El 1º de diciembre de 2008 Daniel Riera fue a la cena anual del Círculo de Ventrílocuos Argentinos sin saber que ese día su vida cambiaría para siempre. Para su libro Buenos Aires Bizarro había entrevistado a muchos de los ventrílocuos que estaban allí. Sobre el final de la velada sortearon un muñeco. Salió el número 30. El cronista miró su número. Desde entonces, Riera ya no está solo.

Además de periodista y escritor, es ventrílocuo. Y Oliverio, el muñeco, un integrante más de su familia. Lo quiere. Una tarde, Riera se bancó que su esposa, enojada, no lo saludara. Pero le recriminó que ignorara a Oliverio. ¿Qué culpa tenía el muñeco?

Su suegra le tejió un suéter rojo a Oliverio pero se negó a tejer uno igual para él. Otra noche, el cronista mandó al diablo a su hermana porque hizo un comentario sarcástico sobre sus muñecos. Ah, porque ya son dos: Oliverio y Leticia.

Riera (no Oliverio) nació en 1970. Es uno de los fundadores –y actual editor- de la revista Barcelona. Es autor de los libros:Vas a extrañarlo, porque es justoSexo telefónicoEl carácter Sea MonkeyNuestro Vietnam y otras crónicas yVentrílocuos: Gente grande que juega con muñecos; entre otros. Publica crónicas en revistas de todo el continente y sus trabajos formaron parte de varias antologías.

Como ventrílocuo, creó el dúo Paco y Oliverio, a quienes se suma, a veces, la muñeca Leticia. El nombre del dúo es un homenaje a dos poetas que ama: Paco Urondo y Oliverio Girondo.

Además de los muñecos, escribe sobre otras pasiones. Es fanático de Independiente de Avellaneda y ha publicado crónicas sobre Ricardo Bochini, sobre goles del Rojo perdidos en la historia y sobre un historiador del club con un proyecto demencial. Cada tanto va a la cancha.

El 12 de mayo de 2012, después que su equipo perdiera 3 a 0 ante un rival de medio pelo, Riera salió del estadio cabizbajo, en silencio, mirando el asfalto de la calle Alsina. Esa noche, quizás, compartió sus preocupaciones futbolísticas con Oliverio y Leticia.