1.
Territorio Educativo (TE) es un entramado fecundo de relaciones y prácticas asociativas compartidas en las que una heterogeneidad de saberes se amplía y agrega valor a la vida universitaria y a la vida comunitaria. En el corazón de su propuesta está la necesidad de valorizar esa co-construcción y de participar activamente como Universidad a través de una agenda común de desarrollo territorial que atienda a las necesidades y problemáticas locales a partir de la sinergia creativa. Es un desafío, una apuesta que parece simple, pero en realidad es una construcción ardua y difícil de realizar. En el 2019, la Universidad, junto a diferentes actores sociales e institucionales de la región, firmaron la declaración del partido de Gral. San Martín como Territorio Educativo. Sin embargo, todo había comenzado mucho antes. Desde sus inicios, la universidad fomentó y multiplicó encuentros, diversos, con la comunidad. Encuentros algunos promovidos por la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM) y otros, resultado de las demandas de organizaciones, vecines e instituciones. Esta larga lista de experiencias permitió en el 2019 dar un paso más, consolidar el compromiso de la Universidad con los actores territoriales y comenzar a ordenar las intervenciones fragmentadas.
2.
La propuesta de TE es el resultado de la historia de la UNSAM. Desde su fundación en 1992, la universidad participó de procesos de desarrollo territorial, fortaleciendo su identidad local. Desde que fue convocada a conformar la Mesa por el Pleno Empleo para afrontar la urgencia de la crisis de ese tiempo, acompaña demandas sociales de las comunidades locales y participa de diversos procesos educativos, culturales, productivos y comunitarios. En San Martín existen experiencias de organización socio comunitaria de fuerte raigambre territorial: asociaciones barriales, bibliotecas y bachilleratos populares; centros culturales, jardines y radios comunitarias, empresas recuperadas y cooperativas de trabajo, colectivos de mujeres, entre otras. En el Área Reconquista, la expansión de ese campo asociativo reforzó las acciones en la dinámica de un territorio atravesado por la pobreza, la violencia y la exclusión social; la expansión de la ciudad informal y las dificultades de acceso a servicios de luz, gas, red cloacal y de agua potable; los rellenos sanitarios del CEAMSE, la contaminación de la cuenca del río Reconquista y la injusticia ambiental; la cárcel y los procesos de criminalización selectiva que tanto afectan a esas poblaciones.
En esos contextos situados, la configuración de las relaciones entre comunidad, la Universidad y el Estado adquieren un sentido particular. Desde sus inicios, la UNSAM comprendió que debía orientar parte sus actividades sustanciales para relacionarse con su entorno inmediato, con los elementos vivos del territorio -como se dice en la jerga-. Así, fue relacionándose con el mundo industrial, el polo tecnológico, la municipalidad, el gobierno provincial y nacional, la cárcel y, sobre todo, con sectores de la comunidad organizada, como es el caso de la Mesa Reconquista.
3.
La experiencia TE supone poner las actividades sustantivas de la universidad en diálogo con las necesidades y expectativas de los actores locales, construyendo una ecología de saberes. Esta apuesta busca desafiar las tradiciones más conservadoras de la educación superior desde el momento que la UNSAM tiene un deseo de construir ese territorio junto a la comunidad. La UNSAM no está en San Martín, es San Martín.
Así la UNSAM asumió el desafío de pensar la formación en clave territorial. Por un lado, alimenta y alimentó sus aulas de estudiantes que son vecines. Una universidad en el conurbano es una invitación a que estudien los que antes no iban o los que abandonaban cansados de viajar para estudiar. Tener una universidad cerca es un primer paso para que la universidad esté al alcance de todes, pero no alcanza. El segundo paso, muchos más complejo de dar, es luchar contra las capacidades expulsivas del sistema universitario. Para ello, se idearon estrategias pedagógicas orientadas a la inclusión de los que el sistema siempre expulsa, acá en San Martín y en todo el país. Estrategias aún en proceso, inacabadas. Por otro lado, la universidad desarrolló experiencias socio-educativas específicas para esos contextos del Área Reconquista, como el CUSAM y la Escuela Secundaria Técnica. Pero además orientó la formación con cursos y capacitaciones para vecines, comerciantes, etc. Muchos de estos cursos son solicitados por organizaciones sociales, vecines e instituciones locales a la universidad.
Con diferentes estrategias, las distintas unidades académicas de la universidad intentan orientar la investigación en relación con San Martín. Esto implica tanto abordar problemáticas locales como compartir los resultados de los estudios con la comunidad.
Por último, la presencia institucional de la universidad en la cárcel, en los barrios,en el basural, en las fábricas ha permitido construir una trama con diferentes actores sociales e institucionales, potenciando contactos e iniciativas que permiten aunar esfuerzos para intentar transformar la cruda realidad local. A modo de ejemplo, en el 2022 el Programa de Desarrollo y Articulación Territorial de la UNSAM coordinó una iniciativa para prevenir el cáncer cervicouterino en las personas detenidas en el penal 48. La universidad diseñó e instrumentalizó, deudor de múltiples y variadas reflexiones sobre estas temáticas, un plan para la realización de test de VPH en mujeres en contextos de encierro. Una vez más, la universidad organizó la estrategia con el municipio y el instituto nacional del cáncer y resultó una experiencia virtuosa.
4.
La universidad sale del campus, rebasa sus fronteras y se impone así, desafíos. En el corazón de la propuesta de TE está el desafío del diálogo. Lo llamamos diálogo de saberes. Porque de nada vale salir de la universidad para llevar “la luz” de un conocimiento encorsetado. Sirve salir si entendemos que nuestros saberes son igual de importantes que los saberes de los otres. El diálogo, siempre complejo, supone suspender, entonces, las asimetrías que reproducimos como sociedad. Para poder salir necesariamente hay que aprender a escuchar y, a partir de ese diálogo, co-construir puentes y posibilidades para el desarrollo territorial.
Cuando la universidad sale de su zona de confort y afronta los desafíos de la intervención se transforma en un doble sentido. Por un lado, formar e investigar teniendo como objeto las problemáticas del medio local y de su comunidad modifica un paradigma. Obliga a la universidad a ser reflexiva acerca de su lugar en la sociedad y sacude los pilares más conservadores sobre los que se asientan nuestras prácticas. Por otro lado, se encuentra con saberes que no puede deslegitimar si desea conducir a buen puerto sus iniciativas. Se construyen con otres. El saber académico instaura un diálogo con otros saberes que nos obliga a bajar de los pedestales, a escuchar otras voces y a respetar otras miradas. Ese saber otro, alteridad del saber, dialoga de igual a igual. Reconocer esas otras lógicas, otros saberes, otras experiencias, otras miradas, otras formas de ser en el mundo son pasos necesarios, ineludibles. Como se evidencia a partir del conjunto de contribuciones que forman parte de este sitio, cada vez que la universidad se anima a ser-en-comunidad, el TE se nutre, crece y se expande. Promueve, así, acciones y proyectos que tienen efectos positivos sobre la vida de les vecines de San Martín. Por eso, el desafío es continuar potenciando y multiplicando la experiencia.