El martes al mediodía circuló entre las oficinas del gobierno una noticia inquietante: los senadores santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano votarían contra la Ley Bases. Faltaban horas para la sesión definitoria en el Senado. Victoria Villarruel y el senador Juan Carlos Romero, colaborador full time del oficialismo, se reunieron con Gadano en el Salón Gris del Senado y presionaron para que ambos revirtieran su posición.
La firma de Carambia había sido clave para que el gobierno pudiera conseguir el dictamen de comisión. Si bien había firmado en disidencia, el oficialismo contaba con esos dos votos. No entendían por qué ahora votarían en contra. Frente a Gadano, la vicepresidenta acusó a Carambia de mentiroso. La senadora le escribió un WhatsApp a su compañero de banca para transmitirle el mensaje. El senador se ofendió y le pidió a Gadano que se fuera de la reunión.
Un rato después, Gadano y Carambia aparecieron juntos en un video confirmando que votarían en contra de la ley.
Pero algo pasó en las horas posteriores que cicatrizó las heridas de esta gente tan sensible: la dupla santacruceña votó en contra de la ley en general, pero se ausentó de la votación en particular. Esto le permitió al gobierno sortear con éxito toda la sesión y a Villarruel alcanzar su momento estelar: desempatar en tres votaciones seguidas en favor del oficialismo.
Durante la semana que pasó hubo varias reuniones como esa. Un intenso flujo de mensajes, acusaciones, órdenes y transas. Si en los primeros meses de gestión, a los alfiles del gobierno les faltaba rosca, en los últimos días fueron ágiles para usar todo tipo de técnicas de la casta que Milei denosta para conseguir los votos que necesitaban. Desde Jefatura de Gabinete aseguran que no hubo nada consensuado con los senadores santacruceños para que se ausentaran de la sesión, más allá de que cuando se firmó el dictamen ya habían obtenido la suba de 3 a 5 por ciento en las regalías mineras.
“Creemos que hicieron control de daños. Se la jugaron a impedir el quórum y cuando vieron que la jugada les salió muy mal, quisieron equilibrar”, dicen desde el entorno de Guillermo Francos.
Si ya tenían garantizado el artículo sobre las regalías, ¿por qué los senadores santacruceños quisieron boicotear la sesión? Desde Jefatura de Gabinete aportan una hipótesis: “No creemos que hayan sido librepensadores. El gobernador Vidal tiene que marcar diferencias con el Gobierno porque en su provincia tiene tensiones por la suspensión de las represas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic, la posibilidad de cierre de Yacimientos Carboníferos Río Turbio y la reinstalación de ganancias. Fue un gesto político al electorado santacruceño”.
Martín Lousteau no cree ni que Carambia se haya ofendido porque le llamaron mentiroso ni tampoco que el Gobierno no haya acordado nada con Vidal. “Estuvieron amagando con que estaban en contra de la Ley y después se levantaron y habilitaron las facultades delegadas —asegura el senador radical—. Lo que hubo en este proceso de amague es que algunos se llevaron cosas”. Sobre el final de la sesión del paquete fiscal, ya en la mañana del jueves, La Libertad Avanza aprovechó en una misma jugada para mandarle un mensaje a Vidal y favorecer a empresas mineras con emprendimientos ya desarrolladas que se quejaron por el cambio de reglas del juego: el miembro informante, Ezequiel Atauche, senador y titular del bloque oficialista, pidió un cambio en el artículo. El aumento en las regalías mineras ya no sería para todos los proyectos sino únicamente para los nuevos. La modificación se aprobó por 69 votos.
Más transparentes fueron los motivos por los cuales Pablo Blanco, senador por Tierra del Fuego de la UCR, dio vuelta su voto en el capítulo de las facultades delegadas. El 7 de mayo, en el plenario de comisiones había dicho: “No le voy a dar las facultades delegadas a este gobierno. No confío en quienes le hacen trampa a la propia Constitución Nacional”. Por si quedaba alguna duda, el 6 de junio reafirmó su postura en la red social X: “Ni loco votaré esas facultades”.
Pero el jueves por la madrugada su voto fue determinante en favor del oficialismo.
Con su aporte, lo que de antemano era una derrota asegurada del gobierno, resultó el empate 36 a 36. Y con el voto afirmativo de Villarruel, en aprobación. ¿Qué pasó con Blanco? ¿Por qué se dio vuelta así después de negarse dos veces a votar la Ley Bases? Hablé con Blanco en mi programa de radio y me dio su explicación al aire: “Privilegié los intereses de mi provincia por sobre mi opinión personal”.
Es decir, el gobierno negoció y cedió ante algunos reclamos para obtener el voto del senador Blanco.
El punto central fue la eliminación del artículo 111 del paquete fiscal, que habilitaba al poder Ejecutivo a la supresión o modificación de exenciones y gastos tributarios y de beneficios impositivos. Ese artículo le permitía a Javier Milei apuntar contra el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, que otorga una serie de beneficios fiscales y aduaneros para empresas que se radiquen en esa provincia. A Blanco le parecen una locura las facultades delegadas, pero más demencial le parece que su provincia pierda estos beneficios.
“El Presidente dijo que es un topo que destruye al Estado desde adentro, ¿le están dando facultades para que lo destruya?”, le pregunté a Blanco en el cierre de la entrevista. “Hay otros que sin decirlo lo hacen”, fue la llamativa respuesta que me dio el senador.
Pero si de competencia en técnicas de casta política hablamos, Lucila Crexell, senadora por el Monobloque Comunidad Neuquén, es la ganadora.
