En sexto grado de la primaria el profesor de plásticas le mandó a hacer un trabajo grupal sobre un artista argentino. Una de sus compañeras contó que en el hall de su edificio, había un mural de un tal Raúl Soldi. Poco después averiguaron que ese artista no sólo había dejado sus trazos en la entrada de ese modesto departamento en la Paternal –donde su amiga vivía en un dos ambientes junto a sus padres abogados– sino que entre otras cosas, había pintado la cúpula del Teatro Colón. Sin internet, ni Wikipedia en el horizonte, esas niñas decidieron consultar las páginas amarillas de la guía telefónica. Al cuarto llamado de la larga lista de Soldis, les atendió el mismísimo Raúl y las invitó a su casa en Glew donde podría darles la información que buscaban. Viviana Usubiaga nunca olvidará ese viaje en tren hasta la casa del primer artista que “entrevistó” y, sin ser su fan, guarda como un trofeo la estampa autografiada que le regaló a cada una. 

Muchos años más tarde estudió Historia del Arte hasta doctorarse en la Universidad de Buenos Aires. Hoy es investigadora del CONICET, docente en la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y profesora de posgrado en el IDAES-UNSAM. Es curadora independiente; co-autora de Arte y Literatura en la Argentina del siglo XX, y autora de Imágenes Inestables. Artes visuales, dictadura y democracia en Buenos Aires.