Cuando Andrés Di Tella leyó "Respiración artificial" de Ricardo Piglia, hace muchos años, pensó que le gustaría hacer algo así en el cine; mezclar historias familiares y la Historia con hache mayúscula; reflexión y narración, biografía, política, cartas, conversaciones…. “¿Será posible?", se preguntó. “327 cuadernos podría ser una respuesta, un poco tardía”, dice.
Ha dirigido las películas Montoneros, una historia (1995), Macedonio Fernández (1995), Prohibido (1997), La televisión y yo (2002), Fotografías (2007), El país del diablo (2008), Hachazos (2011) ¡Volveremos a las montañas! (2012), Máquina de sueños (2013), El ojo en el cielo (2013) y 327 cuadernos (2015). También se destacan sus instalaciones, performances, piezas de video arte y programas de televisión. Dirigió y produjo documentales para Canal 7 y Canal Encuentro (Argentina), PBS (Estados Unidos) y Channel 4 (Gran Bretaña), entre otros.
La primera película que recuerda haber visto es "Fantasía" de Walt Disney. No entendió nada, incluso le dio un poco de miedo pero le fascinó. El segundo recuerdo es "2001, una odisea del espacio". Tampoco entendió nada, pero quedó hechizado. Mucho tiempo después, cuando tendría 19 o 20 años le pasó lo mismo con "El espejo" de Andrei Tarkovsky. Pero ahí se dijo: yo quiero hacer esto.
Y lo hizo, con su impronta. Tanto que dos libros hablan de su trabajo: Paul Firbas y Pedro Meira Monteiro, ed., Andrés Di Tella: cine documental y archivo personal (Siglo XXI, Buenos Aires, 2006) y Casimiro Torreiro (ed.), Inventario de regresos. El cine documental de Andrés Di Tella, (Cines del Sur, Granada, 2011). Entre otros, Paulo Antonio Paranagua, en Cine Documental en América Latina (Cátedra, Madrid, 2003), le dedica un capítulo, destacándolo entre los documentalistas más significativos del continente.
En su casa, su mujer, talentosa escritora y gestora cultural, se queja porque no tienen home movies. “En casa de herrero, cuchillo de palo”. Es que, para él, filmar a veces implica distanciarse demasiado de lo que está filmando.