24/2, viernes, 6:30 pm
24, el retorno de la luz en el I Ching .
¡Ojalá!
Parece que volamos mañana pero cambiaron nuestro destino: ahora dicen que vamos a la Isla Decepción.
¡De Esperanza a Decepción! Igual puede estar bien, es una isla chiquita, en las Shetland . Tiene un volcán activo y fumarolas en la playa .
Honrar el presente: El instante es la meta. La esperanza es ilusión, futuro. Estar en lo que es. Para algo pasa esto.
29/2, miércoles, 3 pm
Con suerte, en dos semanas volvemos. ¿Será que necesito sentir en carne propia la experiencia de estar presa? ¿Por qué habré terminado aquí, en Decepción? Al grupo de los extranjeros le fue tan bien: más de un mes en Esperanza, felices, un cuarto para cada uno, posibilidad de moverse adonde quisieran… ¡Y yo fantaseo con invernar! Pero tendría que ser sí o sí con un grupo de científicos. Y asegurarme de tener un cuarto para mí sola. Con Internet.
Ir a un lugar bien blanco .
Hoy vendé todos los picaportes de la base con cinta de papel para no engancharme más. Muchas vueltas de cinta, ahora están bien mulliditos .
Hubo rebelión por la exigencia de los milicos de desayunar a las 6:30. Yo me levanto igual, pero para meditar en la playa, hacer fotos ¡y tomar mate sola! Empezar el día sentada en una mesa hablando con los milicos… ¡Imposible! Además, los chicos se levantan mucho más tarde. Pero cedieron y quedamos sólo en almorzar y cenar con ellos.
Margarita instaló una gran tela entre los palos que usan para jugar al fútbol. Tuvieron que llenarla de agujeros para que no la embolse el viento. Quedó muy bien, ya es parte del paisaje. Toda la base participó (¡está rompiendo corazones, ja!, uno le mandó una cartita de amor).
Ayer, a la siesta, Federico soñó que tomaba un taxi. Llovía, el taxista se dio vuelta de golpe y le clavó un numerito rojo, como de rifa: el 58. Él estaba preocupado por las cámaras y pensaba que se las iban a robar. Pero no: era sólo clavarle el número en la mano. El 58 en el I Ching es Lo Sereno, El Lago. ¡Y en la quiniela es el ahogado!
Ayer también hubo un momento de garrón porque supuestamente iban a sacar sólo a Federico, Ansilta y Guido. Margarita estaba copada trabajando acá, pero a mí me recagaban. Finalmente, Federico no fue y pude ir yo. Nos llevó Martín; dice que no pueden llevar a más de tres por cada uno de ellos. Igual me había levantado al amanecer y creo que hice fotos lindas.
Mucho viento. En un momento del paseo colectivo se me voló un guante. Desesperación, todo mal sin guantes acá. Por suerte, el viento hizo remolinos y Martín lo rescató. Nunca más sin ponerme la cuerdita en la muñeca, ¡es para eso! Uso los guantes especiales para sacar fotos en el frío que me consiguió Martín E: se puede sacar la punta de los dedos índice y pulgar para usar la cámara. Igual las yemas se congelan, no sé qué es peor.
¿Qué es esta situación? Yo soy la desfasada aquí. Tendría que haber venido en otras circunstancias. Pero bueno, se tratará de esto. Para bajar un poco más el ego. ¡Ser soldado! Castaneda trabajando en la parrilla de la ruta como Joe Córdoba . Ojalá pueda hacer buenas imágenes.
25/3, domingo, 8 am
Ganas de abrazar a mis padres, Laura y Serafín . De agradecerles la vida que me dieron.
De pedirles perdón. Sé que hice lo que pude por ellos, pero me hubiera gustado poder ayudarlos más .
Ganas de verlo a Willy .
De agradecerle la protección, el amor. De hablar largo.
De pedirle perdón por no haber hecho más por él.
Me gustaría, en el libro antológico, empezar con la dedicatoria:
A la memoria de Willy Moralli. Compañero de vida y de lucha. Secuestrado y desaparecido por el Ejército Argentino el 18 de julio de 1978.
A su luz, bondad y belleza.
(…) Quizá la Antártida, el fin del mundo, signifique llegar a un lugar de pasaje. El fin y el principio .
¿La vuelta al hogar?
¿Quién soy después de todo?
Este año será también el de limpiar todo lo que hice aquí. Demasiadas fotos. Como doscientos rollos. Y encima todas las digitales. Un zarpe.
Ya no hace tanto frío. Hoy me levanté antes de las seis para ver el amanecer, pero estuvo nublado. Igual fue lindo: largo rato sentada alta en el taburete de afuera, sintiendo el mar. Ayer a la noche también fue bello salir un rato y ver las estrellas: estaba todo despejado. A la tarde estuvo bueno empezar a editar. Pude empezar .
Ahora tendría que tomarme vacaciones de este viaje. Muchas ganas de estar en la arena tirada al sol, con calor. Un poco de mimo para este cuerpito. ¡Meterme en el mar!
El libro fue hecho con el apoyo de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires.