa desarrollado entre Mutek y British Council, con apoyo de instituciones afines, que se desplegó en Canadá, Reino Unido y América Latina. 

“En términos de identidad, hay algo específico de Argentina y de América Latina que tiene que ver con lo colaborativo -subraya Valeria Zamparolo, Jefa de Artes para América del British Council-. Esto, entiendo, responde a la falta de recursos y a esa dinámica que tenemos para juntarnos y potenciar lo que cada unx trae. La identidad de nuestra lucha feminista quedó plasmada, y fue reconocida por artistas europeas y canadienses; ellas entendieron esos tamices: para conversar sobre paridad de género nosotras tenemos que conversar, primero, sobre todas las formas de violencias.”

Después de Amplify D.A.I., la participación de artistas identificadas como mujeres y personas no binarias escaló del 32 al 60 por ciento en el lineup de Mutek Montreal, y del 15 al 50 por ciento en la versión argentina del festival. Eran los años de la globalización del Ni Una Menos, el MeToo y de aquella performance de Las Tesis convertida en himno feminista global. En realidad, todas las políticas globales del British Council aplican la mirada de género de manera transversal: en todos sus programas evalúan la situación de mujeres y disidencias para implementar mejoras continuas si hace falta.

Flor de fuego en Mutek 2020

“El impacto de Amplify D.A.I. es extraordinario por su efecto dominó. Al promover estas actuaciones, otras personas en el público se sienten inspiradas y deciden crear su propia música o encuentran el valor para compartir lo que han estado haciendo en secreto en sus habitaciones. Esto hace evidente cómo la música tiene un poderoso potencial de transformación social y política”, dice el brasileño Chico Dub, director y curador del Festival Novas Frequências, que invitó a la artista Jennitza, de Amplify D.A.I., a tocar en la edición 2023 y a participar de una residencia.

Una nueva edición de Mutek Montreal acaba de celebrarse a fines de agosto de 2024. Y los datos dicen que este año la agenda protagonista destacó los debates sobre nuevas tecnologías, inteligencia artificial y arte generativo. Otra novedad: un espacio para el cruce entre la música negra y la electrónica. ¿Y el cupo de género? A primera vista, las cifras no traen muy buenas noticias: la brecha se mantiene en beneficio de los varones de la creatividad multimedia. 

“Estoy a favor de los cupos: nos permiten ponernos de acuerdo y lograr cambios. Los datos son lo mejor del kit de herramientas”, subrayaba Patti Schmidt en el marco del Ciclo RITMAS, un conversatorio virtual sobre “Género y diversidad en el contexto internacional”, impulsado por La Usina del Arte en junio de 2021. En este encuentro con artistas y productoras de distintos lugares del mundo, Patti Schmidt fue la host en nombre de Amplify D.A.I. Patti -casi homónima de la gran Patti Smith- es canadiense, y es una marca global: dirigió sellos, trabajó 20 años en CBC radio donde fue presentadora y productora de Brave New Waves (que se emitía de noche y recomendaba música de la cultura marginal y del futuro). Fue programadora de Mutek y sigue participando: en los propios shows, en el networking y por supuesto en los afters. Fue consejera de Amplify D.A.I. durante los primeros años del programa. 

¿Se deja de hablar de género porque hay baños no binarios? ¿Por qué la presencia de mujeres en la mesa donde se toman decisiones no es suficiente para que la transformación sea sostenida? ¿Lxs artistas digitales deben olvidarse del mainstream? No. Hay que leer en clave las cifras. Uno de los relevamientos más representativos del sector es la Encuesta FACTS, realizada por la organización female:pressure, que escanea el pulso de más de 100 festivales en todo el mundo. La última encuesta es de 2023: dice que las artistas femeninas representan el 27.9% de las programaciones. ¿Eso es poco? Quizás no, considerando que diez años atrás no llegaban ni al 10%. 

“En los ámbitos más experimentales se observa sororidad entre mujeres y menos esfuerzo por excluirnos de parte de los varones. El foco se pone en la obra, más allá del género del/la artista -reflexiona Nait Saves-. Quizá por nuestra tendencia vanguardista, somos lxs primerxs en entender que esa polaridad extrema que le atribuimos al género pronto va a ser cosa del pasado.” Nait Saves es paisajista sonora y compositora de Rosario, Argentina. Como mujer trans, expresa la búsqueda de su identidad a través de la música y el sonido de un modo emotivo y liminal. Ella es miembra de Amplify D.A.I. 

