La etimología de su nombre –“la que hace justicia distributiva”– mucho tiene que ver con quién es. Estudió antropología, en grado y posgrado, con ansias de cambiar el mundo y luchar contra las desigualdades.
Es becaria del CONICET y docente ad-honorem de la cátedra de Cultura Popular y Cultura Masiva de la carrera de Comunicación de la UBA. Como cree que la (auto)etnografía es la herramienta para entender la perspectiva de los actores, en cada investigación que emprende suele mimetizarse con sus interlocutores, tanto, que en el marco de su tesis de maestría terminó corriendo 42 kilómetros en dos oportunidades para comprender los imaginarios que circulan en el mundo del running.
Fanática del fútbol femenino tanto como de Boca Juniors, su profesión le da la libertad para incursionar también en estos campos.