El Congreso Nacional está por aprobar una reforma al Código Penal consistente en penar, con la posibilidad de dejar antecedentes, con multas de entre $3000 y $25.000 a quienes en el espacio público acosen verbalmente con gestos o insinuaciones de manera sexual y unilateral. Lo que se recaude irá al presupuesto del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM). También obliga a hacer cursos de derechos humanos porque parece que para que los tipos desarmen prácticas violentas como decir “te meto una naranja en la boca y te chupo la concha hasta sacarte fanta” o “te parto al medio”, viene bárbaro el sistema penal y un cursito de prepo. ¿Por qué no una reparación civil? ¿Qué eficacia tuvo la ley penal contra actos de discriminación? ¿Por qué insistimos por ahí? ¿Con qué abogados para las víctimas se haría el proceso ¿con los que aún el poder ejecutivo no nombra?
El domingo pasado fui a ver un partido de básquet, primera nacional, maravilloso. ¿Cómo terminó para el equipo perdedor? A puro cántico y aplauso la familia deportiva de Ferro gritaba: “se vuelven a Junín con el culo roto” Todavía me siento mal de no haber emprendido algún repudio, de uno frente a unas 100 personas ensordecidas con su canto violento.
Estoy segura de que muchas de esas personas suscribirían esta ley penal. Y más: pena de muerte si es necesario. Así de confuso es todo. De modificar las pautas en que se socializan los varones, de exigir Educación Sexual Integral para todos (¿de dónde sale eso de que sólo los niñx necesitan?), de hacernos cargo en primera persona, ni hablar.
Para lo único que va a servir es esta reforma es para que después el INAM se victimice: porque si la recaudación es magra porque no hay denuncias, o a ellas no las sigue un juicio exitoso (imaginemos el pajero en auto frente a la parada de colectivo, de noche, en cualquier lugar de la ciudad: lo prueba Magolla) la recaudación será magra. Nos dirán que la herramienta está y que no la usamos, o peor aún, que como no hay denuncias, es que taaaaaaaanto no nos molesta, mejor dicho, como dijo el Presidente de la Nación: “¿A quién no le gusta que le digan qué lindo culo tenés?"