Ser mujer y DJ o artista digital no debería sonar como excentricidad o hobby. Si en nuestros imaginarios el campo del arte asociado a la tecnología aparece históricamente como un espacio ocupado y protagonizado por hombres, tiene que ver con otro estereotipo: el que vincula a esas disciplinas con las ciencias duras. En plena era digital, esa explicación suena anticuada, pero la problemática sigue vigente. 

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Desde 2018 hasta hoy, los eventos y festivales de menor porte, sobre todo en Argentina y en Brasil, siguieron recibiendo a las artistas identificadas como mujeres en los lineups de presentaciones en vivo, también dándoles voz en talleres y debates en porcentajes igualitarios. Mutek contagió la perspectiva. 

CLON es el alias de Estela Oliva, la artista y curadora española radicada en Londres. Ella tiene dos palabras para resumir su experiencia en el programa Amplify D.A.I. Una es "amplificar". La otra, "transformación". "Viajé a lugares nuevos física y virtualmente, hice conexiones profundas con otras personas, pude ampliar mi práctica y crecer como artista y como persona.” Su aporte al kit de herramientas para artistas digitales: estar con quienes conectes, escucharlxs, no tenerle miedo al error porque siempre, algo, se aprende. Las narrativas de la obra de CLON abordan cómo las realidades paralelas generadas, por ejemplo, por el metaverso, transforman nuestra percepción. En colaboración con Ana Quiroga creó META, un videojuego artístico/performance que presentaron juntas en vivo en Mutek Buenos Aires en 2019. CLON también co-creó con la rosarina Nait Saves en el marco de las Residencias Artísticas de Artlab x Amplify D.A.I. 

En todos estos años, la red ganó alcance y reconocimiento en las curadurías. Pero sigue flameando la red flag: la falta de más políticas culturales y modelos de financiamiento ¿ponen en riesgo esta transformación histórica? 

―Amplify D.A.I. es una pieza del rompecabezas. Funciona porque tiene los recursos y alivia las presiones financieras que muchas veces se transforman en un obstáculo ―subraya Patti Schmidt

Muchxs artistas alcanzadxs por programas como Amplify D.A.I. recibieron apoyo logístico, técnico y financiero para concretar sus proyectos. Cuando estos programas cumplen sus ciclos y los productores de festivales no se comprometen por la apuesta, vuelve el vértigo. female:pressure lo dice así: “¿Cómo lograr pasar de la bici con rueditas a una de grandes, de modo tal que las artistas mujeres puedan ser bookeadas en base a sus propios méritos?”. 

Atendiendo a la brecha salarial, Amplify D.A.I. estandarizó los fees de lxs artistas de Argentina, Reino Unido, Canadá y Perú: todxs cobraron lo mismo. También se trabajó mucho sobre la percepción del trabajo propio y las herramientas de negociación frente a programadores y curadores. 

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La digitalización acelerada de la vida cotidiana provocada por el covid en 2020 resignificó los consumos culturales, aceleró procesos que se venían gestando y empujó a espacios de arte y salas de conciertos a desarrollar propuestas enteramente virtuales. Amplify D.A.I. también rastreó nuevas formas de construir comunidad. El financiamiento planificado para que lxs artistxs viajaran a hacer residencias y participar de festivales internacionales, por ejemplo, se redestinó a promover la co-creación entre artistas que viven en distintos puntos del globo. 

Siempre desde una mirada federal, el programa contribuyó a fortalecer esas nuevas vanguardias surgidas al calor de las comunidades digitales. Además, significó un avance enorme para el posicionamiento de América Latina dentro de la escena electrónica, representatividad que muchas veces terminaba quedando al margen por las dificultades propias de la región para acceder a oportunidades o recursos. 

Efe Ce Ele también es amplifier. Es productorx de música electrónica, artista transmedia, activista trans-no binarix colombianx que después de formarse en Argentina se radicó en Barcelona. Lo que más le gusta de esta construcción colectiva es que de a poco logra borrar “esa idea triste de escena global que, en realidad, era la escena del Norte global”. Se refiere al estereotipo que homogeneiza las expresiones vistas desde afuera en un intento de encapsular a una “identidad latina” como un todo. “A medida que el Sur global toma peso, la escena va volviéndose más rica y diversa. Esto es evidente en la música electrónica, donde los géneros son cada vez más difusos y aparecen cada vez más sonoridades inclasificables”.

