17/8/2018
Mirá si la mamá de Mozart lo hubiera abortado.
Mirá si la mamá del feto ingeniero lo hubiera abortado.
Mirá si la mamá de Mozart hubiera muerto por un aborto clandestino. Mirá si hubieran muerto por abortos clandestinos Juana Azurduy, Manuela Pedraza, Remedios de Escalada de San Martín, Marie Curie, Gabriela Mistral, Macacha Güemes, Delia Parodi, Simone de Beauvoir, María Elena Walsh. Tu mamá.
Cuando se piensa en los fetos, siempre son fetos famosos de madres ignotas. Cuando se piensa en las mujeres muertas por aborto, siempre son mujeres ignotas del montón. Porque una madre pobre siempre puede parir mágicamente un genio, pero nunca ser valiosa ella misma.
El discurso instalado sobre las muertas por aborto es el de una mujer joven, madre, pobre, sola. Este último aspecto, suele estar bien lejos de la realidad. Las mujeres que mueren por aborto nunca están solas: tienen familia, tienen amigxs, tienen médicx. Son mujeres que no hubieran estado vivas si no hubieran accedido de manera frecuente al sistema de salud, más si son madres.
La casuística indica que, cuando se produce una muerte por aborto por infección, estas infecciones no se producen de un momento para el otro: lleva varios días que el cuadro se vuelva irreversible hasta que desencadena la muerte, en particular si no hay perforación de órganos, como en las dos últimas muertes de la provincia de Buenos Aires.
La experiencia de la atención telefónica durante una década en la Línea aborto más información menos riesgos nos enseñó que las mujeres pueden detectar los signos de una infección por aborto tempranamente si cuentan con información básica que la OMS puso a disposición desde 2003: olor a podrido y cambio de color en el flujo vaginal posaborto, dolor en el vientre, fiebre.
Nos enseñó también que ante estos signos las mujeres acuden al sistema de salud. Pero en este sistema de salud encuentran médicxs en lxs que no pueden confiar, que las rebotan, las amenazan, las hacen esperar.
La criminalización del aborto disuade a quienes abortan de buscar atención oportuna en el sistema de salud, y disuade a los médicos de brindar esta atención. Habilita a lxs médicxs objetorxs a dejar sin atención, a rebotar, a no generar entornos donde les pacientes pueden contar con confidencialidad, y sin temor a ser denunciades, los intentos de abortar que llevaron a cabo.
Para sancionar a las mujeres, lesbianas, varones trans que abortan en los hospitales y salas de salud se les somete a largas horas de espera, o a ir de uno a otro hospital. Los múltiples traslados son una forma frecuente de hacer práctica la objeción de conciencia velada de una institución. Esas horas cuestan la vida.
Despenalizar es reparar
La penalización del aborto podrá ser ineficaz en el sentido en que todas las personas que abortan vayan presas, pero en la práctica actúa amparando que ciertos agentes del Estado, como la gobernadora María Eugenia Vidal y los equipos de salud, no cumplan con deberes y obligaciones de derechos humanos que se encuentran vigentes: informar, atender antes durante y después para bajar los riesgos de los abortos, ya sean legales o clandestinos; brindar atención médica cercana para evitar retrasos en emergencias obstétricas. Entre otras muchas.
Otro de los efectos de la penalización es la estigmatización. La idea de la apología del aborto, de que solo decir la palabra sin pedir perdón, sin usar algún eufemismo, puede significarnos un proceso penal y una condena.
Esto obstruye la posibilidad de cumplir con la obligación estatal de dar y no obstruir la información sobre aborto seguro que sea accesible, que esté disponible, que sea culturalmente adecuada. En el manual Todo lo que queres saber sobre cómo hacerse un aborto con pastillas sólo usamos la palabra aborto.
Aborto es la palabra que todes entendemos, es la palabra popular. Para comunicar de manera efectiva y evitar las muertes debemos enseñar sobre aborto. Usar eufemismos para dejar las conciencias tranquilas respecto a cuándo es legal, cuando es voluntario, y que nadie entienda de qué estamos hablando, hará que aun la más brava legalización se vuelva inútil.
La despenalización se inscribe dentro de un marco normativo del aborto seguro y gratuito como un derecho vigente, actual, que ha sido construido en esta última década.
