Fotos: Franco Trovato
Son las 7 de la tarde del domingo 16 de junio, y Amalia Granata llega al búnker del hotel Ros Tower en el centro de Rosario. Dos horas después la acompañan 50 militantes de la boleta celeste. El pastor evangélico pentecostal Walter Ghione y abogado católico Nicolás Mayoraz llegaron temprano. Ocupan el segundo y tercer lugar en la lista del Frente Unite por la Vida y la Familia, la boleta que obtuvo casi 300 mil votos. Ghione va y viene con el teléfono y atiende a los medios. Mayoraz está eufórico: ocupará un lugar en la Legislatura y disfruta la derrota del socialista Antonio Bonfatti. Frente al monitor gritan e insultan:
—Pelado, te querés matar.
Granata lleva pañuelo rojo atado al cuello, pantalón, remera negra y zapatillas con plataforma. Casi no usa maquillaje. No se mueve como una líder: habla poco con los votantes, se saca alguna foto y abraza al marido, Leo Squarzon. A él le soplan el minuto a minuto del recuento de votos, ella se queja por la falta de aire acondicionado y vuelve a quedar en silencio.
Cinco jóvenes, dos mujeres y tres varones están a cargo de los cómputos. Los pañuelos solo se ven en las notebooks y en la cartera de la candidata. A las 22 aparecen cinco chicas -llegan desde Buenos Aires para ayudar en la fiscalización- con el pañuelo celeste en el pelo y en la muñeca. Recién cuando se enciende la cámara de un canal local de televisión los pañuelos cobran protagonismo: los agitan. Granata se para al lado de la cronista. Le siguen Squarzon, Ghione, Mayoraz y algunos niños en la primera fila. Atrás, el resto de los integrantes de Unite.
—Vengan todes —dice Ghione con ironía.
El móvil sale en vivo y Granata habla: “Ganó la defensa de la vida, la familia y los valores. La gente eligió a los candidatos que no vienen de la política, que se ponen al hombro los valores y la defensa de la vida y que están en un espacio por convicciones y no por intereses personales”.
—¿Cuántas bancas van a obtener? —le pregunta la periodista.
—No sé —dice ella y mira a Mayoraz.
Él responde y el micrófono vuelve a Granata, que cuenta los proyectos: “Vamos a apoyar a la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad para que no vaya a cometer algo tan atroz como un aborto. Vamos a acompañarla hasta los primeros 2 años de vida del bebé. Queremos cuidar a los niños que la provincia descuidó”.
El grupo sale a la calle a festejar con bombo y megáfono. Saltan, cantan y comen del catering apoyado sobre el capó de un auto: “Vamos, vamos los provida a gobernar, con Amalia, Walter Ghione y Mayoraz. Nadie los podrá parar”.
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La candidatura de Granata en 2019 marcó una diferencia. Si en 2017 era una famosa más que incursionaba en política, este año se volvió la cara visible de la primera experiencia electoral exitosa de los sectores antiderechos en la Argentina. Ella se volvió la aliada perfecta para que los opositores de las leyes de ampliación de derechos consigan bancas en la Legislatura santafesina. Y lo hicieron a través del Frente Unite por la Vida y la Familia, una alianza opositora a la interrupción voluntaria del embarazo que busca canalizar el voto de quienes en 2018 habían estado en contra del proyecto de ley Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
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El domingo 26 de abril de 2019 Amalia Granata llegó a la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR apenas pasadas las 8. Tenía puesto un jean azul claro, remera y un saco de hilo blanco que llegaba casi hasta los pies. En la cartera, pañuelo con la frase “salvemos las dos vidas”. Su cara sonriente estaba impresa en uno de los casilleros de la boleta única de Diputados provinciales de Santa Fe: era una de 25 opciones para marcar.
En la mesa 4266 la recibió María Pía, una profesora de yoga que, como siempre, llevaba el pañuelo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito atado al cuello.
Apenas Granata la vio, le cambió la cara. Se puso nerviosa y casi se olvida el DNI. Uno de sus asesores sacó fotos: mientras miraba con asco a la auxiliar de mesa, mientras firmaba la planilla y mientras ponía las boletas en la urna.