La pandemia creó el caldo de cultivo perfecto para potenciar otro tipo de espacios, dinámicas e intimidades. Surgieron nuevas experiencias artísticas entre mujeres y disidencias con la tecnología como herramienta principal, que obligaron a repensar la relación entre las artes y sus políticas, poniendo en el centro del debate público a los usos y desarrollos de las herramientas digitales.

“La importancia de la red, conectarse con otras artistas, ayudarlas a conseguir cosas, mencionarlas, alabarlas, es algo que las mujeres no tenemos tan incorporado como práctica, probablemente porque al haber menos oportunidades estamos muy preocupadas por nuestras carreras. Amplify D.A.I. nos enseñó la potencia de trabajar con personas que admiramos y que además son colegas”, destaca Magdalena Molinari, arquitecta y artista visual, socia fundadora de Piso29, un espacio de experimentación entre arte, diseño y tecnología.

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"¿Por qué no ha habido grandes compositoras?”, se preguntaba con ironía Pauline Oliveros, icónica acordeonista y compositora estadounidense en un ensayo publicado en The New York Times en 1970. Cinco décadas después, Lisa Rovner repasa los logros de varias pioneras de la música electrónica en Sisters with transistors, documental estrenado en 2020. Ahí aparecen mujeres como Delia Derbyshire (Reino Unido), Wendy Carlos (Estados Unidos) o la misma Pauline, creadora del método de composición basado en la escucha profunda. No estaban solas ni eran bichas raras, pero así han de haberse sentido ya que les tocó desarrollar sus ideas prácticamente en solitario, sin el espejo de otras referentes femeninas con las que identificarse. 

Construir tejidos de apoyo para desarticular las dinámicas masculinizadas, eso que no pudieron hacer aquellas pioneras por no contar con la posibilidad de afrontar estos desafíos con una comunidad que las respalde, constituye también un aporte único, una forma de allanar el camino para las próximas generaciones de artistas.

“¡Amplify D.A.I. fue pionero!”, escribe Cecilia Bojanic, que nació en Bolivia, luego se mudó a Salta y ahora está en Alemania. Y comparte la foto de un afiche callejero de Women in data AI tech. “Digo pionero ya que hace unos días vi un cartel en Berlín que anunciaba la primera conferencia de tecnología dictada al 100% por mujeres. Fue inevitable pensar en Amplify, que también hizo que en el Mutek lleguemos a ser 54% de artistas mujeres y/o disidencias, algo sin precedentes”. Cecilia, que es VJ y diseñadora, todavía conserva el posavasos con el logo de Amplify D.A.I. que le dieron en Mutek 2019. “Me llamó tanto la atención que me lo quedé.”  Lila Tirando A Violeta nació en Uruguay, hoy vive en Argentina. "La falta de recursos y de educación musical me impulsaron a experimentar con nuevas tecnologías, software libre y métodos alternativos de distribución. Aprendí con intento y error. Al tocar en otros países fue muy importante saber hacer mi propio sonido, mis propias visuales”, dice, tratando de ver el lado positivo de la autogestión. 

Valentina Spirito. Visuales: Kardaver / Mutek Argentina 2023

En los inicios de la informática, las mujeres eran mayoría en algunos sectores. También fueron pioneras. Como Ada Lovelace, la primera programadora de la historia, como las mujeres “computadoras” de la NASA en los 60, como las argentinas que  desarrollaron Clementina, la primera PC empleada con fines científicos. Pero alrededor de 1985, ese porcentaje de participación comenzó a caer. Fue justo cuando los primeros equipos personales llegaban a los hogares en Estados Unidos y se convertían en artículos de consumo masivo. La publicidad colaboró para construir el estereotipo: las máquinas y la programación son cosa de hombres. El estigma se fue potenciando hasta marginar a las mujeres y minar su auto-confianza. 

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Un rato antes de terminar el conversatorio que hostea Patti Schmidt en el marco del Ciclo RITMAS pasa lo que tiene que pasar: un poco de catarsis, risas y la contención que siempre da pensar con otrxs. Ellas son: Leonara Manyangadze, ex directora de programas en Somerset House Studios (la institución londinense que fue socia de Amplify D.A.I. hasta 2022 inclusive) que trabaja con artistas y realizadores, Flora Yin-Wong, productora, música, escritora y DJ británica, y France Jobin, artista de sonido, instalación, composición para cine y curadora canadiense que participó de Mutek Buenos Aires en 2018 y colaboró con las amplifiers Prifma en Mutek Montreal 2019.

