Ayer a la noche, Daniela Szpilbarg habló de la Antártida. Un rato después, al acostarse soñó que estaba en un lugar todo blanco, muy abrigada. Al despertarse estuvo segura de que había soñado con la Antártida. Borges dijo alguna vez que no sabemos exactamente qué sucede en los sueños: no es imposible que estemos en el cielo, estemos en el infierno, quizás seamos alguien, alguien que es lo que Shakespeare llamó “la cosa que soy”, quizá seamos nosotros, quizá seamos la Divinidad. Esto se olvida al despertar. Tal vez, Szpilbarg no soñó sino que estuvo. Y esta mañana, en una base cerca del Polo, en un idioma extraño un hombre, quizás un biólogo, esté comentando con sus compañeros que a la noche vio una chica rubia de ojos claros y pensará: “de nuevo, estuve soñando”.
Licenciada en Sociología, becaria de CONICET, Estudiante de Doctorado en Ciencias Sociales, Posgrado en la UNSAM, Szpilbarg participa del Área de Estudios Culturales en el Instituto Gino Germani. También trabajó como profesora de Canto y coordinó talleres de Canto y música popular.
Tuvo un perro miniatura, un canario del que se arrepiente y tres tortugas a las que reinvindica: Lupi, Pepa y Juanita.
Es profesora en la UBA de Teoría Sociológica y Teoría Social Latinomericana.
Su proyecto de investigación se centra en la industria editorial desde fines de los 90 a la actualidad, la trayectoria de editores locales y los vínculos entre el campo editorial local e internacional. Fue estudiante de letras y en Anfibia escribió un ensayo sobre la concentración del mercado editorial.