A las 8.40 y en plena veda electoral Ghione, que la acompañaba, tuiteó: “#PASO2019 Claro acto de provocación de la presidenta de mesa (4266) recibiendo a @AmelieGranata con el pañuelo verde. Nosotros pidiéndoles a nuestros militantes que no lleven el pañuelo celeste para no provocar y vivir la verdadera fiesta de la democracia. Así estamos en #SantaFe”.
#PASO2019 Claro acto de provocación de la presidenta de mesa (4266) recibiendo a @AmelieGranata con el pañuelo verde. Nosotros pidiéndole a nuestros militantes que no lleven el pañuelo celeste para no provocar y vivir la verdadera fiesta de la democracia. Así estamos en #SantaFe pic.twitter.com/hI1aZgS0il
— Walter Ghione (@Walterghione) 28 de abril de 2019
Las imágenes se compartieron entre miles de personas a favor y en contra de la legalización del aborto. No hubo distinción: la auxiliar de mesa era una heroína y una villana por igual. Mientras tanto, María Pía no entendía por qué tenía el teléfono estallado de mensajes. Recién a la medianoche, cuando terminó el escrutinio, se enteró de todo y aclaró que no había querido provocar a Granata, que lleva el pañuelo a todos lados y que la foto había sido viralizada por el propio equipo de la candidata.
Con 146 mil votos, Granata fue la tercera candidata más votada para el cargo de diputada provincial. Ghione y Mayoraz, segundo y tercero en la lista, también quedaron con altas probabilidades de ingresar. Casi dos meses después, el domingo 16 de junio de 2019, el Frente Unite por la Familia y la Vida obtuvo 284.755 votos y logró que por primera vez en la historia haya un bloque unificado de seis diputados “celestes” en la legislatura santafesina.
La estrategia de provocación en redes sociales no fue la primera ni la última vez que se puso en marcha desde Unite. El 29 de mayo, un día después la presentación por octava vez del proyecto de IVE en el Congreso Nacional con movilizaciones en más de cien ciudades del país y del mundo, Amalia Granata y los candidatos de su lista llegaron a las puertas del hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez, a 11 kilómetros de Rosario. A través de Twitter dijeron que estaban escrachando a uno de los “hospitales aborteros” de la provincia de Santa Fe. Con unas 20 personas posaron para la foto e hicieron un pañuelazo.
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La primera vez que Amalia Granata decidió entrar en la política fue hace dos años cuando intentó ser diputada nacional. Anunció que lo haría dentro del espacio UNA Santa Fe Renovada, alianza que a nivel nacional llevaban adelante Sergio Massa y Juan Manuel de la Sota. Para presentarse en Santa Fe, UNA Renovada lo hizo dentro de la interna de Partido Popular, un espacio del cual Granata hoy se dice fundadora pero que en las PASO de 2017 era un sello partidario preexistente bajo el que se postularon otras cinco listas. Ella se impuso en las internas con 45 mil votos y en las generales sacó 60 mil. No alcanzaron para obtener una banca en el Congreso Nacional. Era otro momento: no había pasado la marea verde de 2018 -ni Bolsonaro por Brasil- y pocos sabían que la mediática se oponía a la legalización del aborto.
Su candidatura aparecía como la de otros famosos que habían incursionado en la política electoral. En la provincia existen antecedentes. En los 90, Carlos Reutemann pasó de ser un popular corredor de autos a gobernador provincial por el peronismo. En 2011 y 2015, el comediante Miguel Del Sel intentó lo mismo dos veces por el Pro. En la ciudad de Santa Fe el periodista Emilio Jatón llegó a senador en 2015 y a concejal en 2017 por el socialismo. Y en estas elecciones se convirtió en intendente. En las últimas elecciones el cantante de cumbia Marcos Castelló fue elegido senador del departamento La Capital por el peronismo; el periodista Marcelo Lewandowsky logró lo mismo en el bastión del socialismo, el departamento Rosario, desplazando a la actual intendenta Mónica Fein; la periodista Susana Rueda fue la concejala más votada en Rosario por el socialismo; también consiguieron lugares el cocinero Marcelo Megna (Cambiemos), el ídolo de Rosario Central Aldo Pedro Poy (socialismo) y el ex jugador de Newell's Ariel Cozzoni (Unite).
Hasta el año pasado Granata era una exponente de la televisión de chimentos. Había participado de Gran Hermano y luego como panelista de varios programas. Su vida privada siempre fue pública: las dos veces que estuvo embarazada pasó por el living de Susana Giménez. Y cuando empezó su campaña política, también. En 2018 se posicionó como una de las figuras en contra del aborto junto al periodista Mariano Obarrio. Siempre repite lo mismo: ella no tiene un problema moral o religioso, sabe que el aborto existe y que hay mujeres que mueren, pero no está de acuerdo con la decisión. Por eso tiene que seguir siendo clandestino.
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El debate por la legalización del aborto puso en escena la ley educación sexual integral (ESI), sancionada en 2006. Más de una década después, sólo 9 de 24 provincias la aplican. Cuando el 5 de septiembre de 2018 las y los legisladores trataron cambios para ampliación de la ESI, las comisiones se llenaron de pañuelos celestes. Referentes de las iglesias Católica y Evangélica rechazaron los cambios. Empezó a sonar y a replicarse en redes una frase que parecía nueva: “Con mis hijos no te metas”. Pero no es nueva: surgió en Perú en 2016 y hoy se extiende por Latinoamérica y Caribe, Estados Unidos, Francia, Japón, Australia y Nueva Guinea.
“Con mis hijos no te metas” llegó a Santa Fe el 20 de septiembre de 2018: Rosario amaneció empapelada con carteles casi idénticos a los peruanos firmados por dos organizaciones evangélicas (Comunidad Redentor y Consejo de Pastores) y una católica (Rosario Te Quiero Provida). Eran al menos 70 afiches enormes de 4,20 por 2,10 metros, con un costo de exhibición de entre $70 y 80 mil por dos semanas. Lo mismo pasaba en Córdoba, incluso hubo publicidad en los colectivos urbanos. En la ciudad de Santa Fe organizaron una movilización frente a la Legislatura para oponerse al tratamiento de la ley de educación provincial, que incluía la ESI actualizada. En la marcha repartieron volantes del partido Bandera Vecinal, la agrupación neonazi que lidera Alejandro Biondini.
Cuando surgió en Rosario la campaña “Con mis hijos no te metas” uno de sus impulsores, el pastor pentecostal Ghione, contó al diario El Ciudadano de Rosario que querían formar un frente electoral nacional y provincial puramente “provida”. El debate por la legalización del aborto había generado malestar en los sectores evangelistas porque no se imaginaban que el presidente Mauricio Macri podía habilitar la discusión.
El pastor está al frente de uno de los 27 templos de la iglesia Ministerio Jesucristo Pan de Vida de Rosario. Su abuelo, su padre y sus hermanos también forman parte del movimiento que se despliega en todo el país. Entre 1995 y 2017 la religión evangélica pasó de representar el 1 por ciento de la población argentina al 9,5.
Para Ghione lo más importante era que el frente estuviera conformado por personas que tuviesen por objetivo la “defensa de las dos vidas” y como enemigo a la “ideología de género”, a la que definió como un conjunto de ideas que expresan que la sexualidad es una construcción social. El pastor ya había intentado tres veces ocupar un cargo legislativo, y no lo logró.
Durante la entrevista, Ghione habló de la ESI:
—Estamos a favor de una educación sexual con una base científica y biológica. Estamos muy enojados e indignados porque de la misma manera que nosotros no vamos a dar educación sexual con contenido religioso, no queremos que nuestros hijos reciban una educación basada en ideología de género. La homosexualidad es una elección personal e individual que debe ser respetada, pero no hay que elevarla a un nivel por encima de todo lo demás. Es un momento difícil de la sociedad, en donde se quieren levantar derechos de unos por encima de los de todos.
—¿Qué derechos?
—El autopercibimiento de las personas, por ejemplo. Nos parece algo muy triste que uno tenga que aceptar esa condición y dirigirse a alguien por la forma en que se autopercibe y no llamarlo por lo que uno ve y piensa.
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En julio de 2010 Walter Ghione y el abogado Nicolás Mayoraz coincidieron en un acampe en la plaza Pringles sin saber que casi una década después unirían fuerzas para una lista electoral. Era la semana previa a la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario y ellos formaban parte de las organizaciones que estaban en contra.
El abogado fue el otro eslabón necesario para la alianza del Frente Unite de Amalia Granata. Es el vínculo con la iglesia Católica (ha sido relacionado con el Opus Dei) e integra Abogados por la Vida y Rosario Te Quiero Provida. Durante años fue una de las figuras fijas en los debates radiales y televisivos de Rosario cuando se tocaba el tema del aborto o cualquier otro que involucrase la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Su compañera de equipo solía ser la docente y asesora del Arzobispado Verónica Porcelli de Baró Graf. Tanto ella como Mayoraz intentaron en distintos momentos ser elegidos para un cargo legislativo, sin suerte.
En 2007 Mayoraz presentó un recurso de amparo para declarar inconstitucional la ordenanza municipal que en 1996 había creado el Programa de Procreación Responsable. La norma fue la primera de todo el país y permitió la entrega de anticonceptivos gratuitos en la salud pública de Rosario. Un año después presentó otro amparo para frenar una ordenanza que habilitaba al municipio a entregar pastillas del día después en hospitales y centros de salud. Mayoraz argumentó que se trataba de un método abortivo. En ambos casos la Justicia lo rechazó.
En 2018 expuso en Diputados durante el debate por el aborto. Este año, durante la campaña, rechazó una invitación del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencia Política de la UNR por usar lenguaje inclusivo: no le gustó el “candidatxs”.
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El 23 de diciembre de 2018 Amalia Granata inscribió al Frente Unite por la Vida y la Familia en el tribunal electoral de Santa Fe. La campaña empezó de lleno en febrero, basada en un discurso de antipolítica y austeridad. Granata repitió que formaba parte de un espacio de personas que no venían de las estructuras partidarias tradicionales. Era “gente común que quería defender la vida y la familia”. Dicen que sólo invirtieron $20 mil pesos y los invirtieron en folletos.
En las calles parecía cierto. A diferencia de los demás candidatos, los del Frente Unite por la Vida y la Familia no tuvieron sus caras en la cartelería callejera. El rostro conocidísimo de Granata no era necesario en las paredes. Mientras los principales referentes de la política salían en medios locales, Granata iba a la tierra en la que se sentía más cómoda: el programa de Moria Casán y Polémica en el bar. Ella no aparecía necesariamente como candidata, cumplía el rol de una invitada que llegaba con la particularidad del pañuelo celeste en la muñeca. Hablaba de su vida, de su marido, de sus hijos y de su candidatura en el mismo nivel.
En paralelo, la estructura de Ghione y las alianzas de Mayoraz se combinaron para hacer campaña en territorio y en redes sociales, especialmente whatsapp. Tenían contactos de seguidores de las iglesias evangélicas y de las organizaciones “provida” que funcionan en distintos lugares de la provincia. También fueron fundamentales los integrantes de la “red de twitteros por la vida” que funciona en Córdoba y Entre Ríos.
El discurso tuvo dos enemigos: la inseguridad y la política de salud local. En todas las entrevistas Granata denunció a Santa Fe como la provincia en la que se cometía un flagelo porque las mujeres podían abortar libremente. El caso de Rosario fue el más atacado por tener una experiencia modelo en salud sexual y reproductiva.
Rosario tiene un récord: desde 2012 no hay muertes de mujeres por aborto clandestino gracias a la aplicación de los protocolos de Interrupción Legal del Embarazo (ILE). Por año se hacen entre 500 y 600 abortos con las técnicas más seguras: el misoprostol que viene en pastillas y permite a la persona gestante abortar de manera ambulatoria en el lugar que prefiera y la Aspiración Manual Endouterina (Ameu), que tampoco necesita internación. Desde 2013 el protocolo se aplica en el resto la provincia y el misoprostol se entrega de manera gratuita.
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La mañana del domingo 16 de junio de 2019 Amalia Granata votó en la Facultad de Ciencias Médicas. María Pía fue de nuevo auxiliar de mesa y otra vez llevó su pañuelo verde. Entre las 8 y las 18 más de 280 mil santafesinos y santafesinas marcaron con una cruz o una tilde la opción de Unite. El Frente sacó el 15 por ciento de los votos y fue la tercera lista más votada, por encima de la alianza Cambiemos y por debajo del Frente Progresista Cívico y Social y el Frente Juntos.