Por una parte, las normas que garantizan la práctica de los abortos legales por salud y violencia sexual en el sistema de salud público y privado: los protocolos de aborto no punible, las guías de práctica clínica para hacer consejería, para la atención pos aborto, el fallo F.A.L.; los circuitos administrativos para la compra y provisión pública y gratuita de misoprostol, los programas de capacitación de los ministerios de salud, entre muchas otras.
A este marco legal hay que agregarle el construido a partir de la práctica militante de garantizar información para reducir los riesgos y daños de abortos inseguros: publicaciones, líneas telefónicas, consejerías populares en unidades básicas, organizaciones sociales, centros de salud, redes, aplicaciones, audiovisuales. Esas prácticas que hace una década hacíamos a puro coraje y visibilidad de lesbianas y varones trans cristinistas.
Todas estas prácticas sociales y del sector salud son visibles, funcionan dentro de la legalidad, no son clandestinas. Esta legalidad es un entramado que sigue en pie y totalmente vigente aún con la negativa del Senado sobre el proyecto de aborto legal de la Campaña. Con o sin legalización, con o sin despenalización, vamos a seguir abortando de manera segura en casa, fuera del hospital, de un modo desmedicalizado, despatologizado, entre amigxs y amantes.
Que el árbol verde no tape el bosque arcoíris
Propongo retomar entonces esta discusión desde un consenso muy firme alcanzado en el Senado: denunciar a una amiga para que vaya presa por haberse hecho un aborto ilegal es algo que no han hecho ni harían siquiera los/as senadores/as que votaron en contra. Este es un dato clave considerando que discutiremos si el aborto queda o se saca como delito del código penal. Profundizar lo conseguido y avanzar en este contexto requiere abrir la mirada hacia otras formas de legalidad, que no se enfoquen exclusivamente en un proyecto de ley de la Campaña.
No será posible en este tramo del debate abroquelar en un solo proyecto todos los derechos relacionados con el aborto legal: la discusión se concentra solamente en qué conductas se sacan del código penal, y cuáles seguirán siendo delito.
El proyecto del Poder Ejecutivo anunciado por el juez penal Mariano Borinsky propone:
- mantener la no punibilidad de los abortos por violación y salud, casos de anencefalia y análogos;
- incorporar la posibilidad que lxs jueces/zas “perdonen” según su discreción a le gestante que aborte;
- y criminalizar las lesiones al feto, dándole entidad de sujeto de derechos humanos, aun independientemente de su viabilidad o semanas de gestación.
No sólo no avanza respecto de la legislación de 1921, sino que retrocede. Y poco o nada tiene que ver con lo que veníamos discutiendo.
Un texto propio
Es necesario oponer a este proyecto un texto propio, reescribir esos artículos del código penal con nuestros propios contenidos.
Una dimensión para incluir es la despenalización de las conductas de les gestantes: mujeres, niñes, varones trans, lesbianas. Es necesario plantear la eliminación de las penas para los abortos voluntarios hasta la semana 14 de embarazo inclusive, y ampliar las causales de no punibilidad y eximentes de responsabilidad penal para quienes abortan más allá de ese plazo.
Otra línea es la despenalización de las conductas de los equipos de salud. Es necesario eliminar completamente las penas para los equipos de salud por aborto como un delito autónomo. El aborto es una práctica de salud más, y están vigentes las penalidades generales sobre los agentes de salud en el ejercicio de su profesión.
Una tercera dimensión de un texto propio es la penalización de los abortos causados contra la voluntad de la persona gestante, en el marco de violencia institucional o estructural, violencia de género, así como también los causados por Monsanto con el Glifosato.
Y, finalmente, el alcance de la penalización de las lesiones intencionales o negligentes sufridas por una persona nacida a aquellas producidas durante la gestación.
Aborto legal es vida
Abortar durante la penalización requiere desarrollar colectivamente prácticas para hacerlo de manera cada vez más segura y popular. En Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto sistematizamos información sobre estas prácticas de abortar seguras en la ilegalidad. Desde el 1 de agosto de 2009 y hasta el 1 de julio de 2018, hace un mes, charlamos a diario por la línea telefónica aborto, más información, menos riesgos, con quienes nos llamaron antes, durante o después de abortar. Atendimos más de 10.000 llamadas. El teléfono nunca dejó de sonar hasta que decidimos apagarlo. A partir de estas conversaciones, presentamos informes públicos con datos descriptivos que resultaron constantes sobre cuándo, cómo, dónde, con qué y con quienes abortamos de manera segura.
- El 98% habían abortado o intentado abortar en su casa antes de la semana 14 de embarazo.
- El 2% restante se divide entre quienes confirmaron el embarazo con 15 semanas o más, con gran cantidad de niñas; y quienes deseaban el embarazo pero debían abortar por razones médicas.
- Los abortos de embarazos del segundo trimestre avanzado son excepcionales y se relacionan con intentos fallidos de abortar en etapas tempranas.
- La mitad de quienes nos llamaron ya había abortado anteriormente, mayoritariamente con pastillas de misoprostol y excepcionalmente en una clínica o con asesoramiento médico.
- De ellas, el 60% compraba las pastillas de misoprostol en farmacias con o sin receta médica. No tener receta dificulta el acceso más que nada en relación a que triplica el precio.
- La mitad de quienes nos llamaban tenía acceso a obras sociales y el resto, al sistema público de salud.
Regular el acceso al aborto a través de sanciones penales sin violentar los derechos humanos requiere reconocer en esas normas, las prácticas sociales e individuales que nos mantienen vivas. Debemos garantizarnos que estas prácticas no sólo no sean obstaculizadas por la nueva legislación penal, sino que sean mejoradas por ella.
Cuando hablamos de despenalización en el debate parlamentario que se viene nos referimos a una redacción de los artículos del código penal que remueva los obstáculos legales para que los abortos se realicen en lo posible antes de la semana 14 de embarazo.
Los abortos son más seguros cuanto más tempranamente se practican. Además, con pastillas de misoprostol unx mismx se puede hacer el aborto de manera segura, desmedicalizada, y despatologizando todo el procedimiento. En estas condiciones, abortar es como menstruar, muy lejos de todas aquellas imágenes cruentas implantadas por la tortuosa iconografía católica.
Despenalizar el aborto como una práctica médica delictiva en sí misma y reconocerlo como práctica cotidiana de salud, adecúa el código penal los estándares internacionales de derechos humanos. Estos estándares reconocen que es prioridad despenalizar la atención de salud antes, durante y después del aborto, y consideran emergencias obstétricas las complicaciones durante o pos aborto, y los abortos de embarazos avanzados iniciados o practicados fuera del ámbito hospitalario.
Tenemos además que hacernos cargo de que las diferencias entre legalización y despenalización del aborto que fueron útiles en Diputadxs, terminaron finalmente como una falsa dicotomía, bloqueando la posibilidad de los votos mayoritariamente a favor en el senado. La gobernadora María Eugenia Vidal planteó esta falsa dicotomía: dijo que los abortos tempranos compiten en la salud pública con intervenciones quirúrgicas de alta complejidad y que, de ser legal, no podría garantizar tantos abortos en los escasos y mal provistos hospitales públicos de la provincia.
Mientras, dos mujeres fallecieron en territorio bonaerense como consecuencia de abortos clandestinos esta semana. Elizabeth tenía 34 años y un hijo. Llegó al hospital Belgrano de San Martín con una infección: en el cuello del útero le encontraron restos de perejil. Los médicos le hicieron una histerectomía pero igual falleció el lunes. La muerte de R. en el hospital Juan C. Sanguinetti de Pilar se conoció hoy. Tenía 27 años y cuatro hijos.
Orgullo de abortar
La legalización del aborto venía encarada incluso en los medios masivos de comunicación como un debate experto. Hablaban médicxs, abogadxs y sacerdotes ignotxs en programas periodísticos serios. Pero este año los programas de la tele de la tarde, replicando en parte el formato liderado por Jorge Rial en Intrusos, llamaron a figuras de la cultura popular y farándula para hablar de aborto en televisión.
Estas figuras hicieron posibles discursos de masas a partir de lo común y concreto: hablar de nuestros propios abortos, los de nuestrxs amigxs y conocidxs, con los detalles de un chimento: ¿sabés quien se hizo un aborto? ¿vos te hiciste uno, te harías uno, cómo te lo hiciste? ¡Esa seguro se hizo más de uno!
Se escucharon por fin los discursos de la regla, no de la excepción, de los millares de abortos al año donde quien aborta no muere, lo hace porque quiere, y vive para contarlo y hacerse otro aborto si lo necesita y lo desea. Los abortos de las mayorías.
Porque esto recién empieza. Después de siglos estamos pudiendo hablar de aborto públicamente y con nuestras propias palabras.