Arturo Hernández Valencia tiene 30 años y no se imagina viviendo en otra ciudad de México que no sea el DF. Ama el bullicio, las ferias, las festividades, las manifestaciones. Disfruta de ver interactuar a las personas. Estudió Psicología Social en la Universidad Autónoma Metropolitana-Izatapalapa. Le falta la tesis para recibirse. Hace rato que debió entregarla. Trata sobre la identidad del culto a Santa Muerte. Jura que en unos meses la termina. Pide que le crean, que de veras esta vez la termina y se licencia de una vez por todas.
Desde hace 6 años, Hernández Valencia forma parte del equipo de investigación de Alfredo Nateras Domínguez . Aunque le gusta mucho su trabajo, disfruta los fines de semana viendo películas y reuniéndose con amigos.
Hace mucho le regalaron Un mundo feliz, de Aldous Huxley. La persona que se lo obsequió creyó que se trataba de un libro de autoayuda. Cuando Hernández Valencia le contó el argumento, le habló de la “soma” que consumian los personajes, del futuro digitado, el regalador se arrepintió. Ya no importaba: el joven Hernández Valencia disfrutó de ese libro como pocos en su vida.