La lista de diputados que entrará con Granata la completan la santafesina Betina Florito, el rafaelino Juan Domingo Argañaraz y Natalia Armas. Fiorito es fonoaudióloga y se define outsider de la política aunque había integrado una lista de concejales en 2013 por Unión Pro. Argañaraz viene del sector evangélico y es profesor universitario. El año pasado participó de los debates televisivos en contra de la legalización del aborto y dijo su iglesia promueve la abstinencia sexual como método anticonceptivo. Después del rechazo, impulsó con la organización Rafaelinos Por la Vida una ordenanza municipal para crear un centro de atención a la embarazada e impedir la aplicación del protocolo de ILE. El proyecto se aprobó en diciembre y desde el Ministerio de Salud provincial se pronunciaron en contra y se comprometieron en seguir garantizando las ILE en esa ciudad.
Rafaela es la tierra del gobernador electo Omar Perotti. Rafaelinos por la Vida presionó para que el senador votara en contra de la legalización del aborto (Perotti finalmente se abstuvo). Una semana antes de la definición en el Senado entregaron al diputado provincial Roberto Mirabella 9 mil firmas en contra del proyecto. Él es uno de los hombres más cercanos a Perotti y será su reemplazo en el Congreso Nacional si no ocupa un cargo ejecutivo en la gestión provincial.
En Rafaela la lista de Granata salió segunda, con el 23 por ciento de los votos.
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El Frente Unite ganó fuerza pero por ahora no construye mayoría. El voto a favor de la legalización del aborto tuvo representación en las otras listas. Salvo Cambiemos y Unite el resto de los espacios políticos sumaron a feministas a las listas. Más de la mitad de la Cámara Baja estará conformada por el Frente Progresista Cívico y Social. Si bien dentro de los 28 diputados que entrarán no todos se han manifestado sobre la IVE, gran parte del bloque integra el ejecutivo actual y defiende el sistema de salud santafesino. El peronismo llegará con siete diputados: 5 están a favor de la IVE. Una de ellas es Lucila De Ponti, actual diputada nacional del Movimiento Evita y una de las sororas en el Congreso. Los cuatro ingresos que suman los frentes Social y Popular e Igualdad y Participación, liderados de Carlos del Frade y Rubén Giustiniani respectivamente, están a favor del aborto legal.
El gran problema de la Legislatura santafesina es el Senado, que ha tapado todos los debates de ampliación de derechos que llegaron con media sanción en los últimos años. Sólo en 2018 quedaron sin tratamiento paridad, cupo laboral trans, ley de educación provincial y ley de educación sexual integral. En la nueva etapa será fundamental el rol de la vicegobernadora electa Alejandra Rodenas, ya que la mayoría de la Cámara Alta responde al peronismo.
Por otro lado, el armado de Santa Fe no tuvo un efecto derrame en las elecciones nacionales. No hubo presentación de otras listas puramente identificadas con el pañuelo celeste. Si bien en septiembre del año pasado hubo un intento de lanzamiento de un frente nacional en Córdoba con Alfredo Olmedo, Cynthia Hotton, Abel Albino y otras personalidades de ese sector, para 2019 la alternativa se desinfló.
Este fue el festejo de Somos Vida el domingo. Así conseguíamos entrar a la Legislatura con un equipo de diputados 100% pro vida. La ola celeste está presente y no la van a callar @AmelieGranata @Walterghione @NicolasMayoraz #SomosVida #amaliadiputada pic.twitter.com/GrDsYOE6mR
— Somos Vida (@SomosVidaOk) 18 de junio de 2019
En la semana de su triunfo Granata hizo todos los intentos para posicionarse a nivel nacional. Hasta último momento, en su entorno especulaban con una candidatura. Acostumbrada a la exposición y a la provocación, primero dijo que esperaba el llamado de Perotti para tomar un café y unir fuerzas. Después anunció que ante un balotaje votaría a Mauricio Macri. Al presidente lo había criticado durante la campaña por su política económica y había dicho que era un político como todos los demás. Finalmente, se reunió con él en la Casa Rosada y lo definió como un hombre que piensa como ella. En el medio pasó por el programa de Pampita y volvió a hablar de aborto: “Lo van a tener que seguir haciendo en la clandestinidad".