A sus quince años, Mauro estuvo en Cromañón. Después de varios días en coma, despertó. Desde entonces, se moviliza contra las condiciones estructurales que producen crímenes sociales como el que lo atravesó. Descubrió en Greenpeace la independencia política que buscaba para militar; se sumó como voluntario y trabajó en la organización ecologista durante más de doce años. Hizo campañas, política y comunicación. Lideró e integró campañas nacionales e internacionales por los glaciares, contra la energía atómica, la incineración de residuos, la perforación petrolera en el Ártico y el fracking en Vaca Muerta. Fue delegado de la organización ante el G20 y la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Fue vocero en medios nacionales e internacionales. Después del femicidio de Soledad Bargna, y junto a su familia, Mauro impulsó y logró la sanción de una ley para robustecer la ejecución de la pena por delitos sexuales. A inicios de 2020, dejó Greenpeace y fue elegido como Atlantic Fellow por el Instituto Internacional de las Desigualdades de la London School of Economics. Trabaja en forma independiente, escribe para intentar entender y explora las relaciones entre clima, energía y desigualdad.