Crexell obtuvo del gobierno la oferta para ir a la embajada de la UNESCO, en París. Un día antes de la sesión, cuando estalló el escándalo, la senadora dijo: “Sí, es verdad que hubo una oferta y que hubo una aceptación, pero no tiene nada que ver con la negociación de las Ley Bases”. Serán coincidencias cósmicas entonces.
Sin embargo, los documentos públicos revelados por la periodista Gabriela Pepe demuestran que el Gobierno alineó los astros para que Crexell votara a favor de la Ley y se vaya a París.
El jueves 6, una semana antes de la votación, se inició el expediente interno para cumplir los deseos turísticos de la senadora y, al día siguiente, el trámite llegó a la Casa Rosada. Allí espera la firma Javier Herrera Bravo, Secretario de Legal y Técnica. Un dato más: Milei, tal cual consta en el Boletín Oficial del 19 de febrero, había propuesto para la UNESCO a Miguel Ángel Hildmann, quien ya no viajará a Francia porque chocó con los sueños europeos de la senadora.
Si el gobierno finalmente envía el pliego de Crexell para la Unesco, quedará en manos de los senadores aprobarlo o rechazarlo. Una senadora de la oposición cercana al oficialismo adelanta: “Es difícil que después de todo esto le aprobemos el pliego. ¿Quién se va a animar a votarla?”. Sería una lástima, porque Crexell dejó todo en la cancha para festejar su nuevo trabajo en el Arco del Triunfo. La semana pasada, llamó a varios senadores para convencerlos de que la voten. Como esos chicos que con la boca manchada de chocolate dicen que no se comieron la golosina, a varios les repitió: “No tiene nada que ver la embajada con mi voto a favor de la Ley Bases”.
Las respuestas oscilaron entre las risas y la advertencia de que su accionar tendría consecuencias penales. El miércoles el abogado Federico Paruolo la denunció por cohecho. Pero los planetas le dieron cierta tranquilidad a Crexell. La denuncia cayó en manos del juez Ariel Lijo, candidato del gobierno a la Corte Suprema de Justicia.
Quien también sembró sospechas sobre la senadora neuquina fue la senadora peronista Silvia Sapag, que además es tía segunda de Crexell. En su intervención en el recinto, contó que en diciembre del año pasado hubo una reunión en la Casa de Gobierno de Neuquén, donde el gobernador Ronaldo Figueroa recibió a legisladores locales de todos los espacios políticos. Sapag aseguró en en ese encuentro "las manifestaciones de Lucila hacia el presidente Javier Milei hicieron que la diputada libertaria (Nadia Márquez) dijera que no podía admitir esos conceptos de la senadora Crexell hacia el presidente". Cosas de familia.
Quien recibió buenas noticias instantes después de que votara a favor de la Ley Bases fue Edgardo Kueider, senador peronista por Entre Ríos, que había arribado al Congreso con la boleta del Frente de Todos en 2019. A la medianoche del miércoles, el gobierno publicó en el Boletín Oficial: "El Poder Ejecutivo Nacional designará, a propuesta por la provincia de Entre Ríos, a los TRES (3) integrantes de la Delegación Argentina ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande indicando asimismo a quién le corresponderá la presidencia de la delegación". Hasta ahora, la Comisión estaba integrada por dos miembros propuestos por la Secretaría de Energía y por un funcionario de la Cancillería. Con el cambio publicado, la provincia de Entre Ríos podrá elegir a los integrantes de la Comisión Mixta de la central hidroeléctrica binacional. Esto le permitirá a Entre Ríos tener un mayor control de la central y, frente a la desregulación energética que impulsa el gobierno, asegurarse la preferencia en la compra de energía a Salto Grande.
Kueider también se llevó una promesa del Poder Ejecutivo: saldar una deuda por regalías que la nación tiene con la provincia.
El voto de Kueider a favor de la Ley Bases activó la furia del bloque de Unión por la Patria. Hasta Cristina Kirchner le dedicó un mensaje en X. Reposteó a la usuaria @solmagno que adjuntaba dos boletas del Frente de Todos en distintas elecciones, una de 2019 y otra de 2021. En la primera, estaba Edgardo Kueider como primer candidato a senador y Stefanía Cora como segunda. En la otra boleta estaban Carlos “Camau” Espínola (quien también votó a favor de la Ley Bases) y Anita Almirón. La leyenda del posteo viralizado por la ex Presidenta dice: “Si hubiera sido al revés, las senadoras serían @StefaniaCoraOk y @AnaAlmirónCtes, y no estaríamos rogando para que no voten por la entrega de la Patria”.
Cristina olvida un detalle. Ella aceptó junto a Alberto Fernández que la lista de senadores de Entre Ríos la encabezará Edgardo Kueider y no Patricio Uribarri. Ella le había prometido ese lugar a Uribarri, pero el entonces gobernador Gustavo Bordet presionó diciendo que si él no podía definir a los principales candidatos, armaba una lista por fuera del entonces Frente de Todos.
En el peronismo entrerriano definen a Kueider como “un traidor consuetudinario”. Cuentan que su primer cargo político fue en 1999, como concejal de Concordia por el Peronismo. En ese entonces, el intendente de esa ciudad era el peronista Hernán “Vasco” Orduna. Dos años después, Kueider traicionó al intendente e hizo un acuerdo con los radicales que le permitió asumir la presidencia del Consejo y dejó en minoría al peronismo local. Ahora sumó otra historia al convertirse en uno de los hombres claves en la aprobación de la Ley Bases.
Después de seis meses en los que el gobierno no consiguió ningún triunfo en el Congreso, se vienen cambios en el horizonte.
El Presidente dejó de insultar senadores y empoderó al flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Para tratar de conseguir su primera ley en seis meses el oficialismo cedió en demandas de los gobernadores, apuró a senadores y hasta ofreció embajadas.
La narrativa anticasta empieza a agrietarse.