―Estuve un año sin subir contenido: mis videos se llenaban de comentarios que me descalificaban ―comparte Flora Yin-Wong.

―Cuando me agreden los mando a terapia, y fin de la conversación ―dice France Jobin.

―Para empujar esta piedra hacia el otro lado de la montaña tenemos que rodearnos de las personas correctas ―subraya Leonara Manyangadze.

―Ahora uso plataformas que no permiten dejar comentarios, pero sigo sintiendo que para la comunidad masculina técnica soy su broma del despertar de la diversidad ―lamenta Flora Yin-Wong.

―Para navegar estas aguas, creerse que una es buena es fundamental… o aparentarlo. Los hombres lo hacen, es parte de su cultura ―reconoce France Jobin.

―Cuando lidio con los productores para la firma de contratos pienso: “Disimulá hasta lograrlo. Disimulá hasta lograrlo” ―confiesa Leonara Manyangadze.

―¿Las estadísticas siguen siendo alarmantes? Entonces tenemos que seguir  trabajando ―agita France Jobin. 

Amplify D.A.I. y su red de artistas e instituciones aliadas buscaron convertirse en soporte, red político-afectiva donde poder compartir, plantear o madurar inquietudes transversales a nuestro lugar social. Antes de despedirse, France cuenta que fue la primera artista mujer en Mutek Montreal, y que en el origen usó un nick para evitar dar explicaciones. 

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En pleno siglo XXI, las mujeres y personas no binarias continúan siendo minoría en trabajos relacionados con la tecnología. Por eso hoy el arte digital con perspectiva transfeminista es un hecho político. Los cambios en curso, tanto en la forma de concebir el arte a través de las herramientas digitales como en el surgimiento de las nuevas comunidades digitales y la democratización a nivel global que ofrecen las plataformas, estas transformaciones son una oportunidad. 

“Hay diez mil razones detrás del miedo del varón a la expresión femenina y a la otredad, esas razones son parte de la historia de la humanidad -suelta Kardaver, artista visual cordobesa-. La base de nuestra explotación material es la ideología que nos deshumaniza. Humanizarnos en serio, no en palabras solamente, haría cambiar el sistema económico mundial entero y la distribución del trabajo.”

Desde sus orígenes, la cultura rave se sustenta en la experiencia colectiva, en un conjunto de códigos compartidos en torno a un ritual donde "nadie es más bienvenido que otro". Sin embargo, aquello que se respira en el ámbito digital se traslada también a la presencialidad: la escena electrónica no siempre es sinónimo de espacios libres de machismo y discriminación. Aún queda tarea por hacer para poder hablar de una escena verdaderamente deconstruida y equitativa. 

Participó de la banda sonora de Black Mother (un película de culto disponible en Mubi); pisó festivales de Reino Unido (como el Glastonbury) y de Ghana (Chale Wote); creó el canal Nine Nights y la serie Dystopian Futures (en pandemia y desde su habitación). Glor1a nunca está quieta. Sus raíces: la música R&B experimental y el afrofuturismo, la nostalgia y el devenir. Siempre en movimiento, resume su pertenencia a Amplify D.A.I. con una palabra: Crecimiento. “Conocer a nuevas artistas fue una experiencia impresionante. ¡Me encantaría repetir!”, cuenta. Glor1a estuvo en Buenos Aires en Mutek 2022, donde presentó en vivo el proyecto colaborativo que creó con la artista canadiense Frances McKenzie en el marco de las Residencias Artísticas ArtLab x Amplify D.A.I.

Glor1a + Frances McKenzie en Mutek Argentina

Otro de los valores que caracterizaron a la comunidad de las artes electrónicas en sus comienzos es aquel concepto de espacio seguro derivado de la cultura ballroom. Son estas iniciativas, las que nacen de personas diversas, mujeres y colectivos queer de la escena electrónica o minorías subrepresentadas, las que hoy continúan contribuyendo de forma consciente y comprometida a la creación de auténticos espacios seguros para la comunidad.

“Quedan un montón de cosas por mejorar, pero un objetivo logrado tiene que ver con poner a las artistas en las agendas de programadores, y lo digo en masculino porque siguen siendo varones quienes manejan esta industria -dice Valeria Zamparolo-. Esta transformación es muy importante para el sector. Logramos que lxs artistas de la red puedan liderar el cambio que va a venir. Necesitábamos pasar la posta, y la posta se pasó.”