Durante años Guillermo Lizarzuay ha experimentado en distintos medios y lenguajes artísticos. Su actual obra es el fruto de la conjunción de aprendizajes que cada campo le ha brindado.
Su trabajo muestra escenas de la vida cotidiana o de mundos fantásticos, a través de la mirada de un niño que juega con sus soldaditos de plástico. Con composiciones sólidas y colores potentes cada escena se convierte en un ícono que se graba en la memoria: las escenas más livianas cobran importancia y los planteos más serios pierden gravedad ante esta mirada igualadora.